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LIBRO DÉCIMO.

De D. Enrique de Guzman, duque de Medina, tercero
de este nombre.

CAPÍTULO PRIMERO.

Como D. Enrique de Guzman, tercero de este nombre, fué jurado por señor en todo su estado; y como D. Pedro Giron tomó la gobernacion dél, y como fueron á las Córtes á Búrgos.

Don Enrique de Guzman luego que su padre fué sepultado, fué obedecido y jurado por sus vasallos y criados, por señor del estado de Medinasidonia, el cual fue cuarto duque de Medina, sesto conde de Niebla, segundo marqués de Cazaza y noveno señor de Sanlúcar, siendo de muy poca edad, que ternía hasta once años; y por la poca edad que tenia, tomó la gobernacion de su estado D. Pedro Giron su cuñado, así porque el duque D. Juan lo habia mandado en su testamento, como porque no tenia otros parientes que lo fuesen. Y apoderóse D. Pedro Giron en las fortalezas y pueblos del ducado de Medina y condado de Niebla; y lo tuvo

y gobernó. Y como el duque era niño no hacia mas de lo el D. Pedro Giron su cuñado mandaba, y por la poca que cdad del duque, no tenia consigo á la duquesa su esposa, la cual estaba en Osuna con su padre y madre.

En este año volvió á estos reinos el rey D. Fernando llamado el Católico, con la reina madama Germana su mujer á los gobernar, por la muerte del rey D. Filipe, y porque la reina D. Juana no gobernaba por la enfermedad que tenia, y vinieron á Búrgos donde llamaron á Córtes, para ser el rey obedecido por gobernador. A estas Córtes fué D. Enrique de Guzman, duque de Medina, y con él D. Pedro Giron su cuñado y gobernador de su estado. Y el duque prifirió en estas Córtes en el asiento y en el besar de la mano al rey, á todos los duques del reino, por ser su título de duque el mas antiguo de todos; y de allí se volvieron todos los grandes á sus casas, y el rey quedó en Búrgos entendiendo en la gobernacion del reino.

CAPÍTULO II.

Como el Rey Católico con su mujer la reina de Nápoles vinieron á Sevilla, y el rey mandó á D. Pedro Giron entregar ciertas fortalezas del señorío del duque, y la respuesta que dió.

El rey D. Fernando nuevo gobernador destos reinos de Castilla con su mujer la reina de Nápoles, vinieron á Sevilla y entraron en ella año del Señor de mill y quinientos y ocho años, donde les fué hecho muy gran recibimiento. El rey traia consigo mucha gente de guerra; y como el rey

hobo reposado en Sevilla algunos dias, envió á mandar á D. Pedro Giron, que no gobernase el estado del duque, por algunas quejas que dél tenia, especialmente porque mandaba mas absolutamente el estado, que si fuera señor dél. Traia el rey ordenado de tomar seguridad dél, de algunas fuerzas de las que tenia, especial la de Béjer, Sanlúcar y Huelva; y ántes que el rey viniese á Sevilla, envió á mandar á D. Pedro Giron, que las entregase á D. Iñigo de Velasco asistente de Sevilla; y como esto supo D. Pedro Giron, buscó maneras para no las dar. Fuese á Medina con el duque y hizo traer allí á la duquesa su hermana, y hízolos velar; y hecho esto respondió á lo que el rey mandaba diciendo, que el duque era casado y velado y que era señor de lo suyo, que á él se las demandase. Y como los alcaides de las dichas fortalezas eran puestos de su mano, mandóles que aunque el duque las mandase dar, que se las defendiesen. Y venido el rey á Sevilla, como dicho es, envió á llamar al duque y á D. Pedro Giron, que estaban en Medinasidonia, y hizo D. Pedro Giron dilatar la venida de tal manera, que ni el venia ni consentia que viniese el duque su cuñado, por razon que se publicaba, que el rey queria descasar al duque de Medina de su mujer D.a María de Archidona, y casarlo con D. Ana de Aragon su nieta, por razon que el duque de Medina D. Juan de Guzman y el conde de Ureña habian trocado hijo y hija, con hijo y hija sin licencia del rey, de lo cual la Corona Real sintia inconveniente. Y verdad era que sin licencia del rey habian hecho los casamientos; porque no habia en Castilla rey á quien se pidiese. Porque el rey D. Fernando estaba en su reino de Nápopoles y el rey D. Filipe era muerto, y la reina D.a Juana no gobernaba por enfermedad. Y ántes que el rey viniese á Sevilla, como D. Pedro Giron sospechaba estas cosas ó se

las habian dicho, sacó al duque de la villa de Osuna, y trájolo á Medinasidonia, porque es muy fuerte, siendo el duque de trece años, mozo de flaca complexion por enfermedad de nacimiento, y allí lo hizo velar con su hermana D.a María de Archidona, como dicho es.

CAPÍTULO III.

Como el rey mandó á D. Pedro Giron, que fuese á la cɔrte y llevase al duque, y como D. Pedro Giron llevó al duque á Portugal, y como fué saqueada la villa de Niebla y puestos gobernadores en el estado.

El Rey Católico envió á mandar á D. Pedro Giron, que so pena de su merced luego fuese á Sevilla y llevase consigo al duque. Don Pedro Giron no pudo hacer otra cosa, y así vino á la corte y trujo al duque consigo. El rey recibió muy bien al duque, y le mostró muy buen semblante y amor, y no quiso hablar á D. Pedro Giron, ántes lo desterró de Sevilla, y le mandó que se fuese de la cibdad, de lo cual D. Pedro Giron quedó muy descontento, teniendo por cierto que el rey lo queria desapoderar de la persona del duque, y de la gobernacion de su estado. Don Pedro Giron se fué al monesterio de las Cuevas aquella noche que el rey lo mandó salir de la corte, y luego pensó lo que despucs hizo.

El duque quedó en palacio y danzó aquella noche con las damas delante del rey y la reina, donde hobo mucho placer; y despues de toda la gente acostada y sigura, sa

lió D. Pedro Giron del monesterio donde estaba, y vino á donde estaba el duque en la cama, y hízole levantar, haciéndole entender que el rey le queria cortar la cabeza, porque fué sobre Gibraltar: por tanto que le convenia aquella noche salir de la cibdad, é ir á Portugal á casa de su hermana la duquesa de Berganza, El duque, como no habia fecho porque mereciese pena alguna, y habia visto tan buena gracia en el rey, quisiera no irse; mas D. Pedro Giron dijo tantas cosas al duque, é hizo que se las dijese su ayo Juan Ortiz, que como el duque era tan mochacho de trece años, hizo lo que D. Pedro Giron quiso.

Salieron entrambos de Sevilla á todo correr de caballos, y tal priesa se dieron al camino, que nunca los pudieron alcanzar, aunque por mandado del rey salieron muchos por los caminos con asaz priesa y diligencia. Sabido esto por el rey, envió á mandar á todos los alcaides de la tierra del duque, que viniesen á la corte so pena de la vida; y todos vinieron salvo el alcaide de Niebla, que no vino porque se lo dejó así mandado D. Pedro Giron, cuando pasó por allí con el duque. Y demandóles el rey á los alcaides las fortalezas, y luego las entregaron. El rey puso en ellas alcaides por la reina D. Juana su hija y por sí, y mandó á D. Iñigo de Velasco, asistente de Sevilla, que fuese å requerir al alcaide de Niebla, que luego entregase la fortaleza al rey. El alcaide no lo quiso hacer diciendo, que no la podia dar sin mandado del duque su señor, ó de D. Pedro Giron su gobernador, á quien tenia hecho homenage por ella.

Visto esto, el rey envió á Niebla al alcalde Mercado, para que mandase al alcaide de Niebla por auto de justicia, al cual tampoco quiso dar la fortaleza ni la villa, teniendo cerradas las puertas y á buen recaudo. El alcalde le hizo sus requerimientos y autos, y así notificó á los alcaides, re

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