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por no venir á pedirla tan lejos á la Audiencia de Méjico.

Otrosí, vuestra Magestad mande remitir á los oidores de la nueva Galicia vean donde más convenga á vuestro real servicio que la Audiencia se asiente, porque donde agora vuestra magestad manda ponerla, que es en Compostela, vuestro Visorrey y oidores desta Audiencia de Méjico, y cuantos vecinos en esta ciudad y en el dicho nuevo reino hay, dicen que no conviene al servicio de vuestra Magestad ni al provecho de la tierra, por muchas razones suficientes que para ello dan; algunas de las cuales son: que la ciudad de Compostela, puesto que vuestra Magestad la nombró por cabeza de la provincia, no tiene facultad para ampliarse ni poblarse de más vecindad, porque los más cercanos lugares están á seis y ocho leguas de la dicha ciudad y son pocos y pobres para bastecerla de lo necesario; está muy fuera de comarca para los pleiteantes.

Cuando Nuño de Guzman allí gobernó por mandado de vuestra Magestad, habia gran copia y multitud de indios comarcanos, los más de los cuales murieron con las guerras y pestilencia que en aquella tierra hubo, y los que agora hay están en la comarca de Guadalajara; é por otras muchas razones suficientes que por no ser prolijo á vuestra Magestad dejo; y porque hablo con la relacion del Visorrey y oidores de vuestra magestad y de algunos vecinos de allá y no por vista, digo que vuestra magestad sea servido de remitirlo á vuestros oidores de la nueva Galicia, para que con esto, y tanteado, la asienten á donde mas convenga al servicio de vuestra Magestad y remedio de los dichos inconvenientes.

Otrosí, vuestra magestad mande la iglesia Catedral resida donde la Audiencia se asentare.

Otrosí, vuestra Magestad mande que lo tocante á la gobernacion en aquella tierra sea á cargo de los oidores 'de aquella provincia, porque segun lo que vuestra Magestad ha mandado en nuestras provisiones é leyes hechas para estas partes, es á cargo de los dicho oidores, y vuestro Visorrey desta Nueva España dice le compete como á gobernador de toda la nueva España por vuestra Magestad nombrado, y hasta que vuestra Magestad se lo envie á mandar particularmente, le parece no haria el deber si se eximiese del dicho cargo en lo tocante aquella provincia; é que él ha suplicado á vuestra Magestad lo mande así como yo lo suplico, porque conviene á vuestro real servicio; y de lo contrario resultan grandes daños y impedimento para que aquella provincia no se pueble y aumente; lo uno, porque parece que es notorio agravio que los vecinos tengan el cuchillo de la justicia en casa y el premio y merced de sus servicios muy lejos; é porque si la tierra se altera por causa que los naturales se alzan, como tienen de costumbre en aquella provincia, sería gran inconveniente que los oidores de vuestra Magestad que allí estuviesen no pudiesen remediarlo sin comision de vuestro Visorrey, que está á ciento y treinta leguas de Compostela, y algunas veces fuera de Méjico visitando la tierra; y cuando su aviso y parecer llegase, ó todos seríamos perdidos ó el remedio diferente de lo que fuese necesario; porque la merced que vuestra Magestad manda se haga de encomendar algunos indios que vacan del predecesor en su sucesor, conforme á las leyes de vuestra Magestad para estas partes, habiéndose de venir á pedir de aquella provincia al gobernador que en Méjico residiere, como caso tocante á gobernacion, resibirian los vecinos notorio

agravio, gasto, y vejacion: é porque los corregimientos ó ayuda de costa que vuestra Magestad manda se den á los que le hobieren servido en estas partes, habiéndose de proveer en Méjico lo tocante aquella provincia, sucede como por espiriencia se vé y ha visto cada dia, que para un corregimiento de cien pesos vienen diez vecinos y más á pedirlo y gastan más que el provecho, y si vacan tres ó cuatro suelen estar los vecinos de aquella provincia en esta ciudad aguardando la merced, é los que quedan por proveer no vuelven á sus casas hasta aguardar otra vacante, é queda la tierra sola y muchos se desavezinan por evitar estos trabajos, todo lo cual cesaria habiéndose de proveer en la dicha Audiencia, y muchos de nuevo irian á poblar la tierra pretendiendo los dichos oficios; y atento que aquella tierra de la nueva Galicia está tan yerma y desfavorecida, vuestra Magestad sea servido otorgalle estas mercedes y otras mayores, porque es muy necesario que la tierra se pueble para remedio de las alteraciones y guerras que en aquella provincia hay más que en ninguna destas partes.

Nuestro Señor vuestra S. C. C. Magd. guarde y con aumentacion de vida, reinos y señoríos su real estado prospere y en su sancto servicio conserve, como sus leales criados y vasallos deseamos. De Méjico, á 2 de Noviembre de 1548.-S. C. C. Magd.-Criado é vasallo de vuestra Magestad que sus reales piés é manos besa.Licenciado Lebron de Quiñones.

RELACION Y DERROTERO DEL VÍAJE QUE HIZO EL MAESTRE JOAN EN EL GOLFO DE MÉJICO Á VARIAS ISLAS Y ESPECIALMENTE Á LA DE LA SERRANA (1).

Relacion de lo que hizo maestre Joan en los ocho años que estuvo en la isla de la Serrana.

Señor:-Por hacer lo que vuestra merced me mandó, me dispuse á darle cuenta de mi perdicion; y si acaso no fuere tan bueno el estilo como mi voluntad para servir á vuestra merced, esta supla y la falta que tengo de leer y escribir.

Salí de Santo Domingo, sábado, víspera de Ramos, del año de 1528, en la nao de Pedro de Sifuentes, de que era maestro é piloto un fulano por sobrenombre Portogalete; seguíamos nuestro viaje para el pueblo de Higuey á cargar de bastimentos para la fortaleza de la Margarita, porque ìa nao en que iba llevaba tiros y pólvora y municiones para la dicha fortaleza; tocamos en la isla de San Joan en el Puerto-Rico, y allí estuvimos cinco dias, y de allí tomamos á proseguir nuestra derrota, y en el dia siguiente tomamos otro puerto en la isla de Sancta Cruz para bastecernos de agua; allí salieron á nosotros dos canoas de guerra con sesenta indios, pocos más o menos en cada una de las canoas, con sus arcos

(1) Archivo de Indias. Patronato. Est. 1.o Caj. 1.o Leg. 18.

y flechas; y por respeto que aquellos indios tienen muy ponçoñosa yerba, nos hicimos á la vuelta de la mar y ellos vinieron en nuestro seguimiento dos leguas, y ansí los dejamos y tornamos á seguir nuestro viaje; los vientos fueron no muy escasos; á cabo de cinco dias llegamos á la isla de Piritu, que está treinta leguas á sotavento de las perlas, y nuestro piloto no pudo reconoscer la tierra y hízonos correr á la vuelta del Oeste costeando la Tierra Firme, y ansí llegamos á la isla de Guaimacarán porque la falta del agua nos fatigaba; no la hallamos en esta isla y tornamos á tomar la Tierra Firme en un puerto en que estaba un pueblo de indios de guerra, y estábamos metidos en un encondon dó estuvimos toda una noche; y otro dia en amaneciendo salieron á nosotros once canoas de guerra con sus arcos y flechas enyerbadas y abordaron con el navío pidiéndonos hachas; y un hombre de nosotros, que se llamaba Bautista Genovés pensando que eran de paz se metió en una canoa; y ellos, visto el dicho Bautista en sus canoas, se desabordaron é se hicieron brevemente á lo largo de nosotros hacia la tierra, é yo tomé un arcabúz y le henchí de pedernales é tiréles un tiro, despues de ellos habernos tirado muchas flechas y maté al principal de los indios y otros dos; y ellos con el temor del tiro, se echaron al agua mucha parte de ellos y los unos nadando y los otros en las canoas, en poco espacio fueron en tierra, y hasta hoy del dicho Bautista no se ha sabido nada; de allí nos partimos y fuimos á un puerto despoblado y hicimos nuestra aguada á la boca de un rio; de allí, visto quel piloto no se entendia ni tenia conocimiento de dónde estaba, acordamos de nos tornar para Santo Domingo de donde habíamos salido y fuimos á dar en la isla de

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