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que recibieron el dinero que á cada una le correspondia, las demas siguieron al establecimiento.

Para los pobladores dependientes de Maldonado, se comisionó á su oficial real don Rafael Perez del Puerto, quien hasta ahora solo me ha avisado haber concluido esta materia con diez y ocho familias pobladoras, verdad es que como allí se habia dado en tiempo anterior á cada uno una casa formal, halla mas dificultad en reducirlos á un convenio racional y prudente, y así, si á este puro é íntegro ministro de hacienda, le acompañara mas resolu cion, estaria ya concluido este asunto, que inútilmente ha importado millones, teniendo por último comprometido al Real Erario por cerca de los dichos 50,000 pesos anuales, de cuyo desembolso puedo asegurar que está libre.

Cuando habia principiado su comision el señor Azara, recibí la real órden de 18 de enero de 1800, en que S. M. me manda y autoriza para establecer á las mencionadas familias pobladoras en donde me pareciese conveniente, aunque no sea en la costa Patagónica que habia sido su primer destino.

Luego que concluyó el convenio final con los encargados al señor Azara, se dirijió este á la frontera á principiar unas poblaciones tan interesantes, como que ellas serán el único medio de contener á los portugueses, que, apesar de los convenios de ambas naciones, procuran irse introduciendo en nuestros dominios, y si se continúan por nosotros estos establecimientos, se atajarán las estracciones que hacen de ganados los de aquella nacion, con utilidad suya y perjuicio nuestro, y se impedirán al propio tiempo otros contrabandos que se introducen. En el dia se han establecido 20 individuos en San Gabriel de Batoví, en las inmediaciones del Rio Ivicuy, estando ya concluida la iglesia y nombrado capellan. Vá tambien á hacerse otra poblacion en el Monte grande, la que en el dia se halla em

prendida con el establecimiento de varios pobladores, fuera de los indios libres que pasaron á agregarse, teniendo todos sus correspondientes suertes de tierras, cuya situacion es á la otra banda del Rio Santa María, y se denominará la «Esperanza, bajo la proteccion de San Féliz: es de advertir que siendo nuestros pobladores casi bárbaros, ó muy mal habituados, ha tenido por conveniente el señor Azara, admitir entre ellos algunas familias portuguesas honradas, laboriosas y de mejores costumbres, para que á su ejemplo ó por emulacion se hagan de mejor conducta.

Es tan conveniente la continuacion de estas poblaciones, no solo en toda la frontera sino tambien en el espacio que se comprende entre ésta, el Uruguay y Rio Negro, que si se concluye esta operacion, repartiendo entre muchos moderadas porciones, se conseguirán dos beneficios, el uno extringir los vagos que infestan aquellos campos robando ganados y mujeres, y cometiendo varios homici dios, y el otro precisar á los jentiles, Charrúas y Minuanes, á desamparar aquellos terrenos ó reducirse á poblaciones, libertando aquellas estancias de sus incursiones en cualesquiera de estos casos; pero deben tener la precaucion que antes dije de repartirse entre muchos, así por que es mas útil al estado, que un terreno mantenga muchos vasallos, que no pocos, como tambien porque siendo mucho el vecindario de aquellos campos, tendrán menos proporcion de abrigarse en ellos los forajidos, y en caso de invasion de ingleses se hallará mas jente próxima para reunirse y rechazarlos.

Con estas ideas, antes de haber resuelto el establecimiento de las familias que vinieron de España, habia pensado cubrir las costas del Rio Negro, en defensa de los hacendados de la otra banda que se quejaban de las invasiones de los gentiles, fundando dos poblaciones en las ca

beceras de los rios Yarapey y del Uruguay, á cuyo fin comisioné con un destacamento de tropa al capitan de Blandengues D. Jorge Pacheco, encargado de rechazar y contener á los infieles.

Luego que recibió mis órdenes, contestó con pronta resignacion en lo que pertenecia á operaciones militares, pero poniendo muchos obstáculos para eximirse de formar poblaciones, suponiéndose sin las luces suficientes, y lo principal y mas sólido de sus representaciones, que, siendo aquellos parajes tan distantes de aquellas poblaciones, no hallaría colonos, por temor de quedar espuestos al furor de los indios, sin fuerzas bastantes para resistirlos.

Para evitar estos daños, y dar algun principio á mis ideas, se le contestó que no se pensaba hacer unas poblaciones tales que necesiten algun facultativo que las organice con alguna exactitud, y que para trazar las calles, segun los cuatro puntos cardinales, poca ciencia se necesitaba, y que bastaria que el paraje donde estableciese su Real, para desde él batir la campaña, fuese principio de una poblacion. Entre estas contestaciones y la remisien de algunos útiles que pidió, se iba concluyendo el verano, pero por fin resultó que todo lo que era antes dificultades por parte de Pacheco, se allanó, tanto que pro metió si se le acudia con los ausilios, formar cuatro pueblos en breve. Esta repentina mutacion, me hizo advertir, aun que tarde, que yo no habia penetrado bastante lo que podia resultar del sistema principiado, y habiéndosele mandado, que, dejándose de poblaciones, atendiese solo á ahuyentar los enemigos, me hallé con una carta suya en que me esponia, que era ya preciso hacer una poblacion en las inmediaciones de uno de los arroyos que entran en el Uruguay, por que tenia mas de cincuenta pobladores, que con muchos ganados se habian puesto en movimiento. Que de despedirlos se le seguirian nota

bles perjuicios, y que á su espedicion se le imposibilitaria el éxito feliz, no teniendo aquel paraje donde asegurar su caballada Ademas, de que otros antecedentes, sin la variacion total de su modo de pensar, me habian hecho entrar en desconfianza, y el no especificar el paraje preciso en que pensaba tijarse, me acabó de hacer conocer que tiene mas valor para acometer á los indios, que para resistir otras sujestiones, como así se lo contesté con claridad, mandándole que solo hiciese ese pueblo y no atendiese mas que á ahuyentar los enemigos; y el teniente gobernador de Yapeyú (á quien habia mandado yo que por su parte hiciese un establecimiento de sus indios á la parte oriental del Uruguay) me representó oponiéndose á lo que habia yo dispuesto (de que por la parte oriental de aquel rio, no se incluyesen los terrenos reservados, segun tenia mandado, para que los poblasen los guaranís á quienes en justicia pertenecen) pero le respondí lo contestado á Pacheco, sobre que solo se formase un pueblo.

El alma de todos estos manejos, no es otra que querer algunos hacendados dilatar sus posesiones á lo infinito, apoderándose con usurpacion de aquellas pingües tierras que verdaderamente son de los indios.

El modo que concibo ahora con mayores luces, para lograr que los gentiles no incomoden las tierras de la ju risdiccion de Montevideo, ó que las desamparen totalmente, ó que se reduzcan á poblaciones, es que algunos destacamentos se sitúen paralelos al Rio Negro, y á proporcion de que se vayan poblando las tierras que cubran, se adelanten tambien dichos destacamentos: que los que vá haciendo el señor Azara se ausilien con parte del destacamento de Pacheco, y que pasando el Uruguay las familias guaranís que sea posible, segun lo que este se adelante, se vayan tambien estableciendo sin peligro de los bárbaros lo que, verificándose, llegará el caso de que

en dos ó tres años se logre el pensamiento, al cual he dedicado mis conatos en el poco tiempo que me ha quedado de mando.

Si V. E. gusta continuar esta idea tan útil, puede seguir con preferencia al de cualquiera otro el dictámen del señor Azara.

CHASCOMÚS

En el territorio de Chascomús, frontera al sur de esta ciudad, se hallan establecidas muchas familias pobres, por providencias jenerales en tiempo del Exmo. señor Vertiz, pero sin que se les hubiese puesto en posesion formal, ó medídoles las tierras, ni habérseles dado título en particular, pero radicados allí, unos de grado y otros precisados, han vivido conformes,experimentando el sobresalto y frecuentes insultos funestos de los indios pampas. No obstante la justicia que los recomienda, y la conveniencia pública que resulta de que las fronteras se hallen abundantemente pobladas, procuran expelerlos los poderosos de allí, señaladamente don Antonio Obligado, quien les ha puesto pleito sin otro márgen que el de denunciar por realengas aquellas tierras, contando por otra parte con la falta de valimiento de los infieles. Me parece que debe preferirse el establecimiento de muchos en la frontera, al de pocos, y que se deben abrir las puertas á todos los que quieran poblar, avanzando terreno, con la seguri dad de la tropa destinada, la cual debe subsistir de modo, que se halle espedita para ir adelantando al sur, sin permitirse á sus individuos se radiquen con algun interés.

De este modo seguro, aunque lento, se logrará al cabo el fin que se propone el precitado proyecto de trasladar de

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