CAPITULO XVII. Del lamentable reinado de D. Enrique iv; simulacro de su destronamiento en Avila; muerte del infante D. Alonso; casamiento de su hermana Doña Isabel, y notables pontificados de D. Martin de Vilches y de otro D. Alonso de Fonseca. En edad la más conveniente para regir el Estado y cicatrizar las profundas llagas que le aquejaban á la muerte de su padre D. Juan I, ocupó el trono de Castilla D. Enrique IV, pues se acercaba á la de treinta años; y libre de las turbulencias tan frecuentes en las minorías de otros príncipes, hubiéralo conseguido con tal que hubiese nacido con un mediano carácter siquiera, y hubiese procurado fortalecerle y afirmarle con el constante ejercicio de la autoridad. Pero, como ya le hemos visto desde su primera juventud, inconstante, veleidoso, juguete de las ambiciones de los grandes, y arrastrado siempre por sus inicuas sugestiones hasta el extremo de rebelarse una y otra vez contra su padre y su rey, y de volver con la misma facilidad dócil y sumiso á la obediencia á que poco ántes se habia negado, malos |