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ÍNDICE.

Páginas.

ADVERTENCIA PRELIMINAR...
Diálogo entre Pedro Barrantes Maldona-
do y un caballero extremeño, en que se
cuenta el saco que los turcos hicieron
en Gibraltar.....

Relacion del mismo de la batalla naval
que dió don Bernardino de Mendoza á
la armada de los turcos..
Historia de la presa de los Gelbes en Afri-
ca, y defensa que hizo don Alvaro de
Sande de su fortaleza hasta su pérdida;
por Diego del Castillo...........
Jornada de África del Rey don Sebastian
de Portugal, por Juan Bautista de Mo-
rales.

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CAPÍTULO XXIII.—De la causa porque se tuvo por incierta la muerte del Rey.

Cerrada la noche, á los más de los captivos se les echaron hierros, y algunos huyeron y se salvaron pocos. Entre éstos fueron tres ó cuatro, que aquella misma noche llegaron á Arcila, y como á tal tiempo y hora no les quisiesen abrir, viendo ellos el peligro que corrian, si allí esperasen hasta el dia, dijeron que allí venía el Rey don Sebastian, cautela cierto digna de un grande castigo, por los daños que della resultaron, puesto que su intencion no fuese más que buscar su remedio, sin imaginar lo que podia acontecer; abriéronse luego las puertas con tanto alborozo y contento de todos como se puede imaginar, y, como el capitan mandase encender algunas hachas, uno de ellos se embozó, fingiendo con él los otros gran respeto, por escapar desta manera de la furia del pueblo y de los soldados, pues no podian contestar ni hacer verdad lo que habian dicho: y con razon lo podian temer si el caso se manifestara. Pasó la palabra desta nueva y llegó á el armada, y vino Diego de Fonseca, corregidor de la

Córte, á enterarse del caso, y entrando en la casa donde estos hombres estaban, con el capitan Pedro de Mosquita, el mancebo embozado se descubrió, y fué conocido que era un fidalgo que ni era de la casa del Rey ni de su córte, cuyo nombre, aunque fuera justo no se supiese, pues diciéndolo, aunque en tan ruin dañoso y ocasionado engaño, puede eternizarse, algunos han sentido bien de que se diga, que fué don Diego de Melo, el cual y los demás, siendo muy reprendidos, dieron por disculpa que no dijeron sino que venian de adonde el Rey estaba. La confusion que por momentos se acrecentaba puso en olvido el castigo de un yerro tan grande, que acarreó otros mayores, porque, comenzando á hacer la fama su oficio, se confirmó la opinion de haberse retirado el Rey y ser el que habia entrado en Arcila, porque habiendo precedido tan claros indicios, y siendo la nueva tan ajustada con sus deseos, por más que el capitan y Diego de Fonseca procuraban desengañarlos, no queria ninguno creer lo contrario, principalmente habiéndose embarcado aquel mancebo á excusas, por temor del pueblo; que dejarlo embarcar desta suerte fué grande inadvertencia y mal empleada piedad, pues no iba nada en cualquier daño

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