Crónicas de Bucaramanga

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Imprenta y Librería de [Medardo Rivas], 1896 - 314 páginas
 

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Página 33 - Algecira, de Gibraltar, de las Islas de Canaria, de las Indias Orientales y Occidentales, islas y tierra firme del Mar Océano, archiduque de Austria, duque de Borgoña, de Brabante y de Milán, conde de Abspurg, de Flandes, Tirol y Barcelona, señor de Vizcaya y de Molina, etc.
Página 47 - Comuniquese al Poder Ejecutivo para su cumplimiento. Dada en el Palacio del Congreso General de Colombia, en el Rosario de Cúcuta, a 4 de octubre de 1821.-11° de la Independencia. El Presidente del Congreso, José Ignacio de Márquez. El Diputado Secretario, Francisco Soto. — El Diputado Secretario, Antonio José Caro.
Página 48 - ... vestir de telas finas, y cierta dignidad en el porte y modales, sugerida por el sentimiento de la independencia y el laudable orgullo del propio mérito, modesto, inofensivo y callado, no ese orgullo petulante de las mediocridades vanidosas que se agitan, y se pregonan, y oprimen a los demás con su enfadoso individualismo. La tejedora permanece toda la semana en su casa, ora sentada en la sala barrida y pulcra, sobre una esterilla momposina, cabe la cual está una taza de agua para remojar la...
Página 48 - ... de 92 pesos al año. Así es que en este gremio, interesante bajo muchos respectos, se hacen notables el esmero en el vestir de telas finas, y cierta dignidad en el porte y modales, sugerida por el sentimiento de la independencia y el laudable orgullo del propio mérito, modesto, inofensivo y callado, no ese orgullo petulante de las mediocridades vanidosas que se agitan, y se pregonan, y oprimen á los demás con su enfadoso individualismo.
Página 48 - ... porque, decía, donde vive el trabajo no entra el pecado'; y en efecto, logró que el pastuso permaneciera en Girón hasta dejar enseñadas algunas jóvenes. De éstas pasó la ciencia á otras y á otras, salvando en breve los límites de la parroquia y extendiéndose á las demás.
Página 49 - ... de pocas ventas, porque las tejedoras van, más bien que á negociar, á explorar el campo del mercado, calcular la extensión de la demanda, y contraminar la confabulación de los mercaderes para no pasar de cierto precio mínimo. La tejedora no se deja engañar por la indiferencia postiza de sus contrarios: sabe que ellos deben completar con urgencia las partidas de sombreros exigidas por los comerciantes de Cúcuta, y opone los incalculables ardides mujeriles al cómico estoicismo de los mochileros.
Página 48 - ... metido al descuido en un alpargate blanco y diminuto: cúbrele el firme busto una camisa de tela blanca, entre opaca y trasparente, ribeteada con flores y calados, obra de sus incansables dedos; y puesto al desgaire un pañolón bien matizado, sale despejada y risueña, ladeando en la cabeza el sombrero que para sí ha tejido poco á poco los domingos con todo el primor de su arte, teniendo escogida de antemano la brillante cinta que lo adorna, y se encamina para la plaza...
Página 48 - ... ribeteada con flores y calados, obra de sus incansables dedos ; y puesto al desgaire un pañolón bien matizado, sale despejada y risueña, ladeando en la cabeza el sombrero que para sí ha tejido poco a poco los domingos con todo el primor de su arte, teniendo escogida de antemano la brillante cinta que lo adorna, y se encamina para la plaza en busca de los compradores de sombreros, quienes la esperan sentados con aparente indiferencia en la esquina de la tienda, y junto al taburete la rolliza...
Página 163 - ... siguiente :='Queda la comisión de la mesa autorizada para hacer todo lo que estime conveniente á fin de establecer una sociedad en esta ciudad, compuesta de los caballeros residentes en ella. Dicha sociedad se denominará Club de Soto. El reglamento del Club será el que fue del Liceo de Soto.'= No habiendo otro asunto de qué tratar, se levantó la sesión. = El Presidente, Tobías Valenzuela.= El Secretario, Benicio Collazos.
Página 48 - ... incansables dedos; y puesto al desgaire un pañolón bien matizado, sale despejada y risueña, ladeando en la cabeza el sombrero que para sí ha tejido poco á poco los domingos con todo el primor de su arte, teniendo escogida de antemano la brillante cinta que lo adorna, y se encamina para la plaza en busca de los compradores de sombreros, quienes la esperan sentados con aparente indiferencia en la esquina de la tienda, y junto al taburete la rolliza mochila de reales, elocuente aunque mudo...

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