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El acompañamiento fué excepcionalmente brillante y nu meroso. Iban el Arzobispo D. Pedro de Villagómez, vestido de pontifical; los Cabildos eclesiástico y secular, los tribunales y toda la nobleza.

Los dominicanos cantaban, (quizá de mala gana) María ha sido concebida sin pecado original, á que la procesión respondía en coro:

Fué concebida María,
Remedio de nuestro mal,

Más pura que el Sol del día,
Sin pecado original.

*

**

Así terminaron en Lima estos disturbios religiosos, que por más de un año tan hondamente habían conmovido á la católica ciudad de los Reyes, de los cuales no hay cronista ó historiador alguno que dé ni la más ligera noticia y que habrían quedado perdidos en el abismo de pasados tiempos é ignorados, si el insigne Mugaburu no hubiese tenido la exquisita proligidad de apuntarlos día á día en su minicioso diario.

Lima, Junio de 1906.

CARLOS ALBERTO ROMERO.

LA VERACIDAD DE MONTESINOS

Las pocas noticias que se tienen de Fernando de Montesinos han sido casi todas suministradas por él mismo. Natural de Osuna y originario de las montañas de León, presbítero y licenciado en sagrados Cánones, se sabe que en 1628 ya estaba en América, pues él mismo refiere que en este año navegaba en el río de Chagres; de manera que lo aseverado por Maffei y Rua de Figueroa y repetido después por Jiménez de la Espada, de que el licenciado Montesinos vino al Perú en 1628 en la armada del Conde de Chinchón, no es positivo. Él, antes de venir al Perú, viajó por toda la costa de Nueva Granada en el Pacífico, y fué con don Martín Egües, Presidente de Charcas, con quien entró al Perú. En Trujillo el Obispo le hizo su secretario y le confió el rectorado del Seminario, ignorándose el tiempo que permanecería allí; de donde pasó á un curato de Potosí, que renunció á poco tiempo, para dedicarse á la minería y á sus ocupaciones favoritas, las investigaciones históricas. Lo cierto es, que, en el cargo de visitador, que ejerció dos veces, exploró todo el Perú; al punto que en quince años había recorrido 1,500 leguas y atravesado sesenta veces la Cordillera de los Andes. En 1634 estaba en Arica; de 1636 á 1639 vivió en Lima, pues hay noticia de que en 1637 su sobrino Francisco de Montesinos sacó, en compañía de Pedro Bohorques, algunos indios de la Montaña, en la entrada que había hecho por Tarma, y se los llevó á casa de su tío; y que en 1639 el mismo licenciado escribía en Lima la relación del auto de fe habido ese año, y que el año anterior, según relata él mismo en sus Anales manuscritos, había impreso en esta ciudad su

"Beneficio común ó directorio de beneficiadores de metales y arte de ellos, con reglas ciertas para los negrillos". La última fecha en que se le encuentra en el Perú es en 1642, en cuyo año andaba por Cajamarca. Después debió trasladarse á España, en donde, estando de beneficiado y cura de Campana, villa situada á diez leguas de Sevilla, dirigía, corrido el año de 1644, un memorial al Rey pidiéndole como merced que le concediera por sus servicios una dignidad, con la cual pudiera vivir con quietud en Lima ó en México. (1)

Montesinos además de su Ofir y de sus Memorias historiales, libros ambos relativos al Perú primitivo, escribió sus Anales de 1492 á 1640, aparte de la citada, otras obras sobre minería y la relación del auto de fe que se deja mencionado.

De todos estos trabajos los más importantes quedaron inéditos.

En este breve artículo solo se toman en cuenta el Ofir y las Memorias, trabajos tenidos por fruto de la ignorancia, de la credulidad, y no pocos avanzan, de la superchería de Montesinos. Este último cargo, hecho y repetido principalmente por los escritores modernos, es el que nos proponemos desvanecer.

Montesinos puede haber pecado de crédulo, pero no ha sido nunca impostor y por esto es que ha sido bien tratado por los autores antiguos. Así, el padre Rodríguez en su obra titulada el Marañón y Amazonas, dada á la prensa en 1684, pone á Montesinos como "historiador diligentísimo, que peregrinó más de mil leguas, por haber de los papeles y ar

(1) Los datos biográficos los he tomado de un memorial dirigido por Montesinos al Rey, que se encuentra en el Museo Británico, y cuyo extrac to tengo á la vista; y lo demás de las noticias corrientes sobre Montesinos. Véase Maffei y Rua Figueroa, Apuntes para una Biblioteca española sobre mineralogía, t, I, págs. 482-485; Memorias Antiguas Historiales y Politicas del Perú por Fernando de Montesinos, publicadas por Jiménez de la Espada; la Revista de Buenos Aires, ts. XX, XXI y XXII. A vuelta de varias inexactitudes dice el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano t. XIII, que Montesinos murió después de 1652. Ponemos esta fecha por no saber nada al respecto. Nos ha llamado mucho la atención que un erudito tan diligente como el señor Medina, á pesar de que cita el Memorial de que ya he tratado, no haya aprovechado las noticias bigráficas que contiene para La Imprenta en Lima, t, I, pág. 316.

chivos generales, las cosas que escribe en la segunda parte de su Ofir de España ó Anales peruanos" (1).

Sería curioso poder comparar el Ofir de Montesinos hasta ahora inédito, salvo uno que otro fragmento, con el Ofir escrito por Cabello Balboa, y que tampoco ha sido dado á luz. (2)

Pero, indudablemente que el libro más importante de todos los de Montesinos es el titulado Memorias antiguas historiales y políticas del Perú, cuyo libro segundo, publicado en francés por Ternaux Compans en 1840, y por Jiménez de la Espada, en castellano, en 1882, es lo único de la dicha obra conocido en toda su extensión. Este libro es el que le ha valido á Montesinos el poco crédito de que goza, como ya se ha dicho. Sin embargo, por peregrino que sea su texto, hay motivos muy fundados para tomarlo en seria consideración y estudiarlo con la diligencia y crítica con que se analizan hoy las obras de su género.

No es nuestro ánimo emprender ahora esta tarea que requiere mucho tiempo y mucha contracción, sino simplemente poner de manifiesto algunas pruebas que justifiquen la veracidad de Montesinos, comparándolo con escritores de Indias notables de los siglos XVI y XVII.

II

Habla Montesinos del rey Cápac Raymi Amauta XXXVII soberano, según él, quien, "por ser tan sabio en los movimientos de los astros, llamó al mes de Diciembre, en que nació, Cápac Raymi, de su mismo nombre; y luego llamaron al mes de Junio Sítoc Raymi" (3). Y todo esto porque el mismo rey "hizo junta de sus sabios y astrólogos, y todos con el mismo rey, que sabía mucho, hallaron puntualmente los solsticios". (4)

(1) Lib. I, Cap. X. p. 49.

(2) Cabello Balboa Histoire du Pérou, publicada por Ternaux Compans, p, VII. (3) Memorias citadas. ed. Jiménez de la Espada, p. 71.

(4) Ib ib, p. 70.

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