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les tropas que se embarcaron para Sicilia á sofocar la rebelion que antes indicamos, y de que hablarémos después, no pudo reunirse un ej rcito que oponer al enemigo. Ai fué que Schomberg penetró en el Ampurdan por el e. trecho y difícil Coll de Bañols, se detuvo tres dias en Figueras, que abandonaron los españoles, se llegó á los arrabales de Gerona, y atacó la ciudad, que defendió con constancia el duque de Medinasidonia, hasta que el francés, cansado de una resistencia que no esperaba, alzó el cerco y se retiró con pena. Viéronse en la defensa del rastrillo de San Lázaro hechos heróicos Un solo capitan, don Francisco Vila, detuvo por espacio de cinco horas con treinta hombres á un número cien veces mayor de franceses: y alli pereció el caudillo de miqueletes Lamberto Manera, despues de haber peleado todo el día, cubierto de sangre enemiga y de la suya propia.

Pero su compañero Trinchería no cesó de acosar al ejército francés, no dejándole asentarse en parte alguna, ni menos desmembrarse en partidas sueltas, ni cruzar un convoy que no fuera atacado, habiendo alguno que aunque escoltado por mas de dos mil hombres fué acometido en un desfiladero por solos doscientos de los almogávares ó miqueletes de Trincheria, matando éstos hasta otros doscientos enemigos, y apoderándose de trescientas acémilas. Ya que no podia pelearse como de ejército á ejército, eran prodigiosas las hazaños de los catalanes en combates parciales. Un cuerpo de cuatro mil infantes y qui nientos ginetes franceses atacó la villa de Massanet, donde solo se encontraba el capitan José Boneu con cuarenta miqueletes Rotas fácilmente por el enemigo las tapias de la villa, encontró á Boneu fortificado en las calles con sus cuarenta hombres, que las fueron defendiendo palmo á palmo por espacio de muchas horas. Refugiados por último en la iglesia, resistieron alli hasta que escalando los franceses las bóvedas y penetrando por muchas partes á un tiempo, viendose como ahogados por el número tuvieron que rendirse. Quiso el general francés mandar ahorcar á Boneu, mas luego desistió aco dándose de que él mismo habia debido la vida á los catalanes, y considerando que eran terribles en sus venganzas. Hechos como éste se repetian con frecuencia.

Determinado Schomberg á apoderarse del castillo de Bellegarde, que los españoles habian tomado el año anterior tan fácilmente, pero que habian tenido cuidado de poner en buen estado de defensa, atacóle con artillería gruesa que hizo llevar de Perpiñan. Circunvalada la fortaleza, ofrecióse el intrépido Trinchería á abrirse paso con sus miqueletes, y le abrió en efecto rompiendo un cuartel enemigo con indecible arrojo; pero los capitanes y soldados que el de San German enviaba en socorro del fuerte se negaron á encerrarse dentro de sus muros. Con lo cual los sitiados, después de una vigorosa defensa, se vieron precisados á capitular, y evacuada la fortaleza por la guarnicion, que se com

poñia de mil hombres, entraron en ella los franceses (20 de julio, 1675). Descansó Schomberg en la estacion calurosa de las fatigas de la campaña, y para concluirla se fué á la Cerdaña, donde exigió como de costumbre contribuciones para mantener su ejército, aunque sin saquear los pueblos ni talar los campos: amenazó á Puigcerdá, mis hallándola bien fortificada y provista por el duque de San German, se retiró sin acometerla á cuarteles de invierno (1).

En otros puntos se estaban midiendo en mayor escala las fuerzas do Luis XIV. con las de las potencias aliadas. El emperador habia hecho entrar. en la confederacion otros príncipes, pero tambien Luis celebró pactos con el rey de Suecia, obligándose éste á distraer la atencion de Leopoldo por el norte de Alemania, á cuyo fin y so pretesto de haber infringido el tratado de Westfalia el elector de Brandeburg, hizo entrar tropas en la Pomerania electoral, (enero, 1675). Buscó entonces el elector el apoyo del Imperio, de Holanda, de Dinamarca, y de la casa de Brunswich para defenderse contra la Suecia, y asi tomó la lucha mas colosales dimensiones, interesándose en ella casi toda la Europa.

En los Paises Bajos el príncipe de Orange, y el duque de Villahermosa que sucedió al conde de Monterrey en el gobierno de la Flandes española, juntataron sus fuerzas para oponerse á las empresas de los franceses. Pero confundialos el rey Luis con los movimientos de sus ejércitos, amagando ya á un lado ya á otro, dando vueltas hácia una y otra parte, sin que se pudieran penetrar sus intenciones. Sabíanse después por los resultados. Sus excelentes generales Crequi, Condé y Enghien, rindieron las importantes plazas de Dinant y de Limburgo (de mayo á julio, 1675). El monarca francés impidió al de Orange y á los españoles el paso del Mosa, y sus tropas los fueron persiguiendo en su retroceso á Bruselas, apoderándose de paso de Tillemont. Su necesidad de sacar de Flandes un cuerpo considerable de tropas francesas para enviarlas á Alemania mejoró la suerte de los holandeses y españoles: el de Orange quedó en ap-. titud de obrar con mas desembarazo (julio, 1673), pero no pudo desalojar á Condé de las posiciones ventajosas que escogia, ni obligarle á aceptar la batala fuera de ellas. Otro tanto le sucedió con el duque de Luxemburg, que reemplazó en el mando á Condé, cuando éste tuvo que partir á Alemania á reparar en lo posible la pérdida que all: acababa de sufrir la Francia con la muerte de Turena. Tampoco fué lucida la campaña de este año en Flandes para los holandeses y españoles (2).

La de Alemania fué famosa, no por las conquistas que en ella hicieran ni

(1) Epitome histórico de los sucesos de España, etc. MS. de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, c. lil.-La Martiniére, Vida y reinado de Luis XIV. to

mo IV.

(2) Basnage, Historia de las ProvinciasUnidas.-Bruzen de la Martiniére, Vida y reinado de Luis XIV.-Obras de Luis XIV.

les tropas que se embarcaron para Sicilia á sofocar la rebelion que antes indicamos, y de que hablarémos después, no pudo reunirse un ej rcito que oponer al enemigo. Ai fué que Schomberg penetró en el Ampurdan por el e. trecho y difícil Coll de Bañols, se detuvo tres dias en Figueras, que abandonaron los españoles, se llegó á los arrabales de Gerona, y atacó la ciudad, que defendió con constancia el duque de Medinasidonia, hasta que el francés, cansado de una resistencia que no esperaba, alzó el cerco y se retiró con pena. Viéronse en la defensa del rastrillo de San Lázaro hechos heróicos Un solo capitan, don Francisco Vila, detuvo por espacio de cinco horas con treinta hombres á un número cien veces mayor de franceses: y alli pereció el caudillo de miqueletes Lamberto Manera, despues de haber peleado todo el dia, cubierto de san gre enemiga y de la suya propia.

Pero su compañero Trinchería no cesó de acosar al ejército francés, no dejándole asentarse en parte alguna, ni menos desmembrarse en partidas sueltas, ni cruzar un convoy que no fuera atacado, habiendo alguno que aunque escoltado por mas de dos mil hombres fué acometido en un desfiladero por solos doscientos de los almogávares ó miqueletes de Trinchería, matando éstos hasta otros doscientos enemigos, y apoderándose de trescientas acémilas. Ya que no podia pelearse como de ejército á ejército, eran prodigiosas las hazañas de los catalanes en combates parciales. Un cuerpo de cuatro mil infantes y quinientos ginetes franceses atacó la villa de Massanet, donde solo se encontraba el capitan José Boneu con cuarenta miqueletes. Rotas fácilmente por el enemigo las tapias de la villa, encontró á Boneu fortificado en las calles con sus cuarenta hombres, que las fueron defendiendo palmo á palmo por espacio de muchas horas. Refugiados por último en la iglesia, resistieron alli hasta que escalando los franceses las bóvedas y penetrando por muchas partes á un tiempo, viendose como ahogados por el número tuvieron que rendirse. Quiso el general francés mandar ahorcar á Boneu, mas luego desistió aco dándose de que él mismo habia debido la vida à les catalanes, y considerando que eran terribles en sus venganzas. Hechos como éste se repetian con frecuencia.

Determinado Schomberg á apoderarse del castillo de Bellegarde, que los españoles habian tomado el año anterior tan fácilmente, pero que habian tenido cuidado de poner en buen estado de defensa, atacóle con artillería gruesa que hizo llevar de Perpiñan. Circunvalada la fortaleza, ofrecióse el intrépido Trinchería á abrirse paso con sus miqueletes, y le abrió en efecto rompiendo un cuartel enemigo con indecible arrojo; pero los capitanes y soldados que el de San German enviaba en socorro del fuerte se negaron á encerrarse dentro de sus muros. Con lo cual los sitiados, después de una vigorosa defensa, se vieron precisados á capitular, y evacuada la fortaleza por la guarnicion, que se com

poñia de mil hombres, entraron en ella los franceses (20 de julio, 1675). Descansó Schomberg en la estacion calurosa de las fatigas de la campaña, y para concluirla se fué á la Cerdaña, donde exigió como de costumbre contribuciones para mantener su ejército, aunque sin saquear los pueblos ni talar los campos: amenazó á Puigcerdá, mis hallándola bien fortificada y provista por el duque de San German, se retiró sin acometerla á cuarteles de invierno (1).

En otros puntos se estaban midiendo en mayor escala las fuerzas de Luis XIV. con las de las potencias aliadas. El emperador habia hecho entrar. en la confederacion otros principes, pero tambien Luis celebró pactos con el rey de Suecia, obligándose éste á distraer la atencion de Leopoldo por el norte de Alemania, á cuyo fin y so pretesto de haber infringido el tratado de Westfalia el elector de Brandeburg, hizo entrar tropas en la Pomerania electoral, (enero, 1675). Buscó entonces el elector el apoyo del Imperio, de Holanda, de Dinamarca, y de la casa de Brunswich para defenderse contra la Suecia, y asi tomó la lucha mas colosales dimensiones, interesándose en ella casi toda la Europa.

En los Paises Bajos el príncipe de Orange, y el duque de Villahermosa que sucedió al conde de Monterrey en el gobierno de la Flandes española, juntataron sus fuerzas para oponerse á las empresas de los franceses. Pero confundialos el rey Luis con los movimientos de sus ejércitos, amagando ya á un lado ya á otro, dando vueltas hacia una y otra parte, sin que se pudieran penetrar sus intenciones. Sabíanse después por los resultados. Sus excelentes generales Crequi, Condé y Enghien, rindieron las importantes plazas de Dinant y de Limburgo (de mayo á julio, 1675). El monarca francès impidió al de Orange y á los españoles el paso del Mosa, y sus tropas los fueron persiguiendo en su retroceso á Bruselas, apoderándose de paso de Tillemont. Su necesidad de sacar de Flandes un cuerpo considerable de tropas francesas para enviarlas á Alemania mejoró la suerte de los holandeses y españoles: el de Orange quedó en aptitud de obrar con mas desembarazo (julio, 1675), pero no pudo desalojar á Condé de las posiciones ventajosas que escogia, ni obligarle á aceptar la batala fuera de ellas. Otro tanto le sucedió con el duque de Luxemburg, que reemplazó en el mando á Condé, cuando éste tuvo que partir á Alemania á reparar en lo posible la pérdida que all: acababa de sufrir la Francia con la muerte de Turena. Tampoco fué lucida la campaña de este año en Flandes para los holandeses y españoles (2).

La de Alemania fué famosa, no por las conquistas que en ella hicieran ni

(1) Epítome histórico de los sucesos de mo IV. España, etc. MS. de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, c. I.-La Martiniére, Vida y reinado de Luis XIV. to

(2) Basnage, Historia de las ProvinciasUnidas.-Bruzen de la Martiniére, Vida y reinado de Luis XIV.-Obras de Luis XIV.

franceses ni imperiales, sino por las pruebas que de su respectiva habilidad dieron los dos mas insignes generales de su siglo, Turena y Montecuculli. El de los franceses era singular en la eleccion de posiciones y en los artificios para burlar las asechanzas y evitar los combates siempre que le convenia. El de los alemanes se distinguia por su precaucion en las marchas, y por la manera ingeniosa con que conducia en ellas las tropas, los trenes y los bagages. De Montecuculli se ha dicho que nunca ningun general ha sabido imitarle en el órden de las marchas por cualquier pais que fuese. Háse dicho de Turena que зabía retroceder como Fabio y avanzar como Anibal. Hallándose en una ocasion frente del ejército de Montecuculli despues de haber dado disposiciones para la batalla, y observando sus movimientos, una bala de cañon le dejó muer to instantáneamente (29 de julio, 1675). Su muerte causó un dolor general y profundo en toda la Francia: los hombres elocuentes lloraron todos sobre su tumba: su cadáver fué llevado á París, y enterrado en el panteon de los reyes (1). El ejército francés, despues de la muerte de este grande hombre emprendió la retirada: los imperiales pasaron el Rhin, y entraron en la Alsacia, pero no pudieron mantenerse en ella.

Deseaban ya casi todas las potencias la paz, y la Inglaterra era la que trabajaba más por ella en calidad de mediadora. Ocurrian no obstante dificultades, como siempre, á pesar de la buena disposicion de la mayor parte de los soberanos. El de Francia especialmente, acostumbrado á ganar mucho en tales tratos, aparentaba hacer grandes sacrificios cuando solo cedia en cosas de poca monta, tál como la de convenir sin dificultad en el lugar que se señalára para tener las conferencias. Vencidos al fin algunos inconvenientes, y designada de comun acuerdo para celebrar las pláticas la ciudad de Nimega, cada soberano envió allá sus plenipotenciarios para comenzar las negociaciones (diciembre, 1675).

Mas como si en tales tratos no se pensára, asi obró Luis XIV., cada vez que so pretesto de obligar á los enemigos de la paz á no turbar las conferencias, reforzó sus regimientos, y puso al año siguiente (1676) cuatro ejércitos en campaña; el del Rhin al mando del duque de Luxemburg, el de Sambre y Mosa al del mariscal de Rochefort, dando al de Noailles el destinado á obrar en el Rosellon y Cataluña, y quedando él mismo al frente de otro de cincuenta mil hombres, cuyos tenientes eran el duque de Orleans, su hermano, y los mariscales de Crequi, Schomberg, Humiéres, la Feuillade y Lorges. Cayeron estas fuerzas primeramente sobre la plaza de Condé en Flandes, y atacáronla

(+) Beaurain, Historia de las cuatro últimorias halladas en la cartera del mariscal mas campañas de Turena.-Vida del vizcon- de Turena, por el conde de Grimoard. de de Turena.-Coleccion de cartas y me

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