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la confesion con cargos el licenciado Garci Perez de Araciel, del Consejo Real (13 de agosto). Condenáronle en veinte mil ducados y ocho años de destierro á veinte leguas de la córte; y aunque mas adelante por especiales consideraciones le indultó el rey (19 de diciembre de 1622), y le confirió el cargo de virey de Cataluña, al fin murió entre cadenas en Alcalá de Henares (31 de mayo, 1624). Tal fué el remate que tuvo el famoso duque de Uceda, mal ministro y peor hijo, y á quien por lo mismo ni siquiera tuvo compasion el pueblo en sus infortunios y calamidades.

Mucho valió al anciano cardenal duque de Lerma el capelo de que habia tenido la oportunidad de investirse, para no tener un fin mas desventurado, si bien tampoco le tuvo venturoso, porque desterrado por cédula real en Tordesillas, y convalecido de una enfermedad que le puso á dos dedos del sepulcro y de que estuvo ya desahuciado, alcanzó al fin su libertad por mediacion del pontífice y del colegio de los cardenales (1). Mas á poco tiempo, queriendo el rey recuperar algunas sumas que á pretesto de mercedes ó remuneraciones de servicios se habian defraudado al patrimonio, y particularmente las donaciones hechas al duque de Lerma, nombró para ello jueces especiales,

(1) En los manuscritos de la Biblioteca Nacional (H. 54), Sucesos del año 1621, se halla una tierna carta del papa Gregorio XV., al cardenal duque de Lerma, fecha 22

de agosto 1621: «Hijo nuestro querido (le dice); las buenas obras y oficios con que tan frecuentemente has honrado la silla apostólica, etc..

y dió un decreto de su mano que decia: «Por cuanto, entre otras cosas depravadas que el cardenal duque de Lerma hizo despachar en su favor con ocasion de su privanza, fué una etc.....» Las palabras de este decreto hirieron vivamente al antiguo privado de Felipe III, hízose la informacion y el duque-cardenal fué condenado á pagar al fisco setenta y dos mil ducados anuales, con mas el atraso de veinte años por las rentas y riquezas adquiridas en su ministerio. El anciano cardenal, en cuyas manos habian estado tantos años los destinos de España, no pudo resistir á este golpe y murió de pesadumbre como su hijo (1).

Escusado es decir que por este órden y de una forma ú otra fué el de Olivares abatiendo á todos los parientes, amigos y hechuras de los antiguos ministros que estaban en altos puestos, y que hizo grandes mudanzas en los consejos y tribunales, tal como la presidencia de Castilla, de que despojó á don Fernando de Acebedo, y á la cual elevó á don Francisco de Contreras, uno de sus mas parciales, y uno de los jueces en la causa de Calderon.

Dió las llaves de gentiles hombres á su cuñado el marqués del Carpio y á don Luis de Haro su sobrino, la

(1) En un tomo de manuscritos de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, titulado: Memorial de cosas diferentes y curiosus, se encuentra una larga y curiosisima informacion que el fiscal don Juan Chumacero Sotomayor, del Consejo de las Ordenes, hizo de las

mercedes y donaciones hechas al cardenal duque de Lerma. Ocupa este importante documento desde el fólio 21 hasta el 79.-El decreto condenándole en los 72,000 ducados se halla entre los MM.SS. de la Biblioteca Nacional.

grandeza de España al conde de Monterey, cuñado suyo tambien, y á este tenor fué haciendo mercedes y proveyendo todos los cargos de dentro y fuera de palacio en sus parientes y particulares amigos.

De entre sus favorecidos era el que mas valia su tio don Baltasar de Zúñiga, hombre íntegro, de talen to, y práctico en los negocios de Estado.

A consejo de Zúñiga se atribuye el acuerdo de celebrar aquel año córtes en Madrid (1621) para ver los medios de reparar la hacienda, que las guerras y las imprudentes donaciones de los anteriores reinados tenian no solo exhausta sino empeñada, y para corregir los demas desórdenes y males que afligian al reino. Hízose en ellas una triste, pero harto verídica pintura de estos males, y acordóse, despues de mucha deliberacion, que se ejecutara la consulta del Consejo de Castilla sobre recobrar todas las enagenaciones hechas por el capricho del duque de Lerma en el anterior reinado. Notables son la proposicion y discursos que en estas córtes dirigió al rey don Mateo Lison y Biezma, procurador por Granada. Haciale ver la necesidad de remediar los daños de la despoblacion á que habia venido el reino, las costas y vejaciones que causaba á los pueblos la manera de cobrar los tributos, los inconve~ nientes del estanco de la pólvora, de los raipes, del soliman, del azogue y de otros muchos artículos, el daño de la introduccion de tantas manufacturas estran

geras, el abandono la falta absoluta de pagas en

y

que se tenia á la gente de guerra de las costas y presidios, los perjuicios de tantas fundaciones de capellanías y tanta acumulacion de bienes raices en el brazo eclesiástico, la mala eleccion que se advertia en el nombramiento de corregidores, gobernadores y jueces, y la necesidad que habia de que una junta compuesta de consejeros y ministros de la corona, en union con otros tantos diputados de las ciudades, nombrara con mas conocimiento y con mayor copia de informes los que fueran mas útiles al servicio de la república, y que los méritos y servicios se remuneráran con honras y no con dinero. Triste es el cuadro que hacia de la despoblacion de España. «Muchos lu<gares se han despoblado y perdido..... los templos «caidos, las casas hundidas, las heredades perdidas, las tierras sin cultivar, los habitantes por los caminos «con sus mugeres é hijos mudándose de unos lugares «á otros buscando el remedio, comiendo yerbas y rai«ces del campo para sustentarse; otros se van á dife«rentes reinos y provincias, donde no se pagan los «derechos de millones..... Y estas necesidades, per«diciones y daños llegan, católico señor, pocas veces á los oidos de V. M., porque hay pocos que los di«gan, y los que para ello tienen ocasion solo tratan «de sus pretensiones y acrecentamiento..... etc (1),»

(1) Coleccion general de Córtes, Leyes, Fueros y Privilegios, tomo XXVII. Reinado de Felipe IV.

MS. de la Real A ademia de la Historia.

Para remediar la despoblacion y la miseria proponian entre varias medidas la de obligar á los prelados, títulos y otros señores de lugares y mayorazgos, que no tuvieran ocupaciones y cargos forzosos en la corte, á que pasaran á residir en sus estados, donde darian trabajo á los jornaleros y pobres, y remediarian sus necesidades, permitiéndoles tambien sembrar algunas dehesas y baldíos, con cuyos aprovechamientos fueran pagando lo que debian. Otros semejantes y nada desacertados consejos daba tambien para la acertada eleccion de los gobernadores y ministros de la justicia, así como para impedir que los eclesiásticos adquirieran bienes raices con título de capellanías, memorias y fundaciones, y sobre otras materias de gobierno, muy especialmente para el desempeño de la hacienda. Entre ellos descuella el pensamiento de la fundacion de bancos para socorro de los labradores, con las precauciones y seguridades necesarias para que no se convirtieran en objeto de especulacion para administradores y logreros (1).

El rey y el conde de Olivares, ó movidos por estos

(1) Dos fueron los memoriales que en este sentido presentó aquel celoso procurador al rey. Al final del segundo dice: Este memorial y apuntamientos di á S. M. en « audiencia que dió á 24 de noviem«bre de este presente año de 1622, y le supliqué y pedí por Dios todopoderoso le viese la Real persona, porque importaba á su real servicio y bien público. S. M. le

tomó, y dijo que le veria. »

No satisfecho con esto, escribió despues un interesante é ingenioso opúsculo titu'ado: D ́álogo entre Rey poderoso, Reino afligido y Consejero desapasionado: que contiene muy saludables advertencias sobre las necesidades del reino y la manera de irlas remediando.-En el mismo volúmen antes citado..

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