Colección de poesías españolas antiguas y modernas, escojidas para uso de los Protestantes, Parte3

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Pasajes populares

Página 362 - Cual suele el ruiseñor con triste canto Quejarse, entre las hojas escondido, Del duro labrador, que cautamente Le despojó su caro y dulce nido De los tiernos hijuelos entre tanto Que del amado ramo estaba ausente...
Página 90 - Cuando tú me mirabas, su gracia en mí tus ojos imprimían: por eso me adamabas, y en eso merecían los míos adorar lo que en ti vían.
Página 90 - Allí me dio su pecho, Allí me enseñó ciencia muy sabrosa, Y yo le di de hecho A mí, sin dejar cosa; Allí le prometí de ser su esposa.
Página 52 - ... con que tan lejos del concierto humano se adorna el cielo de purpúreas tintas, y el traslucido esmalte soberano con inflamadas luces y distintas; muestras tu diestra y poderosa mano cuando con tanta maravilla pintas los grandes signos del etéreo claustro de la parte del élice y del austro.
Página 215 - Líbano, vestido de ramos, hojas, con excelsa alteza; las aguas lo criaron poderoso, sobre empinados árboles crecido, y se multiplicaron en grandeza sus ramos con belleza; y extendiendo su sombra, se anidaron las aves que sustenta el grande cielo; y en sus hojas las fieras engendraron, y hizo a mucha gente umbroso velo: no igualó en celsitud y en hermosura jamás árbol alguno a su figura.
Página 48 - Flora; pasa ligero el sol adonde mora el cancro abrasador, que en sus ardores destruye campos y marchita flores, y el orbe de su lustre descolora; sigue el húmedo otoño, cuya puerta adornar Baco de sus dones quiere; luego el invierno en su rigor se extrema.
Página 74 - IEN viere el suntuoso Túmulo al alto cielo levantado, De luto rodeado. De lumbres mil copioso, Si se para a mirar quién es el muerto, Será desde hoy bien cierto Que no podrá en el mundo bastar nada Para estorbar la fiera muerte airada. Ni edad, ni gentileza, Ni sangre real antigua y generosa, Ni. de la más gloriosa Corona la belleza, Ni fuerte corazón, ni muestras claras De altas virtudes raras, Ni...
Página 50 - ROSA divina que en gentil cultura eres, con tu fragante sutileza, magisterio purpúreo en la belleza, enseñanza nevada a la hermosura. Amago de la humana arquitectura, ejemplo de la vana gentileza, en cuyo ser unió naturaleza la cuna alegre y triste sepultura.
Página 206 - Cual suelen las ovejas descuidadas, siendo del fiero lobo acometidas, andar aquí y allí descarriadas, con temor de perder las simples vidas...
Página 86 - Si tú mi amante fueras, Vinieras la mi pena no sufriendo. Yo juro que en te viendo Seria yo guarida; Y aunque la muerte ya de mí triunfase, Tornaría á la vida, Si un beso de tu boca yo alcanzase.

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