Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Parecer y arbitrio del doctor Francisco Dávila, beneficiado de Guánuco y Visitador de la idolatría, para el remedio della en los Indios deste Arzobispado.-MS. fo de 3 pág.; fechado en Lima, el 16 de febrero de 1616.

Este breve trabajo en que su autor propone seis remedios para extirpar la idolatría, forma parte de un interesante volumen de diversos documentos antiguos: lleva el núm. 124, y está en la pág. 272.

El docto americanista Clemente R. Markham tradujo al inglés la primera obra de Avila que he mencionado, publicándola en Londres, en 1872, con el título de

A narrative of the errors, false Gods, and other superstitions and diabolical rites in wich the indians of the Provinces of Huarochiri, Mama and Challa lived in ancient times, and in wich they even now live, to the perdition of their souls......

El mérito de esta traducción, no consiste sólo en la fidelidad y acierto para interpretar el texto, sino en las notas con que se la ha ilustrado.

Hay de Avila además una aprobación, fecha en Lima el 8 de octubre de 1646, de la obra de Bartolomé Jurado Palomino-Declaración copiosa de las quatro partes más esenciales y necessarias de la doctrina christiana; obra que es el catecismo del Cardenal Roberto Belarmino, vertido al quechua.

La obra más importante de Avila, la que le ha conquistado un nombre que perdura, son sus Sermones para todo el año, en quechua, y vertidos por él mismo al español. Son 122: del primer tomo 95 y 27 del segundo. Después del tema, y de la exposición clara y rápida del Evangelio del día, hace las reflexiones morales del caso, y acaba con una ligera exhortación: siendo dignas de observar la claridad y sencillez del estilo, apropiadas á la incultura de los indios.

En esa época, en que los escritores de todo orden en el Perú hacían gala de pretensiosa y forzada erudición, usando un estilo alambicado, y á veces ininteligible, hacinando conceptillos, extravagancias y ridiculeces, Avila fué uno de los pocos que se dirigía al pueblo en lenguaje llano y á su alcance, con cierta unción, y sin olvidar la majestad de la cátedra sagrada y la altura de su ministerio. Se sustrajo al mal gus

to dominante, y esto hace su elogio y explica el éxito de sus homilías.

El libro á que me refiero se titula:

Tratado de los Evangelios que Nuestra Madre la Iglesia propone en todo el año desde la primera Domínica de Adviento, hasta la vltima Missa de Difuntos, Santos de España, y añadidos en el nuevo rezado. Explicase el Evangelio, y se pone vn sermon en cada vno en las lenguas Castellana, y General de los Indios deste Reyno del Perú, y en ellos donde dá lugar la materia, se refutan los errores de la Gentilidad de dichos Indios. Dedicado al Santíssimo Predicador de las Gentes, y Apóstol Pablo, y al Illustríssimo Señor Doctor Don Pedro de Villagómez, Arzobispo desta ciudad, y á todos los Señores Obispos del dicho Reyno.

El tomo primero "contiene desde la primera domínica de Adviento, hasta el sábado de la octava de Pentecostes", sin indicarse el año ni lugar de impresión; pero fué impreso en Lima en 1646. Después de una lámina de San Pedro, con unos versos latinos y un anagrama epigramático del nombre del autor (b) están los autos del Virrey y Arzobispo sobre la idolatría de los indios; el discurso latino del Dr. Avila al mismo Prelado, sobre ese tema; las aprobaciones de Fray Miguel de Aguirre, agustino; Francisco de Contreras, jesuita; Juan de Arguinao, domínico; y Dr. Andrés García de Zurita, obispo electo de Huamanga; - las licencias para la impresión; y la Prefación al libro por el autor: - 44 hojas de prelim. y 564 páginas.

El tomo segundo, publicado en 1648, muerto Avila, por su buen amigo y albacea, el Licenciado Florián Sarmiento Rendón, capellán mayor del Monasterio de Santa Clara, fué aprobado por los mismos censores, padres Aguirre, Contreras y Arguinao; y consta de 6 hojas n. n., 143 páginas y 3 h.

b) — Como cosa curiosa publicamos el anagrama latino que se formó del nombre de Avila, y un epigrama de su elogio.

ANAGRAMA

Dominus Franciscus de Avila

Indis corde, ac many salvs fuí.
EPIGRAMA ANAGRAMÁTICO

Ille ego, qui miseris sucurrens vt pater INDIS,
CORDE AC sepè MANV vita SALUS que FVI

del Indice. Las licencias para la impresión fueron dadas, en agosto de 648, por el Arzobispo y el Virrey.

Se cita también, como impresa por Avila, una Relación de la vida de la Madre Estefanía de San José; con un discurso de él, que se considera modelo.

Dejando á un lado, entre los quechuistas, á los gramáticos y lexicógrafos Domingo de Santo Tomás, González Holguín, Figueredo, Huerta, Martínez, Ocón...... quedan los escritores en quechua, que conocían mejor la índole y fraseolɔgía de esa lengua, y la hablaban con facilidad y corrección; como Oré, Pérez Bocanegra, Avendaño y uno que otro más: entre los que Avila ocupa lugar prominente.

Debióse á su crédito como quechuista, que escribiera, el 18 de agosto de 1615, la aprobación del Arte de la lengua Quechua, por el Dr. Alonso de Huerta, huanuqueño, Catedrático de ella en San Marcos; y que tuviera Avila hasta su muerte, esa cátedra y la capellanía que debía servir, predicando á los indios los domingos y días festivos, en su idioma, á la puerta de la Catedral: en cuyos cargos lo sustituyó el Cura del Sagrario, Dr. D. Alonso de Osorio, nombrado por el Arzobispo Villagómez, el 23 de noviembre de 1647.

El Canónigo Avila presentó un recurso al Cabildo, el 27 de marzo de ese año, pidiendo se le exceptuase de la asistencia á coro y de los oficios de su canongía. Alega que está sordo, á punto de no oír en absoluto nada, ni el toque de las campanas; que no puede dar un paso; ni tiene hora segura, desde que se encuentra muy enfermo, y abrumado por sus 74 años. El Cabildo sometió la resolución de este asunto al Arzobispo señor Villagómez. No embargante ésto, asistió Avila al Cabildo de venia, el martes 16 de abril; hallándose también en él dicho Prelado: luego no se encuentra ya después su nombre en las actas capitulares, pues le llegó el descanso final el 17 de setiembre del mismo año 47.

El 4 de este último mes testó ante el Escribano público Antonio Hernández de la Cruz. Mucho antes, desde 1633, había fundado aquí una memoria, en la iglesia del Convento grande de San Francisco, para una misa solemne en el altar mayor y procesión, el 17 de setiembre, día de las llagas del santo; con asistencia del Arzobispo y del Cabildo eclesiásti

que, para concurrir, adelanta las horas y la misa conventual. El principal impuesto fué de 2,400 pesos, que debían producir 120 de renta al año.

El célebre padre Miguel de Aguirre, en su censura del segundo tomo de Sermones de Avila, de quien fué amigo íntimo, dice: "Parece quiso Dios nuestro Señor premiar el zelo al autor con muerte tan piadosa, y christiana, y tan prevenida que muchos días antes la hauía predicho á muchos, afirmando que moriría el día de las llagas de nuestro glorioso Padre San Francisco, su singular devoto, y en cuyo culto y loor hauía fundado, y dotado la solemnidad con queste día van en procesión, y asisten á la fiesta el Illustríssimo señor Arzobispo, y Cavildo insigne, en el Convento del santo Patriarca de esta ciudad y espiró el Dotor Avila al primer golpe del doble de campanas, que para recuerdo, y sufragio suyo anticipado, hauía ordenado catorce años antes." -Debe recordarse que era hermano de la tercera orden.

El mismo padre Aguirre asegura: que Felipe III escribió, al margen de una consulta del Consejo de Indias, en 1618, que para todos los obispados vacantes de ellas fuera considerado Avila, por ser digno, según la relación que de él se le hacía.

Así acabó su carrera mortal este venerable sacerdote, predicador apostólico durante cincuenta años en los arzobispados de Chuquisaca y Lima; que fué infatigable en extir. par la idolatría de los indios, y en procurar luciesen entre ellos las creencias y las virtudes cristianas.

La acción individual de Avila cesó con la muerte; pero en su libro de Sermones dejó trazado el surco, para que pudieran con facilidad seguir su ejemplo los curas y doctrineros de los indios, que necesitan, para ser comprendidos, evangelizar á éstos en su idioma.

Asistieron á su entierro el Virrey, la Audiencia, los Cabildos, las religiones y un gran concurso: justo homenaje á ese humilde expósito, cuya vida fué tan fructuosa.

Para concluír: en confirmación de algo de lo que dejo escrito, voy á copiar parte de los informes, por su naturaleza reservados, que dieron á la Corona acerca de Avila, con distancia de 23 años, un Virrey y un Arzobispo: el Marqués de Montesclaros y don Fernando Arias de Ugarte, personajes meritísimos.

El Virrey, en carta de 31 de marzo de 1610, recomendaba á Avila para una canongía; calificándolo de "hombre de moderadas letras, buena opinión en sus costumbres, criollo deste reino, y aunque hay opinón que son conocidos sus padres, él se cuenta por expuesto, y en cualquiera destos dos caminos es mestizo, según se tiene por más cierto."

El digno Prelado escribía al Rey, en estos términos, el 13 de mayo de 1633: "El Dr. D. Francisco de Avila, natural de la ciudad del Cuzco, hijo expósito, es de edad de 60 años, es doctor en cánones, docto y bien entendido; ha sido doctrinante en este arzobispado y visitador general; trabajó con provecho en la extirpación de la idolatría, fué canónigo y maestrescuela de la iglesia de los Charcas algunos años; ha un año que es canónigo de esta Iglesia, asiste al coro con cuidado; siendo yo indigno arzobispo de los Charcas, se siguieron contra él causas muy graves, de que fué dado por libre."

Entre los autores que lo elogian y consignan sobre él datos, citaremos: á Diego de Córdova Salinas, en su Crónica franciscana (1. V. cap. XXVIII, pág. 536); á fray Bernardo de Torres, en la Crónica de la Provincia Peruana de San Agustín (1. I, cap. XXXXIII, pág. 241); á Gil González Dávila en el Teatro eclesiástico de las Indias (tomo I, págs. 20 y 68); al Padre Arriaga, en la Extirpación de la Idolatría de los indios del Perú (cap. I); á Montalvo, en el Sol del Nuevo Mundo (pág. 85); á Mendiburu, en el Diccionario histórico-biográfico del Perú (tomo I, pág. 411); á Jiménez de la Espada, en las Tres relaciones de Antigüedades Feruanas (pág.

« AnteriorContinuar »