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Un oidor de la Real Audiencia de Lima

"Conocí en Lima y prediqué á sus honras, al Licenciado D. Juan Páez de Laguna, de tantas letras y de virtud tan rara, que pudiera honrar la Presidencia de Castilla," así se espresa el Arzobispo Fray Gaspar Villarroel en su célebre obra "Gobierno Eclesiástico pacífico y unión de los dos cuchillos Pontificio y Regio" y, parece extraño que D. Manuel de Mendiburu, en su monumental Diccionario no suministre dato alguno sobre personaje tan eminente como el Oidor Páez de Laguna, cuya reputación de talento é integridad fué proverbial en la época colonial.

Nació D. Juan Páez de Laguna, en Gualda, villa de la Provincia de Guadalajara, de la legítima unión del licenciado D. Antonio de Laguna y Jaraba, Oidor, Gobernador general, Justicia mayor, Juez superior y Alcalde mayor de los Estados y señoríos de los Marqueses de Cenete, Condes de Saldaña y del Cid, con quienes les ligaba estrecho parentezco, y de Da María Páez de Orenes y Nieto, sobrina del Excmo. señor Duque del Infantado.

Estudió D. Juan en uno de los Reales colegios, obtuvo el grado de Licenciado y se recibió de abogado en la Audiencia de Madrid, incorporándose después al Consejo de S. M. Estando en Madrid, el 21 de Setiembre de 1582, contrajo matrimonio con D Jerónima Ramírez de Santa Cruz y Contreras, madrileña é hija de D. Francisco Ramírez de Santa Cruz y Alvarez de Toledo, sobrino del Duque de Alba, y de Da María de Contreras y Muñoz.

Repartía D. Juan su tiempo entre las labores de su profesión en Madrid y el cuidado de sus intereses en Guadalajara, donde poseía, entre otras valiosas propiedades, el patro

nato de los Laguna en el Convento y Capilla Mayor de Gualda, y los de San Francisco y Santa Cruz en la villa de Cifuentes.

Su dedicación al estudio y la competencia que había demostrado, así como las poderosas relaciones de familia de que gozaba, llamaron sobre él la atención de Felipe III, quien le ofreció la plaza de Fiscal del crimen de la Real Audiencia de Lima, plaza que acababa de crear por el considerable recargo que el Fiscal en lo civil de esa misma Real Audiencia tenía en sus labores.

La importancia del puesto ofrecido y el celo en el servicio de S. M. de que había dado revelantes pruebas el Licenciado, no hicieron esperar la aceptación, y el título correspondiente fué expedido en Madrid el 23 de Febrero de 1600. No dejó allí S. M. el interés que le inspiraba el Licenciado Páez de Laguna, sino que, estando en Toledo, el 6 de Abril del mismo año, escribió á la Casa de Contratación de Sevilla para que entregaran á dicho Licenciado 500 ducados para sus gastos de viaje, los que le fueron dados en 9 de Enero de 1601, por D. Francisco Tello de Guzmán, Tesorero de esa Casa.

El 6 de Abril de 1600 expidió D. Felipe III la licencia que para pasar á Indias era indispensable [Doc. 2]; en ella permitía á D. Juan pasar á Indias con su mujer é hijos, 7 criados. y 6 criadas. Disponía, además, que no se pidiese información, como entonces se estilaba, al Licenciado, su mujer é hijos, exgiéndola sí á la servidumbre.

En esa misma fecha expidió S. M. otras licencias [Docs. 3 y 4], la una para que D. Juan pudiese traer hasta 300 ducados en joyas de oro y plata, y la otra para que, en guarda y defensa de su persona y casa, llevase cuatro espadas, cuatro dagas, dos arcabuces, dos montantes, dos rodelas, dos alabardas y una cota.

El 19 de Febrero de 1601, salía del puerto de Sevilla, en la nave que gobernaba Francisco Ramírez, el nuevo fiscal de la Audiencia de Lima y su numeroso séquito; componíase éste, de su esposa, jóven de 30 años, "blanca de rostro, pequeña de cuerpo y de notable belleza"; de sus cinco hijos: Antonio, de 14 años, Juan, de 8, Ana, de 7, Manuela, de 4, y Ángela de un año; de sus criados Pedro Fernández Cubero, Agustín de

Alcázar, Juan Quijijo, Gonzalo de la Torre, Lázaro de Mesa y Mosquera, [sobrino del Fiscal, á quien éste nombró al llegar, Alcaide de la carcel de Lima, y casó con D Juana de Morales Almonte, de distinguida familia limeña], Manuel Ramírez, Juana Ramírez y Catalina Martínez; estos criados fueron autorizados para llevar cada uno un arcabuz ó mosque. te para la defensa de su persona.

A fines de Junio tocó el Fiscal en Portobelo, donde fué atendido y agasajado por D. Francisco de Corral y Toledo, que estaba allí de capitán de la armada de Tierrafirme; y en 2 de Julio dejó la ciudad, premunido de un pasaporte que le otorgó el mismo D. Francisco, [Doc. 5] y en los primeros días de Diciembre llegó al Callao.

Al llegar á Lima presentó D. Juan al Virrey y Audiencia el título de que venía premunido, así como la cédula que á su petición había expedido la Magestad de Felipe III sobre la forma en que debían ejercer sus oficios los Fiscales de las Reales Audiencias [Doc. 6].

El 6 de Diciembre de 1601 fué fijado para el recibimiento del Licenciado Páez de Laguna y en ese día, reunidos en el real acuerdo de justicia D. Luís de Velazco, Virrey de estos reinos, el Dr D. Diego Núñez de Avendaño, el Licenciado D. Juan Fernández de Boan, y el D.D. Juan Jiménez de Montalvo, Oidores de la Real Audiencia; D. Fernando'de Carbajal, Escribano de Cámara de ella y Secretario del Real Acuerdo dió lectura al título y provisión de S. M. que había presentado el Licenciado Laguna, quien concurría al acto; pasó después el Secretario la Real Provisión al Virrey y á cada uno de los Oidores, los que, quitándose la gorra que llevaban, pusieron la Provisión sobre sus cabezas y la besaron, obedeciéndola con el debido acatamiento y reverencia; inmediatamente tomaron el juramento al Licenciado Páez de Laguna y éste, de pié, con la mano derecha sobre los Evangelios, prestó el juramento entonces estilado. Terminado éste, el Virrey hizo sentar al nuevo Fiscal en una silla preparada al efecto y ordenó que los Oficiales Reales tomasen razón del título original y lo devolviesen al interesado.

En posesión ya de su elevado empleo, dedicóse D. Juan con el mayor entusiasmo al cumplimiento de su cargo, tratán

do de facilitar el pronto desempeño de la justicia de salva, guardar los derechos del soberano y de romper viejas corrup telas. Su opinión era apreciada no sólo en el Perú, sino en la Corte, solicitándose en ella sus informes y sus consejos. [Doc. 7].

Deseoso el Rey de premiar sus servicios le nombró el 14 de Noviembre de 1603 Fiscal de la Santa Cruzada, título que se recibió en Lima sólo á mediados de 1604, prestando el debido juramento el 11 de Agosto, ante el Dr. D. Juan Velásquez de Obando, Arcediano de la Catedral de Lima, antiguo Rector de la Universidad y Comisario sub-delegado de la Santa Cruzada, del licenciado D. Juan de Villela, Oidor de la Audiencia de Lima, y Asesor del Tribunal y D. Gonzalo de la Maza y Sáenz, Señor de Ogarrio, antiguo Contador de fábrica del Real monasterio del Escorial y Ordenador de la Contaduría mayor de Castilla y Contador mayor del Real tribunal de Cruzada del Perú, por vida y juro de heredad. (Doc. 8).

Los servicios y la integridad de D. Juan Páez de Laguna llegarán á hacerse proverbiales. Villarroel cita varios curiosos ejemplos en que puesta á prueba su incorruptibilidad salió triunfante, y su reputación era tal que el mismo sostiene en su citada obra que el juramento era inoficioso para tan intejérrimo varón. Las buenas nuevas que de él llegaron á la metrópoli movieron á S.M. á nombrar al licenciado Laguna, Oidor de la Real Audiencia de Lima, en reemplazo del Licenciado Espina, que había fallecido.

El título fué expedido en Valladolid el 3 de Mayo de 1605 y el juramento fué prestado el 19 de Agosto de 1606 ante los Oidores, licenciado Boan, que presidía por fallecimiento del Virrey Marqués de Monte Rey, D.D. Juan Fernández de Recalde, D.D. Juan Jiménez de Montalvo y D.D. Juan de Villela, con un ceremonial análogo al relatado. (Doc. 9).

Los servicios del Licenciado Laguna prosiguieron con el mismo noble empeño, mereciendo en varias oportunidades ser elegido Presidente de la Real Audiencia; y S. M. atendiendo á estos servicios, y á la numerosa familia que tenía, así como á la honrada pobreza en que su integridad y rectitud le tenían sumido, ordenó al Virrey del Perú, en 1610, permitiera el matrimonio de D Ana Páez de Laguna y Santa Cruz, con per

sona de calidad del virreynato, á pesar de la expresa prohibición que impedía á los hijos de Oidores contraer enlaces con personas de la jurisdicción de sus padres [Doc. 10].

Muy significativa es al respecto la carta que el Virrey Marqués de Montesclaros dirigió al Arzobispo Lobo Guerrero sobre el matrimonio de D Ana Páez de Laguna "persona tan noble é hija de padre que ha servido á S.M. tan bien y que por su parte merece tanto" [Doc. 11].

Murió el Oidor Páez de Laguna en Lima, sobreviviéndole pocos años su esposa; y de sus hijos sólo llegaron á la mayor edad: D. Antonio, que regresó á España y se radicó allí por haber heredado los patronatos de Gualda y Cifuentes; el Maestre de Campo D. Juan, nacido en Madrid el 3 de Noviembre de 1593, colegial de la Universidad de San Marcos, quien volvió á España en 1615, y regresó provisto de Correjidor, Justicia mayor y Teniente de Capitán general de Salinas y Pocona, en el valle del Mizque: casó en Trujillo con Da Luisa de Chávez y Palacios, Patrona del convento de Na Sa de Guadalupe en Pacasmayo, projenitores de los Condes de Olmos; y D Ana, que casó en 1611 con el Capitán D. Alonso Guerra de la Daga y Calderón de Vargas, Alcalde de Lima en 1635, ascendientes de los Marqueses de Casa Boza.

DOCUMENTO 1o

D. Felipe, por la gracia de Dios, Rey de Castilla,de León & &. Por cuanto habiendo sido informado que por ser muchos los negocios y pleitos que de ordinario hay y ocurren á mi Audiencia y Cancillería real que reside en la ciudad de los Reyes, de las provincias del Perú, no puede acudir á todos un fiscal, que hasta ahora ha habido en ella, y para que el breve y buen despacho de ellos conviene que haya dos procuradores fiscales, para que el uno atienda á los negocios y pleitos criminales que hay y hubiere en la sala del crimen. de la dicha Audiencia, y el otro á todos los civiles que hay y ocurrieren á ella, he acordado que así se haga y por la buena relación que se me ha hecho de la suficiencia y buenas letras

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