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costa. A D. Francisco de Alarcon, Oidor de Granada, se dió plaza de Alcalde de Córte, y va á Nápoles á la averiguacion de los negocios del duque de Osuna; el licenciado Garciperez de Araciel, del Consejo Real, se añadió á la Junta de la reformacion y censura. Hábito se ha dado á D. Francisco de Mendoza Centurion. Vino el conde de Monredondo, Cazador mayor de Portugal, los marqueses del Carpio y Ayamonte y el conde de Torrejon; á D. Cristóbal de Rojas y Sandoval, se le dieron cincuenta y cinco escudos al mes en Flandes. La señora duquesa de Cea ha visitado estos dias á los jueces de su suegro, acompañada de su madre, la señora duquesa de Medina de Rioseco, y grande acompañamiento de señores y Grandes, á pié y en coches. A los Gentiles hombres de la boca mandó su Majestad que se les guardase la antigüedad que tenian en los libros de su padre, aunque jurasen después. Han hecho de la boca á D. Cristóbal Colon, hijo del duque de Veraguas; á D. Francisco Mejía, hijo del marqués de la Guardia; á D. Fernando de Guzman, su tio, y á D. Gabriel de Chaves. La Junta de jueces de D. Rodrigo Calderon ha andado liberalísima estos dias, premiando los oficiales y ministros que han

andado en la causa: al secretario Lázaro de los Rios dieron tres mil y cuatrocientos ducados; á Gaspar Perez, escribano, dos mil, y mil al relator Molino. Sobre la súplica, si se habia de admitir, de Don Rodrigo Calderon, tienen los jueces diversas juntas, llamando para éste punto los mayores letrados desta Córte; que se duda que haya grado de suplicacion, porque cuando se procede en una causa por particular y absoluta comision, y se consulta, y el Príncipe responde, abstrae á sí el juicio; y así, si no es de spetiali mandato Principis, no queda remedio en derecho. Hácense muchas diligencias de parte de D. Rodrigo, para conseguir la súplica, la que doctamente contradice el Fiscal de la causa; ha hecho recusacion de jueces, háse dado por ninguna, y condenádole en la pena. El Padre Gerónimo de Florencia apadrinó al Comendador mayor de Aragon, y al conde de la Oliva, su nieto, para besar la mano á su Majestad sobre la súplica; la marquesa de Siete Iglesias y sus hijas, cubiertas de luto, han ido diversas veces á hablar al Comendador mayor de Leon, para que interceda con su Majestad, y hasta ahora solo se ha negociado se remita á los jueces, para que vean si en justicia tiene lugar la sú

plica. A D. Pedro Fernandez de Mansilla, Alcalde desta Córte, le han dado comision de ejecutar la sentencia de D. Rodrigo Calderon, en la causa civil, con cédula particular de su Majestad, y así se aperciben muy aprisa los bienes, para hacer almoneda que está ya empezada. Murió el marqués de Loriana, y ha casado el conde de Chinchon con la viuda, marquesa de Salinas, y dióle su Majestad facultad para dejar, después de sus dias, de su mayorazgo, cuatro mil ducados de renta de por vida á la Condesa. Hay junta en casa del Confesor de su Majestad, y fórmanla su Paternidad Reverendísima, Don Baltasar de Zúñiga, el conde de Benavente y los oidores D. Juan de Chaves y D. Francisco de Tejada. A D. Pedro de Toledo, marqués de Villafranca y príncipe de Montalván, hizo su Majestad merced del oficio de Capitan general de España, con diez mil ducados de sueldo, y que le goce desde que salió de Milan. El conde de Olivares da audiencias y recibe memoriales con ventura de los pretendientes, pues su gran cristiandad y prudencia les promete á todos felices sucesos. A Don Pedro de Cifuentes, Fiscal del Consejo Supremo de la Inquisicion, se le dió plaza de Inquisidor del mismo Consejo, y la

suya á D. Pedro de Guevara Gaviria, Inquisidor de Logroño; el obispado de las Canarias se dió á D. Juan de la Torre, Inquisidor de Cuenca, y el de Orense al Padre maestro Fray Pedro de Herrera; á D. Juan Chacon el oficio de Auditor del Infante Cardenal; el corregimiento de las Cuatro Villas de la mar, á D. Gerónimo de Herrera; el de Gibraltar al capitan Mesía de Bocanegra; el de Bilbao al licenciado Francisco Gonzalez de Salazar; el de Salamanca á D. Diego de Hozes; el obispado de Motala á D. Francisco Salucio; el de Hiberito á D. Gerónimo de Costanzo; el de Galipoli al obispo del Aguila; el arzobispado de Lanchano al Camarero del cardenal Montalto.

Avisan de Francia que aquel Rey hacia poblar una citadela en San Juan de Angelis, que en dias atrás ocupó por asédio, y que tenia apretada la Rochela y no queria concierto con los rebeldes della, y habia mandado al duque de Guisa la cercase por mar, y al de Pernon por tierra. Y caminando el Rey Cristianísimo á Lenguadoc, se le rindió la ciudad y fortaleza de Clerac, concediendo las vidas á los vecinos y soldados, sólo mandó ahorcar á cuatro, los más principales del rebelion, y echar por tierra la fortaleza; y porque

no se saquease la ciudad dieron cincuenta mil ducados: y asimismo se rindió Nismes y Mompeller, y, prosiguiendo el Rey su viaje á Montalván, se le rindieron otras fuerzas. De Alemania avisan que la Majestad Cesárea habia mandado hacer justicia en Praga de trienta y tres señores rebeldes, y que, saliendo el conde de Bucoy á reconocer un puesto, con algunos imperiales, habia sido muerto en una celada, con general sentimiento del César y de los católicos, por la pérdida de tal soldado; y que se pelea cada dia en Alemania con el ejército del de Mansfelt y otros rebeldes, y en Hungría con los rebeldes y el Transilvano, y ordinariamente con prósperos sucesos de los imperiales. De Polonia avisan que el gran Turco está en Andrinópoli con ciento veinte mil hombres, y aguardaba llegase á trescientos mil para entrar en Polonia; y que los cosacos hacian grandísimo daño á los turcos en el Mar Negro, y habian llegado á seis leguas de Constantinopla, y puéstola en gran espanto; y que habian cogido dos bajeles cargados de artillería y armas, y que, habiendo entrado en la Valaquia gran número de turcos, fueron echados por los polacos con gran pérdida de los turcos; y que, habiendo hecho puentes en el Danubio,

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