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otros muchos que no les cupo suerte de repartimiento, que estos viven de sus grangerias; tierra y pueblo es do hay mas viejos, que en todo cuanto he visto en Castilla; y los clérigos son tan viejos que no van por los muertos á sus casas, sino que se los traen á la Iglesia. Hay en esta ciudad seis iglesias, sin la Catedral, que son siete. Hay muchos oficiales de todos oficios, toneleros, calafates, torneros, sogueros ó cordoneros, carpinteros de ribera que hacen navios, arcabuceros, herreros y plateros y de todos oficios, gran suma de labradores y muchos ingenios de azúcar, aunque ninguno hay fundado que muela de todos, sino que cada uno hace para sí su trapiche, y hay muchos que cogen á quinientas arrobas de miel de caña, que el año pasado se empezó á hacer azúcar. Hay mucho vino y frutas muchas y nuevas, mucho pan y tocino y vaca, carneros no hay muchos; hay muchos mestizos y españoles casados, aunque son muchos mas los mestizos que están por casar, y las mozas mestizas no tienen cuen to. A los mozos que tienen ya edad de ponerse espada, llaman mancebos de garrote, porque como no hay espadas traen unos varapalos terribles como medias lanzas. Son todos mui buenos hombres de á caballo y de pié, porque sin calceta ni zapato los crian que son como unos robles, diestros de sus garrotos, lindos arcabuceros por cabò, ingeniosos y curiosos y osados en la guerra y aun en la paz; no son mui humildes, ni aplicados á trabajos de manos. Tiene mas gente esta ciudad que estotras dos goberna ciones, ni aun que las de Tucuman, y todo puede pasar sin ver ni haber menester ninguna gebernacion de las otras, y las otras no sin su favor.

Desde aquí á la mar hay trescientas leguas y otras tantas hacia arriba, tiene vistas y navegadas con doce bergantines; todas de grandísima multitud de indios, y do se pueden poblar muchas ciudades, villas y lugares y

dar de comer á muchos españoles, y convertir grande multitud de ánimas. Y porque vea V. Alteza si tiene bien en que meter las manos el gobernador á quien cupiere en suerte esta gobernacion del Paraguay y el señor Obispo que allá está, aunque no sé si ha llegado, quiero poner aquí una relacion que trujo un capitan que subió el rio arriba con doce bergantines, llamado el capitan Hernando de Rivera, que subió mas de trescientas leguas, y el iba en el bergantin llamado el Golondrino, el cual dijo que á veinte dias del mes de diciembre del año pasado, partió del puerto de los Reyes con cincuenta y dos españoles, por mandado del gobernador, y fué navegando por el rio del Iguatú; y habiendo navegado diez y siete jornadas el rio arriba, pasó por tierra de unos indios llamados Perobazaes y llegó á otra tierra que se llama la provincia de Jarayes, gentes grandes labradores y criadores de patos y gallinas, y de muchas comidas, pescas y cazas, gentes de mucha razon y que obedecen á su principal. Estan despues de un pueblo de estos de hasta dos mil casas, cuyo principal se llamaba Camiré, el cual le hizo gran recibimiento y dél tomó larga informacion de los pueblos de la tierra adentro; por cuyo consejo y relacion, dejó el bergantin con doce españoles de guarda, y con una guia que llevó de los indios, Jarayes, pasó tres jornadas adelante, hasta llegar á una generacion de indios llamados Urtueses, gente buena y aplicada como los Jarayies á labrar y criar, desde aqui fué á ponerse en quince grados, todo por tierra muy poblada y buena, yendo la via del Oeste. Estando pues en estos pueblos de los Urtueses, vinieron allí otros muchos indios de otros pueblos mas adentro, comarcanos, á ver, hablar y tratar con el capitan, y traelle plumas, como las del Perú, y planchas de metal, con los cuales tuvo larga plática y aviso de cada una de las poblaciones en particular y de las gentes de

adelante, y sin discrepar conformaron todos y le dijeron que, á diez jornadas de allí, á la banda del Oeste, habitaban y tenian muy grandes pueblos unas mugeres que tenian mucho metal blanco y amarillo, y que los asientos y servicios de sus casas eran todos de dicho metal y que tenian por su principal y caudillo una muger á quien todas ovedecian, de su misma generacion, y que es gente de guerra y temida de los indios; y que antes de llegar á las dichas mugeres y su tierra, estaba una generacion de indios muy pequeños, con los cuales y con los que le estaban informando, peleaban las dichas mugeres, y con arco y flecha les hacian fuerte y sangrienta guerra; y que en cierto tiempo del año, hacen sus capitulaciones de paz, y se juntan con estos indios comarcanos, y tienen sus lascivias con ellos; y si las que quedan preñadas, paren hijas, tienenlas consigo, y los hijos crian hasta que dejan la teta, y luego se los envian á sus padres; y que esto de las mugeres lo habian dicho sin preguntárselo, como cosa nueva, estraña y admirable, y que le señalaron estaban cerca de un lago á quien los indios llamaban la Casa del Sol; y que adelante de las poblaciones que estan, pasados los pueblos de estas dichas mugeres, hay otras muchas y grandes poblaciones de negros, y á lo que señalaron tienen barbas como aguileños, á manera de moros. Preguntóles como sabian que eran negros, y dijeron, que porque los habian visto sus padres y se lo decian otras gentes comarcanas á la dicha tierra, y que era gente vestida, y que sus casas y pueblos eran de piedra, y que es gente de gran disposicion, y que poseen mucho metal blanco y amarillo, en tanta cantidad que no se sirven con otras vasijas, ollas, cántaros y tinajas grandes. Preguntóseles que á que parte habitaban, y respondieron que al Norueste y que en quince dias llegarian allá, y segun la parte do le señalaban, estarian en doce grados, á la banda del Nor

ueste, hacia las sierras de Santa Marta y el Marañon, y que es gente belicosa, y que pelean con arco y flecha, y señalaron que de esnorueste hasta el norueste cuarta al norte hay otras muchas y muy grandes poblaciones de indios que poseen mucho metal blanco y amarillo, y con ello se sirven en sus casas, y que toda es gente vestida, y que se podia ir allá muy presto, y todo por tierra poblada, y que ansi mesmo por la banda del Ueste habia un lago de agua mui grande, que no se veia tierra de la una banda á la otra, y que por toda su ribera habia grandes poblaciones de gente vestida, y que poseen mucho metal blanco y amarillo y que tenian mucha pedreria de grandí simo resplandor, de que traian algunas cosidas y recamadas por sus vestidos, las cuales sacaban los indios de dicho lago, y que tenian mui grandes pueblos, y que eran grandes labradores y criadores y de muchas comidas, y que se podrian poner en el dicho lago en quince dias, todo por tierra poblada y de buenos caminos, y que ellos los llevarian en abajando las aguas, mas que eran pocos españoles, y por donde habian de ir, eran muchos y mui valientes. Preguntóles que si entre aquella gente tienen alguno á quien todos ovedecen, y respondio que de sus mesmas generaciones, tiene cada pueblo uno á quien todos ovedecen.

La cual relacion de suso contenida, el capitan Hernando de Rivera dijo y declaró haberla tomado con toda claridad y fidelidad, lealmente; y porque à la dicha su relacion se puede dar entero crédito y se aparte toda infidelidad y duda de los que lo oyeren, dijo que juraba y juró por Dios nuestro Señor y por Santa Maria, y por las palabras de los santos cuatro evangelios, do corporalmente puso su mano derecha en un libro misal que al presente en sus manos tenia el R. P. Francisco Gonzalez Pányagua, dean de la Santa Iglesia Catedral de la Asun

cion, abierto, do estaban escritos los Santos evangelios, y por la señal de la cruz, atal como esta †, dó así mesmo puso su mano derecha, que la relacion segun y de la forma que la tiene dicha y declarada y de suso se contiene, le fué dada, dicha y declarada por los sobre dichos, principales indios de las sobre dichas tierras, y de los mas ancianos, á los cuales con toda diligencia examinó y interrogó para saber de ellos la verdad y claridad de las cosas de la tierra adentro, y que para saber mejor la verdad y ser mejor informado, estuvo casi un dia y una noche haciéndoles diferentes preguntas, y estas por diversos modos y maneras, por ver si estaban fijos ó discrepaban, y halló sin falta siempre en ellos una mesma verdad y fija relacion; y so cargo del juramento que tiene hecho, declaró que es verdad, sin haber en ello ni en parte de ello ficcion ni fraude ni engaños, sino simplemente la verdad como humanamente la pudo comprender de lo que le dijeron y informaron.

Pues segun esto verá V. Alteza, que ha menester alargar sus manos ayudadoras, y favorecer, para que tantas ánimas no se pierdan; que haciéndolo asi será V. Alteza participante de todos los bienes que se hicieren en esta tierra, y tambien si por esconder V. Alteza el talento de sus favores y socorros, se dejan de hacer los bienes y socorros de administracion de los Santos Sacramentos y predicacion del Santo Evangelio á estas gentes, no se las arriendo, porque no se toman truchas, etc.

Inútil y desaprovechado siervo de V. Alteza que sus manos besa-Fray Juan de Rivadeneyra, comisario en Tucuman y Rio de la Plata-entre dos rúbricas.

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