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otras cosas, no ha quedado ni se conoce alguno, ni por noticia ni por tradicion.

Con lo cual se concluyó esta descripcion geográfica, recopilándose en ella, con la mayor certeza, todo lo sustancial y conveniente, segun los capítulos ó puntos de la instruccion, con todo lo demas que ha parecido digno de la noticia del gobierno, advirtiéndose que no se habla sobre el punto de las minas, por no conocerse ui haberlas en la jurisdiccion, y por la misma causa tampoco se trata del origen de los rios que entran en el rio Paraguay, y en el rio Paraná, de la banda del Chaco, por hallarse en tierras de infieles y no corresponder à la jurisdiccion de Corrientes, aunque por haberse descubierto nuevamente algunos de ellos en la espedicion que se hizo al Chaco el año próximo pasado de cincuenta y nueve, se ha tenido por conveniente describirlos y espresarlos como van espresos en el plan ó mapa (1) que se halla al principio de esta descripcion y con el rio de los Lobos, llamado así, por la abundancia que hallamos en él de dichos animales; el rio de San Miguel, llamado así por haber llegado el ejército á sus márgenes el dia de la aparicion de este glorioso arcangel. Los demas rios eran conocidos, aunque su origen no está del todo descubierto ni averiguado, por hallarse, como está dicho, en tierra de los infieles.

(1) La copia de esta descripcion que se conserva en la Biblioteca Pública de Buenos Ayres, carece del mapa que aquí se menciona.

LA CIUDAD DE LOS CÉSARES

Como una continuacion de la série de documentos que publicó el señor de Angelis, en el tomo primero de su conocida Coleccion, insertamos los que, en un solo cuerpo, hemos encontrado reunidos, sobre la Ciudad Encantada, ó de los Césares.

Tales antecedentes, aunque por su objeto imaginario, no pasen de la categoría de curiosos, comprueban un hecho histórico, y son ademas importantes por los datos igualmente históricos que indirectamente suministran ó recuerdan.

Segun parece al final, esta coleccion de antecedentes sobre los Césares, fué hecha en Buenos Aires, por la persona que la escribe, en 1771, para servir á una mision próxima á encaminarse al reyno de Chile, incitando á los misioneros á indagar la verdad.

El primero de los documentos compilados, viene precedido de una nota, á manera de encabezamiento, que copiamos aquí, tomando solamente su principio para encabezar el escrito. Dice así:

Relacion de la derrota que desde Buenos Ayres conduce á la ciudad de los Césares, ó ciudad encantada, segun Silvestre Antonio Dias de Rojas, natural de Sevilla, que habiendo venido á la América en su tierna edad, yendo á hacer una vaqueria con un caballero llamado

Juan Ladron de Guevara, fueron asaltados de los indios Pehuenches, y lo retuvieron tres años cautivo, en cuyo tiempo recorrió y se hizo práctico de casi todas las provincias que median entre Buenos Ayres y la cordillera ó montaña de los Andes. En consecuencia de haber presentado al rey esta relacion, S. M. con fecha de 18 de Mayo de 1716, mandó al presidente de Santiago de Chile que providenciase lo conveniente á apurar la verdad del

hecho..

RELACION DE LA DERROTA QUE DESDE BUENOS AYRES CONDUCE Á LA CIUDAD DE LOS CÉSARES, Ó CIUDAD ENCANTADA, SE

GUN SILVESTRE ANTONIO DIAS DE ROJAS.

Desde Buenos Ayres se irá á la sierra del Tandil, por el camino de las carretas, de allí en adelante están los indios Pampas; desde dicha sierra al S. O. se vá á otro cerro que llaman el Bolcan, por haberlo allí; está habitado por los mismos Pampas, que llaman Serranos; en aquel parage, caminando al Poniente, 'cosa de ochenta leguas, se encuentra otra sierra llamada Guamin, que por un lado se acerca al mar, á cosa de dos leguas, y por el Norte tiene una gran laguna de aguas permanentes, llamada Guamin, de donde toma el nombre la sierra; en este parage se suelen juntar seiscientos ú ochocientos indios de diferentes naciones, en el tiempo de la cosecha de la algarroba que produce el monte, y de cuyo fruto se mantienen y hacen la chicha, que es la bebida que usan siempre.

Durante este comercio hacen sus paces y colocan sus reales al rededor de la laguna, desde donde hay setenta leguas de travesía al otro lado del monte, y en medio

de él habitan los indios Ruyutuques, que corren la campaña por el Poniente, gente guerrera, tratable y amiga de los españoles, y compondrá el número de cuarenta á cincuenta mil indios.

Desde este monte, caminando al Poniente, se pasa por unas campañas dilatadas, cuya travesía es de treinta leguas, tierra arenosa, donde no se encuentra agua, ni pasto, ni apenas árboles, pasada dicha travesía se encuentra un rio mui grande y hondable, que sale de la Cordillera grande de Chile, y vá dando vueltas, atı avesando dichas campañas; este rio es mui hondo y mui lleno de barrancas, mui ásperas por algunas partes, y por esa causa tiene sus pasos señalados por donde se puede vadear, que por eso es llamado el Rio de las Barrancas.

Pasado dicho rio, se prosigue por las dichas campañas estériles, siempre siguiendo el dicho rumbo, hasta encontrar otro rio llamado Tunuyá, cincuenta leguas de uno á otro; alguna parte, entre estos, habitan otros indios llamados Pichequeles; son en número grande, y los mas bravos que hay en todas las campañas; pero estos no se estienden mas que entre los dos rios.

Saliendo de este rio, siempre siguiendo el rumbo del Poniente, se entra por una campaña de médanos mui fragosos y ásperos, tierra mui seca y estéril; caminando por entre dichos médanos, como cosa de treinta leguas, se descubre, mirando al Poniente, un cerro grande, nevado, mui alto, en forma de columnas, llamado el cerro de Payer; en este cerro habitan los indios Chiquillanes, son indios mui domésticos y familiares con los españoles y son pocos en número, de veinte á treinta mil indios. Este cerro grande tiene muchos cerros al rededor, colorados, los cuales son todos de metales de oro mui rico, y al pié de este cerro grande, hay otro cerro pequeño que tiene los

panizos como cerro de azogue, el cual es de cristal muit fino.

Desde ese monte se tirará el rumbo caminando al Sur, y á cosa de cinco leguas se encuentra un rio llamado el Rio Diamantino; llámase asi, porque nace de un cerro negro, pasado de plata, y en el dicho cerro hay muchos diamantes; y adelante de este, como cosa de cinco leguas, se encuentra otro rio llamado de San Pedro; entre estos dos rios habitan unos indios llamados Diamantinos, gente que los mas son cristianos y rezan, y serán de número hasta cuatrocientos indios.

Este rio es mui temido de todo género de indios, por lo fragoso de él, que solo tiene algunos pasos señalados, muy pocos, por cuanto lo mas del año está crecido.

Prosiguiendo dicho rumbo, distancia de cuatro leguas, se encuentra otro riachuelo que llaman estero; llámase de los Ciegos, por haber habido en tiempos antiguos unos indios, y cegaron por un temporal grande que hubo de

nieves.

Desde este riachuelo, estero, habita muchisima multitud de indios, á los cuales llaman Pehunches, y sus armas de estos son lanzas y alfanges, y todos los demas usan de las mismas armas; estos corren hasta la Cordillera Nevada, por la parte del Poniente, y por la parte del Sur comercian con los Césares ó españoles.

Caminando siempre por el mismo rumbo, cosa de treinta leguas, mas o menos, están otros indios llamados Pulches; estos indios son mui crecidos y corpulentos y tienen los ojos mui pequeños; son pocos en número, que serán hasta seiscientos indios; son muy parciales y amigos de los españoles y desean mucho el tener trato con ellos; estos indios están á la boca de un valle mui grande, donde sale un rio mui caudaloso llamado el Rio Ordo, el cual es criadero de oro, y dicho rio nace de la raiz de unos cerros

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