Fabulas literarias

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V. Mallen, Filhos, 1852 - 143 páginas

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Página 218 - Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad.
Página 161 - Dios, como una manzana; ni en su vida conoció otro mal, sino una especie de alferecía, que le amagaba de cuando en cuando.
Página 266 - Caciques, del Estado defensores, codicia de mandar no me convida a pesarme de veros pretensores de cosa que a mí tanto era debida; porque^ según mi edad, ya veis, señores, que estoy al otro mundo de partida; mas el amor que siempre os he mostrado, a bien aconsejaros me ha incitado.
Página 177 - ¡Y qué casa tiene! Como un ascua de oro la tiene... Es mucho aquello. ¡Qué ropa blanca! ¡Qué batería de cocina, y qué despensa, llena de cuanto Dios crió!.
Página 9 - Quien mis Fábulas lea Sepa también que todas Hablan á mil Naciones, No solo ú la Española. Ni de estos tiempos hablan; Porque defectos notan Que hubo en el mundo siempre, Como los hay ahora. Y pues no vituperan Señaladas personas, Quien haga aplicaciones, Con su pan se lo coma.
Página 15 - Exordio concilio, según es uso, Detras de aquella máquina se puso; Y durante el manejo De los vidrios pintados Fáciles de mover á todos lados, Las diversas figuras Iba esplicando con locuaz despejo.
Página 142 - Llevarélo al mercado, sacaré de él sin duda buen dinero; compraré de contado una robusta vaca y un ternero, que salte y corra toda la campaña, hasta el monte cercano a la cabana.
Página 236 - Y cuando le acaricie en mis brazos, podré decir: a mí me debe su existencia este niño inocente; si sus padres viven, si son felices, yo he sido la causa.
Página 226 - Usted celebrará sus bodas cuando guste; ella se portará siempre como conviene a su honestidad ya su virtud; pero yo he sido el primero, el único objeto de su cariño, lo soy y lo seré... Usted se llamará su marido; pero si alguna o muchas veces la sorprende y ve sus ojos hermosos inundados en lágrimas, por mí las vierte.
Página 219 - menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar cuando se lo manden, un sí perjuro, sacrilego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas; y se llama excelente educación, la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.

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