La Cruz, Volumen3

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J.M. Andrade y F. Escalante., 1856
 

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Pasajes populares

Página 250 - Presidente de la República Mexicana, á los habitantes de ella, sabed: Que en uso de las facultades que la Nación se ha servido conferirme, he tenido á bien decretar lo siguiente : Art. 1...
Página 444 - Fresca está aún la memoria de los terribles sacudimientos que conmovieron al mundo en los últimos años del siglo pasado y en los primeros del presente.
Página 308 - Luto se vestirán tus concubinas, luto también tus sátrapas cautivos, y llorarán tus príncipes altivos de Babilonia en las soberbias ruinas. De esta sala y palacio tan brillantes quedarán los escombros y cimientos, y en sus despedazados pavimentos se arrastrarán las víboras errantes. Aquí, entre espinas y entre musgos pardos, cantará triste el pájaro nocturno, y bramarán los tigres y leopardos; y crecerán los solitarios cardos donde apoyas tu espléndido coturno.
Página 306 - Cubre el sudor su delicado cuello, El manto de los hombros abandona, Con el terror se eriza su cabello, Y rueda por el suelo su corona. Los áulicos y grandes espantados Van y vienen y vagan aturdidos; En el vasto salón dan alaridos, Y arrastran en la alfombra los brocados.
Página 22 - Y hallo al hambriento lobo en mi camino Y al toro que me mira y que me espera; En vano grita el pobre campesino "No cruces por la noche la ribera". En la sierra de rocas erizada. Del valle entre los árboles y flores, En la ribera sola y apartada He esperado al amor de mis amores. A cada instante lavo mis mejillas Del claro manantial en la corriente, Y le vuelvo a esperar más impaciente Cruzando con afán las dos orillas.
Página 73 - Y luego los subidos montes crecen, humíllanse los valles; si ya entre sí hinchados se embravecen, no pasarán las calles: Las calles que les diste y los linderos, ni anegarán las tierras: descubres minas de agua en los oteros, y corre entre las sierras.
Página 178 - Jamas negó sus consejos ni sus aplausos á los jóvenes que, en los últimos años de su vida, comenzábamos á ensayarnos en la bella literatura, y á quienes él trataba en vano de apartar de la sangre, los espectros, los puñales, los venenos, las maldiciones y los puntos suspensivos del romanticismo, en auge á la sazon.
Página 73 - Alaba ¡ oh alma ! a Dios : Señor, tu alteza ¿qué lengua hay que la cuente? Vestido estás de gloria y de belleza y luz resplandeciente. Encima de los cielos desplegados al agua diste asiento ; las nubes son tus carros, tus alados caballos son el viento.
Página 21 - ¿cómo te llamaré con aquel nombre, tan claro, que no pueda ningún hombre confundirlo, al cruzar por esta sierra? ¿Cómo sabrás que enamorada vivo siempre de ti, que me lamento sola del Gévora que pasa fugitivo mirando relucir ola tras ola? Aquí estoy aguardando en una peña a que venga el que adora el alma mía; ¿por qué no ha de venir, si es tan risueña la gruta que formé por si venía?
Página 306 - Como el viajero en bárbaro desierto cuando ya va á pisar una serpiente, al ver 'sus ojos como llama ardiente, grita, da un paso atrás y queda yerto: el rey así, con femenil quebranto al. mirar la estupenda maravilla, temblaba todo atónito de espanto y se daba rodilla con rodilla. Horrible palidez cubre su...

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