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de

PEDRO BARRANTES MALDONADO

de lo que hizo la armada turquesa desque salió de Gibraltar, y como don Bernardino de Mendoza, general de la armada de España, dió batalla naval á la armada de los turcos y los venció, mató y cautivó la mayor parte dellos, y les tomó diez navíos y libertó sete

cientos y cincuenta
cristianos.

Los turcos (como en mi Diálogo pasado largamente he contado), viendo detenerse el rescate que habia de dar Gibraltar por los captivos que sacaron dél, determinaron partirse con la presa; para que caminasen dió gran priesa Dalihamat, capitan del mar, porque aunque él habia más de cuarenta años que era cosario en los mares de Levante, no era plático en el Poniente, ni sabía las cosas dél tan bien como el otro capitan de tierra Caramani, el cual habia muchas veces estado por toda la costa de España, y sabía muy bien las cosas della. Este estorbaba la partida,

y, con ánimo, decia que era mejor esperar un dia ó dos para llevar los dineros, que irse con los captivos; mas, convencido con las importunaciones de Dalihamat, partieron con sus diez y seis velas de la bahía de Gibraltar, domingo, á las diez horas de la noche, doce de Septiembre, año de m.d.xl., y fueron otro dia, lunes, á comer á Castil de Pescadores, que es en África; y aquella noche se fueron la vuelta de Velez de la Gomera, donde el Rey della, llamado Muley Bahaçon, los estaba esperando. El cual Rey estuvo despues en Italia, España y Alemania, habiendo salido de su reino á pedir socorro al emperador Cárlos contra el Xarife, que le habia ocupado el reino. Y mártes de mañana, catorce de Septiembre, llegaron á la ciudad de Velez y fueron recebidos con mucho regocijo, porque el Peñon soltó su artillería, y de la armada de los turcos dispararon la suya; y, surgiendo la armada, quisieron descansar allí sus personas y despalmar sus navíos. Dende á tres ó cuatro dias, que allí surgieron, llegaron las cartas que la ciudad de Gibraltar habia enviado con la fragata, ansí á los turcos como á Muley Bahaçon, rey de Velez, para que le diesen los captivos que llevaban y tomasen el rescate; y el rey

de Velez compró aquella cabalgada á los turcos en cinco mil ducados, los cuales les pagó en ciertos dineros que le debia el rey de Argel, de fustas que el rey de Velez le habia enviado, y en tocas para los turcos, y lo demás en dineros. Y quedaron los captivos de Gibraltar en Velez, en poder del Rey, sin faltar algunos dellos; y escribió á Gibraltar diciendo que le enviasen el rescate y cuatrocientos ducados más por su trabajo, y que enviasen por los captivos. Los turcos, que pensaban tornar otra vez á España, enviaron á Ali Caur y á Mahometo, griego, que habian ambos sido cristianos, con dos galeotas, la vuelta de España, á tomar lengua y á inquirir si habian bajado al Poniente las galeras de España, de que don Bernardino era capitan, ó si sabian donde estaban; y saltaron en tierra en la Herradura, que es cerca de Almuñecar, en la costa de Granada, y captivaron tres cristianos de aquellos moriscos, y hicieron carne del ganado que hallaron para llevar á su armada, á la cual se volvieron llevando nuevas que las galeras de España áun estaban en Levante, y que no habia nuevas de su venida. Con esto dieron priesa los turcos á despalmar, por tornar á dar sobre algun pueblo de España.

En esta sazon, don Bernardino de Mendoza, Capitan general de la armada española, hijo de don Iñigo Lopez de Mendoza, conde de Tendilla, venía de Mallorca con la armada de España, y llegando al cabo de Palos, domingo á diez y nueve de Septiembre deste año de m.d.xl, tuvo letras y aviso de lo que la armada turquesca habia hecho en Gibraltar, y dijéronle que era mucha más cuantidad de navíos los traian los turcos de los que eran; que y don Bernardino traia catorce galeras, no todas en órden para pelear, porque las cuatro dellas venian mal armadas de

chusma y de gente de guerra. No embargante esto, acordó don Bernardino llevarlas para hacer bulto, porque para pelear no hacian caso sino de las diez, y determinó luégo de ir en busca de los turcos. Este dia, domingo, llegó á Cartagena, donde estuvieron un dia descargando cierta palazon que traian, y haciendo despalmar dos galeras de don Enrique y de don Alvaro, que habian dejado allí cuando iban á Sicilia, por no estar en órden para ir en compañía de las otras galeras. En esta ciudad metieron alguna gente de ballesteros, y partiéronse luégo la costa adelante, y llegaron al rio de Vera á saber si tenian alguna nueva de

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