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sado, y por eso me faltan algunos pocos libros. V. S. ya ha visto la muestra del paño, todavia falta ver la del brocado y tisú.

Quiera Dios que mi señora Doña Francisca recobre su salud quanto antes, y V.S. y el señor Don Jacinto la quietud de sus animos. Yo no soy mas largo, porque escribo con disgusto, y espero con impaciencia mejores noticias. Dios guarde á V. S. muchos años como he menester. Oliva á 9 de Octubre de 1745.

Muy señor mio, consueleme V. S. con buenas noticias de la salud de mi señora Doña Francisca. Mi pier-: na vá mejor. Yo no paro de trabajar, solo espero la última resolucion de V. S., y el Padre Confesor: porque F si hemos de satisfacer al Papa, luego me pondré á orde. nar materiales, que son excelentes; pero necesitaré de Coustant, y de algunas Bulas. Tengo una estupenda idea. Espero órdenes. Ilustrísimo Señor, B. L. M. de V. S. su mas obligado servidor Don Gregorio Ma, yans y Siscar. Illmo. Señor Don Blas Jover Alcazar.

ILUSTRÍSIMO SEÑOR.

uy señor mio. Una vez que la indisposicion de mi señora Doña Francisca ha dado tiempo á la curación, confio que de cada dia será mayor la mejoría, y así lo ruego á Dios.

Restituyo el primer papel del señor Olmeda, paraque así no haga falta; que aquí ciertamente no le echaré menos.

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Aunque en poco más de dos horas leí muy de cor-› rida la demostracion de su Santidad, solamente con el ánimo de responder á V. S. si se podria dar cabal satisfaccion o no hice un serio juicio de que aunque las

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respuesta no es para qualquiera, porque su Beatitud escribió con gran satisfaccion de que no la habria; sin embargo se le puede dar cumplidísima, segun el juicio de todos los hombres mas piadosos, y mas sabios del christianismo. En lo mas que puede tener razon es en que no podamos probar que sean verdaderas dos Bulas. Pero lo intentarémos, no sin gran probabilidad, de suerte, que se dudará por los mas escrupulosos averiguadores de la verdad: y probaremos con evidencia, que sean ó no verdaderas dichas dos Bulas, concedieron lo mismo que ya tenian los Reyes de España. ¿Pero cómo lo tenian? De un modo que es inabrogable por la Sede Apostólica. Y aquí es donde se echa de ver nuestra habilidad; porque probando con grande novedad el órden gerarquico, se verá que en España hubo toda la legítima y canónica potestad para la introduccion de las costumbres que necesitamos. Se comprobarán estas costumbres con Canones, Leyes y Historias de todos los siglos, Y saldrá una máquina inexpugnable. Esto es lo que Juan Antonio y yo hemos trabajado, y trabajamos estos dias; porque en esto consiste la mayor dificultad, y vencida ésta (que con el favor de Dios ya está vencida, faltando unicamente la diligencia de redu cirá un metodo claro millares de noticias de que consta esta idéa) será cosa de ningun momento ir exâminando todas las proposiciones de su Santidad contrarias á los derechos ciertos de nuestro Rey y señor. Siguiendo yo esta idéa, no quiero perder el tiempo en responder á su demostracion, mientras no sabemos si ha de haber órden para ello ó no, sino emplear toda mi atencion. en recoger materiales para mi idea, que de qualquier manera es útil; y si no quieren que sirva para este fin, servirá para otros muchos. Y asi V. S. confiera con et Padre Confesor de S. M., y en fé de la experiencia que

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́ya puede tener de lo hecho, bien puede V. S. alargarse en las promesas quanto quiera que con el favor de Dios todas las cumplirémos, y con gran brevedad. Retengome la demostracion del Papa, porque considero que si esta órden ha de venir, será presto, y que entonces será menester tenerla presente para ir citando á la letra lo que se haya de impugnar. Y aún en tal caso querria yo ver el original Italiano; porque no sé si el traductor ha sido fiel en todo; y por mucho que lo haya sido, mejor traduciré yo lo que su Santidad ha dicho, y querido decir.

Estoy leyendo la consulta que hizo á S. M. Don Santiago Agustin de Riol, que ciertamente fue un hombre muy ignorante; pero disfrutó excelentes papeles, y voy apuntando algunas noticias muy buenas, para restituir á V. S. quanto antes este libro; pues en los dias antecedentes no habia yo podido ver lo que ahora leo, por estár entonces ocupado en esa fábrica, cuyos fundamentos vá V. S. observando de la manera que se han echado, y colocado, para fabricar sobre firme.

Ya creo que habrán llegado á Valencia varios libros, que para nuestro intento me he hecho traer de esa Corte: no porque haga cuenta de citarlos á muchos de ellos; sino porque para escribir bien es necesario verlo todo, bueno y malo: y así se elige lo mejor, y se evitan los escollos en que otros han naufragado.

Me alegro mucho de que V. S. vaya exâminando esas citas, viendo su seguridad y necesidad. Alciato fue el primero de los Letrados, que por ostentar eloqüencia las puso á la margen. Siguióle Don Antonio Agustin, y otros muchos modernos. Pero como estas consultas y apologías se escriben, no para ostentar eloqüencia, sino para probar verdades, y éstas se han de confirmar con razones ó testimonios conviene que estos vayan en

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el mismo contexto, siendo una grande impertinencia obligar á los lectores á que á cada linea interrumpan el hilo de la lectura, viendo las margenes, cosa contra el estilo de toda la antigüedad, y contra la imitacion natural; porque la escritura es una habla por escrito. ¿Quién habla pues á medias, sino los que no saben hablar? No niego yo su utilidad á las notas marginales; porque tambien escribí yo así mis Origenes de la Lengua Española, y otras obras; pero no disputas, ni controversias porque tengo experimentado que muchos no hacen el debido estudio en Donelo enucleado, y en las particiones de Vinio, por no sujetarse á ver las notas marginales en cada clausula, ó parte de ella. Y por fin estas cosas no se escriben para lectores melindrosos, sino para gente sábia.

Ya creo que apunté á V. S. en otra carta, que probarémos el Patronato Real de todas, y de cada una de las Iglesias Catedráles de España, y éste será uno de los capítulos de menos trabajo, aunque su Santidad dice que es imposible.

Quisiera que V. S. solicitase para mi dominio y uso un quadernillo simple de las escrituras de Oviedo impresas, porque en ellas hay algunas noticias útiles -para varios asuntos.

A ese Colegio Imperial ha de ir, ó ha ido ya un Jesuita, que solo tiene 25 años. Pero además de un ingenio muy maravilloso, es muy leido, y creo que en esa Provincia no habrá otro que tenga tantas noticias como él. En pocos años se hará dueño de los principales corazones de la Corte. Se llama Andres Marcos Burriel. Consulta conmigo sus dificultades. Contemplo que -hará mucho papel en la Monarquía. Le he dicho que visite á V. S., y en sabiendo que está ahí, se lo repetiré, para que V. S. le conozca, y le ame, si el sabe ve

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nerar á V. S., imitándome en tän debido respeto. Juan Antonio y yo profesamos á V. S. el mayor que podemos, y estamos armados de punta en blanco, espcrando las últimas órdenes de V. S., cuya vida guar Dios muchos años como he menester. Oliva á 23. de Octubre de 1745.

Muy señor mio. Estoy animoso. La victoria es cier
Ilustrísimo Señor. B. L. M. de

ta con el favor de Dios

V. S. su mas apasionado servidor Mayans

Señor Don Blas Jover Alcazar.

ILUSTRISIMO señor.

Ilustrísimo

Señor mio. Vivamos alegres ya que mi señora Doña

Francisca va mejorando, y V. S. entablando nuestras cosas del mejor modo.

El papel sobre las Iglesias de Teruel se hará presto, y harto bien. Dice Juan Antonio que socorrerá con algunas noticias no vulgares: por lo que toca á mí, yo no sé quien engaña á quien: ó yo á V. S. haciéndole creer que tengo la habilidad que me falta : ó V. S. á mí haciéndome creer que me cree. ¿De dónde me viene traૐ tar de cosas prácticas? quando yo en toda mi vida no he querido leer libros prácticos: porque me parecia que veía fantasmas. Verdad es que quando ya no ha tenido remedio, me he arrepentido; porque si yo no hubiera seguido la escuela, sino puestome en el entresuelo de algun Letrado de fama en la Corte, y dadome á escribir Papeles en Derecho, creo que hubiera paleado los doblones. Porque consultándome muchas veces el Doctor Nebot sobre algunas cláusulas de Mayorazgos, he hecho ver practicamente quán necesaria es la crítica en estos asuntos, y ha escrito cosas bellísimas, y ganado muchísimos pleitos por medio del arte de persuadir Tom. XVII,

las

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