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21.003

ENCICLOPEDIA MODERNA.

TOMO CUARTO.

205 BIBLIOTECA POPULAR.

T. IV. 1

i

MODERNA.

DICCIONARIO UNIVERSAL

DE LITERATURA, CIENCIAS, ARTES,

AGRICULTURA, INDUSTRIA Y COMER 10,

PUBLICADA

POR FRANCISCO DE P. MELLADO.

TOMO CUARTO.

IVERSIDAD CENTRA

MACIÓN FACNECO

MADRID:

ESTABLECIMIENTO TIPOGRAFICO DE MELLADO,

CALLE DE SANTA TERESA, NUMERO 8.

T DEL PRINCIPE, NUMERO 25.

4851.

,

:

ENCICLOPEDIA MODERNA:

DICCIONARIO UNIVERSAL

DE LITERATURA, CIENCIAS, ARTES, INDUSTRIA Y COMERCIO.

A

ATOCHA. (Véase ESPARTO.)

las pierde de vista, no sabe como deben tratar
se unas y no comprende la importancia de
otras. Todas las profesiones le están vedadas
porque no hay una sola que no exija una aten-
cion que le contraría y le molesta; nada hay
en donde al comprometer sus intereses no
comprometa los de otro; y los hombres no to-
leran mas defectos que los que no les traen

ATOLONDRAMIENTO. Falta de prudencia, de
precaucion, de atencion producida por incapa-
cidad de reflexionar, ó por la costumbre de ce-
der á los primeros impulsos sin examinar los
resultados que pueden traer consigo. En la in-
fancia y los primeros años de la juventud pue-
de tener alguna escusa el atolondramiento. En
la edad madura, denota una organizacion in-perjuicio. Nadie celebra el atolondramiento del
completa: mas adelante, una organizacion de médico, del boticario, del juez, del adminis-
bilitada. En las relaciones sociales, por poco trador, del banquero, cuando le ha entregado
importantes que sean, es insoportable el ato- en sus manos la vida ó la fortuna. El atolou-
londramiento; es mas, llega á hacerse muy dramiento de un general, llena de terror al
pronto odioso: el atolondrado no mide ni cal- ejército que está á sus órdenes y al pais que
cula sus movimientos, entra en un salon, pisa defiende. Todo género de mando y de respon-
al perro favorito y le lastima; tropicza con el sabilidad es incompatible con el atolondra-
velador y lo derriba, hace añicos el mármol y la miento, que hace nulos el valor, la generosidad
porcelana que habia sobre él: con el baston de- y el agradecimiento. La educacion corrige el
bajo del brazo, rompe el faual del reloj, y al atolondramiento ya que no le prevenga, y la
volverse de repente, da con el colo en el pe- esperiencia, á menos que no sea un hombre
cho á una señora que se adelantaba para salu- privado enteramente de sentido comun, le cor-
darle. En el jardin anda por el acirate y lo rige mucho tambien: pero es muy raro que en
estropea; despues, cogiendo dos niños de la este caso no se corrija ya demasiado tarde.
mano corre con ellos por medio de los arbustos Cuando Moliere ha puesto al atolondrado en
y espinos y no pára hasta que él y ellos caen escena, no le ha presentado mas que como ena-
en un estanque. En la calle, el cabriolé que morado; el atolondrado no figura alli mas que
va guiando, pasa rozando con los guarda-can- en una intriga galante; no descompone mas
tones y las paredes, tropieza con todos los car- que los planes de un lacayo bribon; de esta
ruages, vuelca por último, se rompe una pier-manera el hábil cómico no ha hecho ver mas
na y atropella á un anciano. Una persona ato-que la parte mas disimulable que puede tener
londrada, es pues no solo inútil á la sociedad este defecto. Pero que sea Lelio director de
sino que muchas veces hasta perjudicial. Nin- una grande empresa, que sus amigos, su fa-
gun cargo, ningun negocio puede confiársele, milia, le sirvan como él es servido por Masca-
ó se le olvida, ó elige el momento menos opor- rille, pronto se verán por tierra los planes me-
tuno. No teniendo idea alguna de las cosas,jor formados, destruidas las esperanzas mas
ignora su naturaleza, las confundle, las olvida, fundadas, y arrastrar el protagonista á un abis-

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