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cap. 39. dixo, que desde Cartagena hasta el rio Ebro habia dos mil y seiscientos estadios: desde Ebro hasta Ampurias, mil y seiscientos, desde cuyo lugar hasta el paso del Rhodano habia otros tantos estadios, y que los Romanos ya habian medido, y distinguido todos aquellos intervalos de ocho en ocho estadios, cada ocho de los quales dixo que equivalia á una milla. Los Romanos, pues, introduxeron en España el uso de las millas, y millas distinguidas, habiendo usado de medida, que debemos creer que fue determinada y uniforme en aquellos caminos militares, tales quales eran en

tonces.

6 Plutarco en la vida de Cayo Graco dice, que mandó enderezar con nivél, y distinguir las millas con columnas de piedra, teniendo cada milla poco menos que ocho estadios. Apiano en el lib. 1. de las guerras civiles refiere, que esto se executó en Italia : conviene á saber, en el año Varroniano 630. de la fundacion de Roma, en que Cayo Sempronio Graco fue autor del Plebisito llamado Ley Sempronia de la composicion de los caminos. Despues el Emperador Augusto, siendo Consules Marco Apuleyo y Publio Silio en el año de 774. de la fundacion de Roma, diez y nueve antes de la Era Christiana, habiéndole encomendado el cuida-! do de los caminos, mandó poner en la cabeza de la plaza mayor debaxo el templo de Saturno una columna, que Dion Casio en el lib. 13. pag. 526. dice que se llamaba Millar de oro, dando á entender què no lo era; pero así le llamaron Plinio lib. 3. cap. 15., Suetonio en la vida de Othon cap. 6., Tacito en el lib. 1. de las Historias cap. 27., el Autor de la descripcion de la Ciudad de Roma en la region 8., y Plutarco en la vida de Galba cerca del fin. Y aquel era el principio Tom, XVII.

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de donde empezaban á contarse las millas de los ca minos públicos, segun Plinio lib. 3. cap. 5., ó remata ban en él, como se explicó Dion Casio lib. 53. pagina 526. Bien que el Jurisconsulto Emilio Macro en la ley mille pasus 154. de verborum significatione, tratando del tiempo del abrimiento, y publicacion del testamento por lo tocante al derecho de la ley vigesima de las herencias, dixo en favor de los ausentes, que quando se trataba de estos, la cuenta de los veinte mil pasos por cada dia de viage, no se habia de tomar desde el millar de la Ciudad de Roma, sino de los arrabales, de la manera que eruditamente lo explicó Don Francisco Ramos del Manzano en el lib. 1. cap. 25. de los Comentarios á las leyes Julia y Papia.

7 En la nueva Roma ó Constantinopla habia otro millar principal, de que hizo mencion el Emperador Cenon en la ley Ex quo 12. §. Præterea, cod. De ædificiis privatis, juntando la ley Sancimus 22. cod. De sacrosanEtis Ecclesiis, y añadiendo á Suidas en la voz Million, y á Pedro Gilio en la Topografia de Constantinopla lib. 2. cap. 23., y á Ducange en la Constantinopla Christiana lib. 1. cap. 2.

:8 Cada columna de las sobredichas, cuya figura representó Grutero en la pag. 153., y en las siguientes, se llamaba milliarium, segun Ciceron lib. 8. ad Atticum, Epistola 9. Veleyo Pattrculo lib. 2. cap. 31. y 106., Valerio Máximo lib. 1. cap. 8. num. 4. Ulpiano en la ley 1. §. init. 4. D. de officio prafecti Urbis, ley Suus 4., S. puto 1. de bæredibus instituendis, Emilio Macro en la citada ley 154. de verborum significatione; y por quanto eran de piedra, y tal vez marmol, segun Marcial lib. 9., epig. 65., se llamaban absolutamente lapides (piedras) añadiendo el número ordinal; ley Vicessimo

2., cod. de erogatione militaris annonne, lege 1., §. init. 4. D. de officio præfecti Urbis, lege propter litem 21. S. licet 2., & S. nec Senatus 3. de excussationibus, Justi. nianus institut. lib. 1. tit. 25. S. qui autem 16.

1.6 Constaba cada milla de mil pasos segun Peanio, interprete Griego de Eutropio, lib. 1. cap. 4., y el mismo nombre lo dice. No se expresaba el principio de la cuenta de los caminos militares, porque era notorio; pero sí en las medidas de otras distancias, como lo observó muy bien el Doctor Juan Gines de Sepulveda en el lib. 4. epist. 56. al Condestable de Castilla D. Pedro Fernandez de Velasco, Duque de Feria. Las inscripciones de estas columnas hacian memoria del que habia mandado colocarlas, y tambien del que, habiendo ellas caído, habia mandado substituirlas, como se vé en la ley 6., cod. Theodos. de itinere muniendo, y en la Poesía 24. de Sidonio Apolinar, de que tenemos muchísimos exemplos, y especialmente del cuidado que tuvieron de restituirlas en España los Emperadores Domiciano, Trajano (que en esta diligencia se aventajó á todos segun Galeno in Methodo lib. 9.) Adriano, y otros, como se vé en el Chronicon de Vaseo fol. 65. 66., en las antigüedades de Lusitania de Andres Resende lib. 3. pag. 177. de viis militaribus, en el discurso general de las antigüedades de España del Maestro Antonio de Morales fol. 14., y en los siguientes, en la prefacion de Gerónimo Zurita al Itinerario de Antonino, y en el lib. 3. de antiquitatibus Conventus Bracaraugustani, cap I. de Don Gerónimo, Contador de Argote. Bien que se ha de ir con cautela en las inscripciones que traen, distinguiendo las verdaderas de las falsas, diligencia de que pocos son capaces. Los Romanos cuidaron de la conservacion de los caminos, y de sus millares hasta la

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venida de los Barbaros, como se colige de la inscripcion que trae Grutero del Emperador Graciano en la pagina 159. num. 7., si se tiene por verdadera.

ΙΟ Los pasos de que constaba la milla Romana eran de cierta y determinada medida; porque Plutarco en la vida de Cayo Graco, hablando de la Ley Sempronia, dice, que se guiaban por los campos los caminos, enderezados segun la regla del nivél: ¿ y quién negará que mas adelante el Emperador Augusto en tiempo mas politico mandó observar la misma exâctitud? Esto se entiende en las medidas por donde iban los caminos militares, no en las verdaderas y mas cortas distancias de poblacion á poblacion; porque aunque los caminos en sí estaban enderezados con el nivél, que eso quiso decir Ulpiano con la palabra directum, definiendo al camino, público en la ley Prator tit. 2., §. viam publicam 21. Nequid in loco publico, vel in itinere fiat, er. ellos se buscaba la comodidad (que suelen impedir los lugares montuosos ó aguanosos) y se procuraba la facilidad de mantenerlos á menos costa. Y así vemos que el Itinerario de Antonino pone el camino de Barcelona á Zaragoza por Tarragona, y despues por Lerida y Huesca; y en el dia de hoy nadie si no quiere ir por rodeo, pasa por Tarragona, ni por Huesca.

II Cada paso, segun nuestro Español Columela, tenia cinco pies, lib. 5. de re rustica cap. 1. La medida justa del pie se consagró á Jupiter Tarpeyo, segun Rempio Fannio Polemon. Entonces todos sabian quál era, porque la tenian á mano, y por ella se regulaban. Bien que la medida del pie en sus principios, ser gun se puede, colegir de lo que escribió Vitruvio en la prefacion del lib. 3. de Arquitectura, y San Isidoro en el lib. 15. de las Etimologias cap. 15., se originó del mismo pie

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del hombre que Vitruvio llamó bien figurado, y dixo ser la sexta parte de su altura, y el Rey Don Alonso en la ley 4. tit. 13. p. 1. Hamó Ome mesurado, cuya justa y proporcionada estatura explicó, segun Vitruvio, Diego de Sagredo en el libro intitulado Medidas del Romano. Pero los medidores de tierras introduxeron despues con la luz de la Geometría para explicarse en ella perfectamente, un genero de pies con cierta y determinada medida, y habiendo sido diversa, bien que fixa esta determinacion en diversas naciones, provino de aquella diversidad la diferencia de los pies Romanos, Babilonios, Ptolemaicos, Drusianos, y otros muchos que se podrian añadir. El Romano llamado Italico, porque segun Higeno á lo último del libro de limitibus constituendis, se usaba en Italia, y por eso Valentiniano el Mayor le llamó usual en la ley 3., cod. Theodosiano de tironibus: tènia segun Heron en su Isagoge trece dedos y un triente. El mismo Higeno le llamó monetal, quizá porque esta medida se guardaba en Roma en el templo de Juno Moneta, como sutilmente lo conjeturó Jacobo Gothofredo en la citada ley, así como Julio Capitolino in maximinis hizo mencion de la Anfora Capitolina; porque segun Fannio, se guardaba en el templo de Jupiter Capitolino ó Tarpeyo, para regla de las demás medidas. El pie Babilonio tenia tres dedos mas que el Romano segun Plinio lib. 6. cap. 26. El pie Ptolemaico, Alexandrino ó Real, excedia al monetal ó Romano en media onza según Higeno. El Drusiano usado en Germania entre los Tungros tenia un pie monetal ó Romano, y onza y media mas, como lo en-. seña el mismo Higeno, advirtiendo la importancia de observar quando se habla de las medidas de fuera de Italia, quales deben entenderse. Esta diferencia de pies

se

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