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pos, el inferior dórico y jónico el superior, único residuo importante que queda hoy en pié del famoso monasterio. Hemos alcanzado nosotros su Iglesia, espacioso templo ojival, y el antiguo retablo gótico dividido en compartimentos. En el presbiterio, á la izquierda del altar mayor, estuvo colocada la famosa estatua de san Jerónimo del Torrigiano, que hoy se conserva en el Museo provincial. No fué ésta la única obra que aquel gran escultor florentino ejecutó para el monasterio que nos ocupa; pero sí la única que subsiste; porque aunque hay quien afirma que la célebre estatua de la Virgen con Jesús niño, que fué ocasión de la trágica muerte del impetuoso artista, existía en el aula del convento (1), nadie hoy tiene noticia de ella. La majestuosa reedificación de Felipe II, que por su situación privilegiada fué el encanto de Felipe IV, era hace unos cuarenta años colegio seglar, y cuando nuestro primer viaje á Sevilla, fábrica de cristales, y luego, por efecto de la marcha descendente que hoy siguen las casas donde se albergaron y tánto florecieron los antiguos institutos religiosos, el convento de PP. Jerónimos de Buenavista ha concluido en madriguera de lagartijas!

Convento de Santo Domingo de Portaceli de la orden de Predicadores.-Se fundó en 1450 entre la huerta del rey y el acueducto de Carmona, en frente de San Benito, aprovechando el solar de una ermita dedicada á Santo Domingo. Fué el fundador Fr. Rodrigo de Valencia, confesor de Enrique III, que murió siendo prior de esta casa en 1465. Al lado de este monasterio estaba el grande y hermoso jardín del Cardenal, así llamado desde que fué propiedad del arzobispo cardenal don Pedro González de Mendoza.

Convento de monjas dominicas de Santa María la Real, fundado en 1410 por religiosas del monasterio de Santo Do

(1) En el año 1840 lo escribía así el inglés Standish.-V. su obra, ya varias veces citada, pág. 260.

mingo el Real de Toledo, á petición de una virtuosa mujer de Sevilla llamada Maria la pobre.-La licencia para fundarlo fué obtenida del Patriarca don Alonso de Exea por ruego de la infanta doña María, hija del rey don Pedro, que había profesado en el referido monasterio de Toledo, de la reina doña Catalina y del infante don Fernando. Erigióse el nuevo convento en la parroquia de San Vicente y calle de la Zapatería, en las mismas casas donde moraba María la pobre con otras devotas que la acompañaban en sus buenas obras. Los propósitos de aquellas personas reales de dotarlo espléndidamente, no llegaron á tener efecto, quedando el convento con autoridad de real pero en condición de pobre. La insigne matrona doña Guiomar Manuel, de quien hemos ya hablado describiendo la catedral, y á quien tendremos ocasión de recordar nuevamente, hizo á la naciente comunidad considerables limosnas, estipulando de las Sorores de Santa María la Real la obligación de asistir todos los años el día de Difuntos en la Santa Iglesia á orar sobre su sepultura y la de sus padres: obligación muy al uso en aquellos tiempos en que todavía no estaban las monjas obligadas á guardar clausura. Su templo, siempre humilde, fué renovado á fines del siglo XVII.

Convento de religiosas jerónimas de Santa Paula.-Le fundó en 1475 la venerable madre Ana de Santillán, y mandó labrar su iglesia doña Isabel Henríquez, marquesa de Montemayor en Portugal, cuñada del duque de Braganza, á quien mandó matar el rey don Juan II. Esta ilustre señora y su marido el condestable don Juan yacen enterrados en su capilla mayor en sendos nichos, ilustrados con sus correspondientes epitafios. En el del condestable se expresa que este caballero murió yendo á la guerra de Granada el último día de Abril de 1484. También está enterrado en el lado de la Epístola, con estatua yacente de caballero armado de punta en blanco, un hermano de la referida marquesa. El exterior de Santa Paula, que conserva las formas primitivas, indica bien claramente la época en que se

construyó. Tiene una hermosa portada de ladrillo agramilado cortado con gran primor (1), en que la ojiva de la entrada, cobijada por una cornisa delicadamente labrada y adornada de flameros y cabezas de serafines, presenta en su tímpano de azulejos (2) el escudo de España en mármol blanco sostenido por un águila de gran carácter y flanqueado por las armas de los reyes católicos, el yugo y el haz de flechas; y en la archivolta exterior, una ancha faja de azulejos realzada de medallones con relieves que representan pasajes de la vida de la Santa. En las enjutas hay cuatro ángeles de escultura, dos en pié y otros dos arrodillados, como sosteniendo unos recuadros, donde campea en caracteres góticos de resalto el monograma de Cristo.—El interior muestra visibles retoques de la bastarda arquitectura que en el siglo xvi sustituyó al genuino arte cristiano; Zúñiga escribió candorosamente que se había hermoseado. Conserva no obstante su presbiterio la antigua bóveda de crucería, tan característica del siglo xv, toda pintada y dorada, y cubre la única nave de la iglesia una bellísima armadura á la morisca, una de las últimas obras del afamado artífice López Arenas, autor del tratado de la Carpinteria de lo blanco que corre con tánto aprecio en manos de los curiosos.

Convento de monjas de la Concepción (modernamente suprimido).—Aunque no se tituló con este nombre hasta el año 1511, en que recibieron la regla de la orden tercera de San Francisco las religiosas aquí congregadas, este convento sin embargo existía fundado por doña Leonor de Ribera desde el año 1475. Sus principios son más antiguos todavía, pues se cree que desde mucho antes de la fundación de la citada señora, vivían ya reunidas en comunidad, aunque sin regla establecida, en el mismo local contiguo á San Juan de la Palma, varias piadosas mujeres

(1) V. la lámina que la representa.

(2) Esta preciosa obra de azulejos está firmada por Francisco Niculoso, pisano, y Pedro Millán. El descubrimiento de la firma de este segundo artífice es debido á la diligencia del Sr. Gestoso y Pérez.

consagradas á la práctica de las virtudes evangélicas y á la oración. Hoy está cerrado al culto.

Convento de Madre de Dios, de monjas dominicas.—Estuvo, hasta la terrible inundación que padeció Sevilla el año 1485 (1), en el antiguo hospital de San Cristóbal á la puerta de Triana, donde lo había fundado en 1476, como simple beaterio, Isabel Ruíz de Esquivel, viuda del alcalde mayor de Sevilla Juan Sánchez de Huete, invirtiendo según es fama en tan piadoso objeto un tesoro que se había encontrado en su casa. Aquel beaterio padeció ruina con la inundación referida: el desamparo en que quedaban las religiosas interesó á toda la ciudad, y noticioso del caso el inquisidor Torquemada, hizo que la reina, gran devota suya, les concediese la merced de unas casas principales que en la colación de San Nicolás se habían confiscado á judaizantes, donde todavía subsisten (2).

Monjas de Santa Isabel.-Este monasterio, sujeto á la orden de San Juan de Jerusalén, fué fundado por doña Isabel de León Farfán el año mismo de 1490 en que celebró Sevilla aquellas magníficas bodas de la Infanta doña Isabel con el príncipe don Alonso de Portugal, que el Cura de los Palacios describe con tánta animación y colorido (3). De la primitiva construcción nada

(1) Descríbela el Cura de los Palacios diciendo que subió el agua hasta las más altas señales de la Almenilla, que por espacio de once días hubo que andar en barcas por la ciudad, que derribó el río gran parte de Triana, que el mon isterio de las Cuevas se inundó teniendo que sacar á los monjes en barcos, y que quedó destruida la mayor parte de los arrabales de la Cestería y Carretería.

(2) El templo actual de Madre de Dios no contiene bellezas arquitectónicas, pero sí buenas esculturas de Jerónimo Hernández, y un excelente cuadro de Pacheco que representa la Oración del Huerto.

(3) Celebráronse en esta ocasión lindísimas justas y torneos cerca de las Atarazanas, en el compás de entre ellas y el río. ¿Quién podria contar, dice el citado cronista, el triunfo, las galas, las justas, las músicas de tantas maneras, el recibimiento que hicieron a los Embaxadores de Portugal, la regla, el concierto, las galas de las Damas, los jaezes e riquezas de los grandes e de los galanes de la corte: el concierto de quando salían á ver las justas la reyna e su fijo el principe, e sus fijas, e las Damas e Señoras que les acompañaban, que fué todo tan cumplido, tan sobrado, con tanto concierto, que dezir no se puede? Iban de dia á las justas, e volvian de noche con antorchas á los alcázares, e la dama que menos servicio traia, traia ocho

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