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la reduccion de las guarniciones de puntos fortificados y línea de Zubiri.

Contestando el conde de Sarsfield á una comunicacion que Oráa, en nombre del de Luchana, le dirigió en 22 de enero, esponia el sentimiento de no poder corresponder en aquel instante, por no tener á la vista los antecedentes, á la confianza con que le distinguia el general en jefe preguntándole su parecer en órden al plan de operaciones que convendria ejecutar en el movimiento general prevenido; pero entretanto que adquiria mayores datos, esponia únicamente en su concepto, en cuanto á la primera disposicion preparatoria, que deberia terminarse antes de que se movieran las divisiones Evans y Sarsfield, que toda la fuerza á las inmediatas órdenes del general en jefe debia dirigirse sobre Durango, y mantenerse estacionaria en dicho punto hasta que verificasen la reunion de las suyas sobre el Urumea los generales citados.

El movimiento sucesivo lo determinarian los jefes segun lo exigiesen las circunstancias y la nueva posicion del ejército enemigo, el cual, estrechado en la que ocupaba por tres distintos cuerpos, creia Sarsfield que necesariamente le abandonaria y su base y centro de operaciones.

El virey de Navarra escribia al mismo tiempo particularmente al general en jefe, llevando la carta é instrucciones verbales don José María Ezcarti, hoy gobernador civil de Alava.

Manifestó Espartero á Sarsfield (1) lo satisfactorio que le era el ver que sus planes para la pronta terminacion de aquella desastrosa guerra, coincidian en un todo con los suyos, siendo el general Evans de la misma opinion, y el que coincidiese su respetable opinion, decia, con el movimiento que habia creido conveniente emprender con el ejército de su inmediato mando sobre la villa de Durango, el que ejecutaria tan pronto como llegaran á Bilbao los recursos y víveres de que carecia, y esperaba de un momento á otro, porque el gobierno noticiaba su remesa. Sin perjuicio de avisarle en cuanto emprendiera el movimiento, le facultaba desde luego, para que dejando cubierta la línea de Zubiri con la fuerza que únicamente fuese precisa, reduciendo las guarniciones á lo puramente indispensable, reuniera el mayor número posible de tropas para ejecutar con ellas su movimiento sobre el Baztan, y darse la mano con las de Evans, á quien habia reforzado Espartero con siete batallones, facilitandole así el ponerse en contacto con Sarsfield, ocupando á Irun y cerrando la frontera de Francia para impedir la comunicacion de los carlistas con este reino.

(1) Comunicacion del 10 de febrero, en Bilbao.

El conde de Luchana se proponia marchar á Durango con veintiocho batallones, dejando á las circunstancias el determinar los movimientos sucesivos. Das Antas, con dos batallones y doscientos cincuenta caballos españoles, cubriria las provincias de Burgos y de Santander. La tercera division, que constaba de cinco batallones y trescientos caballos; operaria en la llanada de Alava er direccion de Arlaban. Iribarren quedaria cubriendo la Ribera bajo las órdenes de Sarsfield, y si éste consideraba que su fuerza no era suficiente para llenar el objeto, se esperaba su aviso para reforzarle con dos batallones de los cinco destinados á la llanada de Alava.

Al dia siguiente, el 11, ordenaba Espartero reservadamente y por estraordinario á Alaix, jefe de la tercera division, que dirigiera inmediatamente, y á marchas forzadas, una brigada de tres batallones por Logroño á Lodosa, poniéndose por el pronto á las órdenes de Iribarren; debiendo Alaix, con todo el resto de la fuerza, llamar la atencion por la llanada alavesa, segun las prevenciones que se le comunicarian oportunamente. Hasta las ocho y cuarto de la noche del 15, no llegó á manos de Alaix en Vitoria el anterior oficio, cuya tardanza prueba la dificultad de las comunicaciones, y en su complimiento dispuso para el amanecer del 16 la salida del segundo batallon de Almansa y los dos de Córdoba, al mando del coronel de este cuerpo por la ausencia del brigadier Solano.

Participadas por el conde de Luchana todas estas resoluciones y movimientos á Sarsfield, Iribarren, Evans y al gobierno, manifestó á éste además el 14, que esperaba sus avisos para marchar sobre Durango, en el concepto de que llegaran los víveres necesarios para abastecer á la guarnicion de Bilbao, y llevar repuesto á las tropas para algunos dias, porque de lo contrario seria esponer al ejército á un riesgo casi cierto, ó á no llenar su objeto. En cuanto á la guarnicion de Bilbao, podria fácilmente quedar bloqueada, pues las dos leguas de ria exigian para su comunicacion líneas de fortificaciones á ambas orillas, de ejecucion imposible sin mucho tiempo y dinero (1).

Sarsfield, en tanto, hacia todos los esfuerzos posibles para reunir el mayor número de tropas, y emprender un movimiento, adoptando entre otras determinaciones la de mandar á la junta de armamento y defensa de Navarra, que todos los naturales armados que hubiese en los valles de Roncal, Salazar y Ayezcoa concurriesen á la línea de Zubiri para defenderla en ausencia de las tropas. Así lo verificaron aquellos decididos

(1) Para comprender las obras que eran necesarias, véase la nota de la pág. 609 del tomo anterior.

liberales, concurriendo todos los que tenian de diez y seis á sesenta años de edad. Pero no bastaba esto á juicio de la junta para salvar los valles; y así espuso al virey, los gravísimos perjuicios que se les irrogaban y el recelo de las calamidades á que quedaban espuestos. Para conjurar este peligro, se comisionó al obispo electo de Oviedo don José Joaquin Perez, que dirigió desde Madrid una razonada esposicion al ministro de la Guerra, solicitando no se abandonase la línea de Zubiri (1), á lo cual asentia el gobierno.

Este esperaba ya de un momento á otro el resultado de tantas combinaciones, y aun recibia noticias oficiales de Burgos, Vitoria Ꭹ otros puntos, en que refiriéndose á dichos confidenciales, se aseguraban acciones dadas ya por el conde de Luchana y Lacy Evans; más ninguna habia recibido de estos generales, y no podia satisfacer la ansiedad pública; ansiedad que, como V. E. conocerá, le decia al conde, está fundada en la lisonjera esperanza del completo triunfo de la causa confiada á las armas de aquel valiente ejército, y tambien en la facilidad que materialmente debia haber para dar crédito á cuanto la prensa periódica quiera publicar, apoyada en las bases del buen concepto que merecia y sus tropas. Por esto se deseaba que penetrado Espartero de lo indispensable que era evitar todo pretesto que la maledicencia empleaba para detener y aun obstruir la marcha del gobierno, procurase hacer más frecuente la correspondencia, aunque fuera diaria, diera impulso y acelerase las operaciones proyectadas, y superara los obstáculos que se le presentasen (2).

Pero si este era el deseo del gobierno, no lo era menor el de Espartero, á quien ya aguijoneaba la inaccion en que permanecia, funesta para él y para el ejército, y calificada por la opinion pública de una manera desfavorable á todos. Solo la aplaudian los carlistas, para quienes el tiempo era un precioso legado, porque estaban reorganizándose.

SITUACION DE LA HACIENDA MILITAR.—CONTRATO CELEBRADO CON LA DIPUTACION PROVINCIAL DE VIZCAYA. CONTESTACIONES QUE MEDIARON

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ENTRE ELLA Y EL GENERAL EN JEFE, Y SU DISOLUCION.

II.

El tiempo y la falta de recursos era la causa de la inaccion del ejército desde la salvacion de Bilbao (3).

(1) Véase el documento núm. 1.

(2) Comunicacion del 3 de marzo.

(3) Repetidas veces habia manifestado Espartero la triste situacion de sus tropas. El enfermo, decia en 3 de enero al ministro de la Guerra, sin techado, sin cama, ni los precisos alimentos. El

Apremiado el ministro de Hacienda, Mendizabal, por el de la Guerra, para que manifestara esplícitamente las subsistencias y recursos de todas especies que pudieran facilitarse con seguridad al ejército de operaciones del Norte en el momento de pedirlas y en lo sucesivo, á fin de poder dar instrucciones al general en jefe para la campaña que debia principiarse, contestó en 9 de enero que se proporcionarian para 1.o del siguiente mes las raciones necesarias de pan, arroz ó menestra y tocino en las líneas de Bilbao y San Sebastian, izquierda, Vitoria, Logroño y Pamplona, para las subsistencias por seis semanas de cuatro cuerpos de veinticinco mil hombres que operasen aislada ó simultáneamente en cada una de ellas, y lo mismo en la de la frontera de Francia si operase un cuerpo de igual fuerza, cortando la comunicacion de los carlistas con aquel país. Cincuenta mil pares de zapatos en cada una de las mencionadas líneas; la mitad el 1.o de febrero, y el resto del 15 al 20: facilitar el pago de diez mil vestuarios el 15 de enero, é igual número el 25, y doce mil capotes en Santander y Pamplona.

En cuanto á metálico, se ofrecia para fines del mes, sin perjuicio de lo que debian continuar entregando los intendentes de Castilla por el préstamo de los 200.000,000, lo siguiente: 2.000,000 de reales para las tropas que mandaba inmediatamente el conde de Luchana; uno para las guarniciones de Bilbao y San Sebastian; 600,000 reales para la legion auxiliar francesa, importe de una mensualidad; 1.400,000 para las tropas que operaban en Navarra; otro para las de Alava y Rioja; dos que se entregarian el 15 de febrero al general en jefe para que les diera la aplicacion que juzgara conveniente, y 700,000 reales para completar 3.000,000 á la legion auxiliar británica. Ofrecíanse además raciones de carne, vino y aguardiente donde fuese posible, y al efecto se mandaba al intendente de Sevilla que hiciera remitir sesenta mil arrobas de vino de los puertos de la provincia de Huelva á San Sebastian, Bilbao y Santander; todo esto sin perjuicio de facilitar todos los más recursos posibles.

Pero estas ofertas no remediaban la necesidad del dia, que era la más apremiante, é instigado por ella, el ministro general de Hacienda del primer cuerpo del ejército de operaciones, decia al general en jefe el 6 de febrero, que pocas veces se presentaban mas angustiosas las circuns

herido hasta sin hilas ni vendajes, y el sano sin ropa, sin racion y sin socorros; deben llamar toda la atención del gobierno para cubrir atenciones tan privilegiadas; pues de otro modo el sufrimiento habrá de convertirse en exasperacion.-Ninguna operacion por arriesgada que sea me intimida, Excmo. señor, porque para realizarla he contado siempre con el valor de estas bizarras tropas; mas al verlas perecer de necesidad, y al considerar el escesivo número de bajas, la mayor parte por la carencia de los necesarios auxilios, y al ver la lentitud con que llegan los que jamás cubren las primeras obligaciones, confieso que me falta toda la energía y el valor para resistir á los justos clamores que son consiguientes. ›

TOMO IV.

tancias que en aquella sazon, en que treinta y siete mil ochocientos consumidores con mil ochocientos á dos mil caballos, no tenia otra cosa de que disponer sino de raciones para tres dias con las llegadas la noche anterior de Santander y Asturias, sin esperanzas efectivas de más, con una barra que los temporales la cerraban quince y veinte dias, y sin otro caudal en caja para el personal que 217,000 rs., ascendiendo este en el mes de enero á 2.419,578 rs. 25 mrs., sin contar el resto de la division del general Ribero, y debiendo en dicho mes ciento veinticuatro mil raciones de pan, y cantidad escesiva de otros artículos y ropas tomadas para restablecer diez hospitales en Bilbao, Olaviaga y Portugalete, para mil cuatrocientos cincuenta y un enfermos, necesitándose todavía constituir el de la Concepcion, si podian adquirirse los efectos necesarios para trescientas ó cuatrocientas camas.

Sin crédito para obtener al fiado de los comerciantes, no era posible el embargo, ni impeler á la diputacion y junta de armamento á que suministrara, porque previendo el especulador que llegaria semejante necesidad, sin embargo de que pudo abastecerse en ocho dias de géneros de Francia, á una tercera parte ménos de precio del que tenian en la plaza, se retrajo de acopiar.

El país ocupado nada podia dar, por el sistema de desolacion á que provocaban en su huida los naturales, é interponiéndose los aduaneros en todas direcciones.

Los víveres remesados de Santander, Asturias y Galicia, eran malos, y se deseaban los de Bayona y Burdeos. Pero de cualquiera parte, porque la necesidad no daba treguas: se pedia en corto tiempo la formacion de un depósito en Bilbao de dos y medio á tres millones de raciones de hombre y ciento cuarenta mil de forrajes, con lo cual habria para poco más de dos meses con la fuerza que entonces habia. Larrua consideró mejor que lo propuesto, el que se librase por el Banco un crédito de dos y medio á tres millones sobre casa conocida, y se proporcionaria raciones una tercera parte más económicas que por contrata.

El 7 participó todo esto el conde de Luchana al ministro de la Guerra, añadiéndole que sin recursos nada podia emprender.

El gobierno celebraba en tanto un contrato con don Francisco Hormaeche y don Juan Bautista de Maguregui, comisionados por la diputacion provincial, habiendo propuesto y aprobado el ministerio que la citada diputacion suministraria al ejército treinta mil raciones de pan, vino y carne, etc., y ochocientas de pienso, por espacio de treinta dias, contados desde que el contrato se comunicaba á la diputacion (1). Firmóse

(1) Segun la condicion segunda, los precios de los artículos eran los siguientes: racion de pan,

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