Imágenes de páginas
PDF
EPUB

nuestra parte, sobre que damos nuestra palabra como leales españoles.

Y en este caso le damos por advertencia que los dilatados dominios de nuestra nacion, ocupan, por esta parte, toda la distancia que hay de mar á mar, del Oriente al Poniente, espacio de cuatrocientas leguas de suerte que, viniendo caminando y dejando siempre á la mano izquierda los cerros y sierras nevadas, necesariamente encontrarán nuestras poblaciones, y llegando al cerro que llaman el Payen, empezarán á tener mas ciertas noticias de nosotros, y hallarán la primera ciudad que llamamos de Mendoza, donde estará libre de todo riesgo y trabajo, creyendo tambien que la mayor distancia que imaginamos hay, línea recta, entre nuestras poblaciones y las de vuestras mercedes, será como de doscientas leguas, que, en dos meses, ó lunas, se pueden caminar despacio.

Esto ha parecido bastante, por ahora, decir en esta carta, mientras merecemos á vuestras mercedes su respuesta, rogando en el interior á Dios nuestro Señor Supremo, les dé muchas felicidades, y los conserve en ellas dilatados años.

Escrita en la ciudad de Santiago de Chile, en dos dias andados del mes de febrero del año de 1720.

DECLARACION TOMADA Á UN INDIO PRISIONERO EN EL CAMPAMENTO DE SAN FERNANDO, SOBRE LOS SUPUESTOS ESPAÑOLES EN LA REGION AUSTRAL-1759.

En el campamento de San Fernando, á las orillas del Rio Bueno, frontera de la plaza de Valdivia, en 28 dias del mes de enero de 1759, yo el comisario general de la

caballeria don Juan Antonio Garreton, capitan de infanteria española de la guarnicion de dicha plaza y comandante de la espedicion del espresado Rio Bueno.

Por cuanto los fines é intencion del señor general don Manuel de Amat, gobernador y capitan general de este reino, se dirijen á hacer transitables estos caminos que tienen atacados los indios bárbaros, para la comunicacion de la provincia de Chiloé, que ha siglo y medio que no se transitan, por las invasiones de estos indios, como tambien los grandes deseos que tiene dicho señor, y generalmente todo el reino, de que sean descubiertos los españoles que por noticias se sabe están en las cordilleras, de la otra parte del rio; y habiendo quedado entre los indios, en la funcion que tuvimos la noche pasada del 27, uno de ellos mal herido, le hice traer á mi presencia, y por el capitan de lenguas don Juan de Castro se le preguntó de qué nacion era y qué número de indios nos habian atacado, y por quién venian gobernados y qué fin traian? Respondió, que es de nacion Aucá, que los indios que venian á la funcion eran mas de siete mil, que el cacique que los gobernaba era Casiblanca, y que este hizo el llamamiento, y que venian resueltos á acabar los españoles, y que si salian victoriosos, se reforzarian con poco y pasarian á las plazas á efectuar lo propio.

Preguntado por su nombre y de qué parage? Respondió se llamaba Angamilla y que es de Compuye y de parcialidad del cacique Inalife.

Preguntado si dicho cacique vino á la funcion y trajo á sus parciales, y qué distante es su tierra de este parage? Respondió, que no vino su cacique, y que solo envió diez indios, y que hay dos dias de camino á su tierra.

Preguntado qué gente tendrá su cacique y qué armas usan, y si tienen ganados? Respondió que tienen mas de

quinientos indios y que usan lanza y macana y hay muchos ganados y caballos en su tierra.

Preguntado si sabe haber algunos españoles adelante. de su tierra? Respondió que sabe que hay unos españoles que se nombran Aucaguincas, en el parage nombrado Coneoleyfe, y que estos están poblados de la otra parte de la laguna de Puyeque, en varias poblaciones.

Preguntado diga por dónde es el camino para ir á donde están los españoles que dice, y qué distancia están de este parage, y qué gente se halla en este espresado camino? Respondió que el camino es para la parte del Este cuarta al Sur, que así lo señaló, y que hay seis dias de camino, y que en este tránsito están los caciques siguientes: Inaleyfe, en Cunupuye, y que es el cacique de este declarante; Huynchunel, en el parage nombrado Puretumapu; un dia adelante, el cacique Ancalve, en el parage de UñoUño; un dia de camino adelante, el cacique Irinangue, en el parage de Puyeque, dos dias de camino que es donde está la laguna.

Preguntado si dichos españoles tenian guerra con los indios, que si se comunicaban con ellos? Respondió sabia que tienen guerra y que no dejan entrar en sus tierras á los indios, ni los indios á los españoles en las suyas, aunque lo han intentado muchas veces.

Preguntado si ha visto alguno de estos españoles, que si ha oido decir si ha pasado alguno por sus tierras? y que diga cuanto supiere ó haya oido decir de dichos españoles? que le prometo, como diga verdad, mandarlo curar y darle libertad. Responde que él no ha visto, pero que sabe ciertamente los hay, y que á muchos se lo ha oido decir en su tierra que los han visto, y que andan vestidos de unos ropones largos, y que desde la casa de este declarante ha oido muchas veces el estruendo como de artilleria que tie

nen los dichos españoles, y que entre los indios es precepto que no puedan decir que hay tales españoles.

Preguntado si hay algunos rios que pasar para llegar á donde están los españoles, ó algunas montañas ó cerros, ó si pueden juntar muchos indios? Respondió, que, no hay mas que el Rio Bueno y algunos arroyos que por el verano tienen vado, y que los montes son pocos, y que el camino es bueno, y que no hay mas que la Cordillera que se está divisando, y que esta se pasa por una quebrada por donde sale el rio de la laguna de Puyeque, y que este rio no lo ha pasado, y que así lo ha oido decir á los indios muchas veces, y que, pasado mas adelante los dos volcanes que tenemos á la vista, hay otro camino qué vá como á los Aucahuincas, que es menester un desierto, y luego se llega á dicho rio que sale de la laguna, adonde tienen un puente los españoles, y que por los dos caminos hay pocos indios, pero que pueden hacer llamamiento á los Peguenches y Puelches; y para confirmar mejor esta noticia, le pregunté si tenia noticia de la gente de Chiloé, y respondió sabia de ellos y señaló que estaban á la parte del Sur, y dijo mas, sabia de los de Buenos Ayres; por lo que no hallé la menor duda en haber los españoles que el declarante dice. Y todo lo referido lo declaró en mi presencia y en la de mis oficiales, que son el capitan don Francisco Albarran, el alferez don Vicente Agüero y el teniente de la compañia del número don Antonio Ugarte y Salinas, quienes lo firmaron juntos conmigo y don Juan de Castro que sirvió de intérprete -- General don Juan Antonio Garreton Francisco Albarran- Vicente Agüero-Antonio Ugarte y Salinas-Juan de Castro.

Concuerda con el original que para en mi poder, el que me fué remitido de la Concepcion de Chile por un amigo que conocia el afecto que yo tenia á que fuesen descubiertoss ocultos españoles. que hay muchos años suenan, si

es cierto, por haberse perdido en aquellas costas que distan en los entremedios del puerto de San Julian y boca del Estrecho que dicen de Magallanes, como mas largamente lo manifiesta el Derrotero que Silvestre Antonio de Rojas, formó desde Buenos Aires hasta avistar las casas de los Césares Españoles, por haber andado cautivo de varias naciones de indios que le aprisionaron en las campañas de Buenos Aires: que siendo page de escoba, que por no volver á España, se huyó y encontró en las pampas á un cordobés apellidado Ladron de Guevara que entraba con tropa de carretas á hacer cueros y sebo en dichas pampas; y habiendo sido acometido de los indios, y casi todos muertos, y por muchacho escapó Silvestre Antonio de Kojas y le llevaron cautivo y lo vendieron á otros indios de adentro, con los cuales habitó tres años, en los cuales se mostró tan valiente que llegó á ser electo cacique por falta de herederos de su señor; y acordándose que era cristiano y venido de España, en donde habia sido educado con distinta doctrina, católica cristiana, y que se hallaba como perdido entre infieles, discurrió escaparse de entre ellos, como así lo hizo. y pasó á Mendoza por el año de catorce ó quince, adonde hizo relacion de todo lo sucedido, que no dudo se encontrará en uno de los dos archivos, secular ó eclesiástico; y en el año de diez y seis se embarcó en este puerto de Buenos Aires, en unos navíos que iban para España; y luego que llegó á dicho reino, presentó un memorial á la magestad católica, sobre el mismo asunto; de lo que resultó, no estoy entendido; solo sí, me han dicho murió en Cádiz en el hospital de San Juan de Dios.

Esta relacion la hago gustoso al R. P. guardian, ó al que hiciere cabeza de la mision que se halla en esta ciudad y próxima á caminar para el reino de Chile y puertos

« AnteriorContinuar »