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MENDIZABAL, con su habitual delicadeza y civismo, y con grave pérdida de sus intereses, procedió á ejecutar sus compras, alzando las tarifas de todos los artículos estraordinariamente, y haciendo circular las oportunas listas de precios.

Como por mágia, la bahía de Cádiz, antes desierta, vióse poblada de buques, á pesar del gran número de ellos que fueron incendiados, echados á pique ú obligados á cambiar de rumbo.

Lo cierto es que, gracias á las medidas salvadoras de MENDIZABAL, surgió la abundancia, y con ella la baratura, produciéndose por consiguiente la alegría y quietud de la ciudad y de la Isla, presas anteriormente por el recelo de irremediables conflictos.

Durante cuatro meses que duró el asedio nada faltó á los bravos defensores de la Constitucion, de cuyas glorias y penalidades participaba tambien el insigne MENDIZABAL, á quien acudió últimamente el gobierno á causa de que el contratista de la marina hubo de rescindir su contrato.

El hijo ilustre de Cádiz, siempre atento á los deberes de buen ciudadano, con desprecio á sus comodidades é intereses, porque el egoismo jamás se apoderó de su alma, se comprometió al nuevo y arriesgado servicio de abastecer la marina, pero sin imponer condicion de ninguna clase al gobierno.

Las fortificaciones de la isla gaditana, particularmente en San Fernando, exigian cuantiosos gastos, y los campamentos que se levantaron para poner á cubierto el ejército de la fiebre amarilla, que se habia sufrido en los años anteriores, no eran menos considerables.

IX.

El gobierno carecia de medios: la necesidad de cubrir atenciones de tanta importancia le colocaron en una situa

cion lastimosa, y acudió á MENDIZABAL, invitándole á que se hiciera tambien cargo de todos, mision que aceptó, fiando al porvenir la imparcial, honrosa y justa apreciacion de sus

actos.

Para hacer frente á tan estraordinarios servicios, MENDIZABAL tuvo que contar con las primeras casas de Cádiz, amigos suyos personales, quienes abrieron sus cajas sin condiciones, en la seguridad de su buena fé y reconocido crédito.

Las plazas de Ceuta y de Tarifa tambien necesitaron de sus auxilios, y los obtuvieron.

MENDIZABAL era en tan críticos instantes la deidad bienhechora que se invocaba por todos el gobierno, las Córtes, el soldado y el pueblo.

Satisfecha su alma con ser útil al noble objeto á que desde niño habia consagrado su existencia, no rehusaba sacrificio, anteponiendo á su fortuna la suerte comprometida de la libertad y la honra de la nacion.

El gobierno apenas dió á MENDIZABAL otras garantías ó seguridades que buenas palabras. Véase lo que en 17 de julio de 1823 decia oficialmente:

«Y S. M., enterado de todo, se ha servido mandar diga á V. que el gobierno reconoce la alteracion que las circustancias han debido producir desde que otorgó su contrata hasta el dia, y que no puede ver sin deseos de retribucion sus esfuerzos patrióticos para la completa asistencia de las tropas, no menos que para el repuesto de víveres y demas suplementos á que se ha prestado, y se está prestando, mediante á la mayor latitud dada al contrato y las dificultades considerables que ha ofrecido el estado de sitio de la isla gaditana; que S. M. espera continúe con el mismo celo y actividad que hasta aquí, seguro de que no comprometerá en tan loable como tamaña empresa sus intereses ni los de las casas que le han auxiliado y auxilien, pues

TOMO I.

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el

gobierno de S. M. jamás olvidará los quebrantos y sacrificios que está sufriendo para la realizacion de sus operaciones, y proveerá á las indemnizaciones que exijan la equidad y la justicia, consiguiente siempre con la religiosidad y buena fé que le caracterizan. >>

Esta real órden completó el crédito de MENDIZABAL, hasta el punto de verse favorecido por respetables capitalistas con sumas estraordinarias para hacer frente á urgentísimas y graves atenciones.

Véase cómo aquel hombre iba desarrollando su hábil disposicion en las delicadas empresas que el partido liberal y su gobierno le confiaron.

Sin otra instruccion que las primeras letras, ostentó desde luego una feliz capacidad en asuntos administrativos, y tanto, que despues de terminada la guerra contra los franceses, en 1844, cuando todavía presentábase modesto, y aun si se quiere, oscuro su nombre, consiguió establecerse en Madrid, sufriendo riesgos y privaciones, y colocóse, por último, de dependiente en una casa de comercio, la del señor D. Vicente Beltran de Lis, en la cual acreditó su probidad y aptitud, sin ser estraño á los deberes del patriotismo mas acendrado, como lo acreditó en 1820.

X.

Al espirar en 1823 el sistema representativo, MENDIZABAL quedó en descubierto con los que generosamente le habian auxiliado en la patriótica empresa de subvenir á las necesidades del servicio público, porque le fué imposible conseguir se realizase el pago de la cuantiosas sumas suministradas, viendo además arrebatados los utensilios y acopios de provisiones cuando los franceses invadieron el Trocadero, así como despues las que existian en Cádiz y San Fernando.

Creemos de este lugar, para el mayor y mas cumplido esclarecimiento de la conducta de MENDIZABAL, la insercion del dictáman de una comision de las Córtes Constituyentes de 1855, sobre el proyecto de ley por el cual se autorizó al gobierno para satisfacer á su heredero el saldo de lo que le adeudaba el Estado.

Este acuerdo, de estricta equidad, que anticipadamente insertamos, no altera en cierto modo el órden cronológico de los notables hechos que vamos á historiar, y es por otra parte la confirmacion ó comprobante mas exacto de lo que hemos espuesto en justa apreciacion de los primeros y eminentes servicios del célebre liberal gaditano.

La comision de las Córtes Constituyentes dice, que ha estudiado con detenimiento y severa imparcialidad el espediente que ha producido la propuesta del gobierno, y continúa lo que á la letra copiamos :

«Este negocio trae su orígen desde junio de 1823, en que, refugiados en Cádiz las Córtes y el gobierno á consecuencia de la invasion de las tropas francesas al mando del duque de Angulema, se encontró el ministerio exhausto absolutamente de recursos, reducido al estrecho recinto de la isla gaditana, sin víveres, sin utensilios y sin una pieza de artillería en disposicion de defender aquella estensa línea. En tan graves circunstancias recurrió el gobierno á MENDIZABAL, quien algunos dias antes habia tomado á su cargo en Sevilla la manutencion, equipo y pagas del ejército de reserva. El contrato debia ser realizado en el fértil territorio de Andalucia, y tuvo que realizarse en el estrecho recinto de una plaza rigorosamente sitiada por mar y tierra.

«El contrato se concretaba al ejército de reserva, y el gobierno necesitaba atender á la fortificacion de la línea de San Fernando, de la Carraca y Trocadero, construir campamentos y socorrer con sus haberes á la Milicia Nacional

de Madrid allí reunida, y la de otros puntos, y auxiliar con dinero y víveres á las plazas de Ceuta y de Tarifa; pero el ardiente patriotismo de MENDIZABAL, su génio fecundo, su prodigiosa actividad y voluntad incontrastable, vencieron todos los obstáculos, y la isla gaditana se vió provista en pocos dias de viveres abundantes: las obras de fortificacion se emprendieron y llevaron á cabo con desconocida actividad, y el cuerpo de ejército y Milicia Nacional fué asistido con regularidad en sus pagas.

Estos servicios fueron reconocidos en repetidas ocasiones por el gobierno de aquella época. En la real órden de 47 de julio de 1823 (citada anteriormente) se le decia á MENDIZABAL: que estuviese seguro de que no comprometería en tan laudable empresa sus intereses ni el de las casas que le habian auxilialo y auxiliasen, pues el gobierno de S. M. jamás olvidaria los quebrantos y sacrificios que estaba sufriendo para la realizacion de las operaciones, y proveeria á la indemnizacion que exigiese la equidad y la justicia, consiguiente siempre con la religiosidad y buena fé que le caracterizaban.

Despues de estas atendibles circunstancias, la comision recuerda el funesto desenlace de 1823, por el que MENDIZABAL tuvo que espatriarse llevando en pos de sí á la emigracion, por todo caudal, los lamentos y persecucion de los que habian comprometido su fortuna en defensa de aquella causa. »

Indica los infortunios que al principio le asaltaron en tierra estraña, los litigios á que se vió espuesto, antes de ver aclarados sus negocios y restablecido su crédito, y luego continúa : « La comision, que ha querido considerar el asunto sometido á su exámen bajo el punto de vista de la mas severa legalidad y justicia, se concretará en los actos del Sr. MENDIZABAL, como ministro de la corona, á los que tienen relacion directa con este espediente.

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