Con los brazos: respondió el poeta infante; y ambos hermanos se abrazaron al frente de toda la corte. El Infante amó siempre á su hermano rey; el Rey observó lo que le habia aconsejado el Infante; y el reino perdió ya la tristeza desde entonces y fue siempre feliz con la sabiduría del Infante y con la benignidad del Rey. LEYENDA XX. La Union. Año 1348. (Época del reinado de Pedro IV el Ceremonioso, de Aragon.) Con los buenos, bueno: con los malos, malo. Esta idea era la que mantenia el carácter altivo de don Pedro, y le hacia aumentar su severidad, cada vez que él ó su reino sufrian algun disgusto. Cuando el de Mallorca cometió el delito de moneda; ya empezó don Pedro á descubrir el temple de su genio; los bandos de los Tarines y Bernardinos, le hicieron mas colérico; la traicion que Constanza y su esposo le preparaban le tornaron desconfiado; y el plan de asaetearle que tenian otros traidores, acabó de contribuir á la continua rigidez, y hasta crueldad con que el Rey trataba á algunos de su reino. ¡Cuál seria el furor del Rey, cuando, despues de tantos motivos para aumentar su cólera, supo la nueva bandera que algunos descontentos levantaron, bajo la escusa de resucitar la antigua Union, por la que tantos privilegios concedieran los pasados reyes á sus vasallos! (1) (2). Solo Los Catalanes permanecian tranquilos á las revueltas, pues veian patentes muchos favores del Rey, se acor daban del beso que este dió en Elna en la misma boca de su contrario, conocian el mal intento manifiesto de algunos de sus parientes, y miraban como imposible el serle enemigos, cuando le consideraban valiente y osado, por lo que le respetaron siempre hasta el mismo Pedro el Cruel de Castilla, los reyes Alfonso y Pedro de Portugal, y Cárlos el Malo de Navarra. Con la confianza de los buenos, y la ingratitud de los malos, ¿qué tenia de extraño que el Rey se mostrase mas altivo y persistiese en su idea de ser con los buenos, bueno; con los malos, malo? (3). No faltaban buenos amigos que aconsejasen al Rey de mostrarse mas sufrido y paciente; pero el Rey olvidaba los consejos y solo procuraba hacerse mas temido, manifestando la fuerza de su poder, y ostentando además poco miramiento en sus galas, como guerrero y soldado que era. Bien lo daba á entender el largo puñal que llevaba colgado siempre de la presina, en vez de la espada que otros prefirieran como arma mas noble (4). - decia el Rey Sé que el puñal solo recuerda sangre, cuando le aconsejaban. Mas, bueno es tal remedio para el malo, contra quien nada vale la nobleza. ¡Con fuerza habia empuñado su puñal el Rey, al saber el levantamiento de Alonso de Agreda, y la nueva Union que proclamaban algunos, bajo otras miras, obligando á que Pedro partiese de Aragon para Valencia! Con satisfaccion habia dejado suelto su puñal el Rey, al divisar á Fraga, á la primera ciudad de Cataluña, donde él y los suyos, se alegraron recobrando mas espíri tu..... ¡Con ira habia empuñado su puñal el Rey, al saber el triunfo de la Union en Játiva, y la toma del castillo de María! Con esperanza habia soltado su puñal el Rey, al levan tar la bandera de Zaragoza, que con tanto entusiasmo se seguia siempre.... Con furor habia empuñado su puñal el Rey, al ver que no comparecian los de la Union, citados ante sus Córtes. Con tristeza habia olvidado su puñal el Rey, al ver que los asuntos de Benamarin de Andalucía le estorbaban la reunion de Córtes en Aragon, y que á la fuerza tenia que conceder fueros y libertades injustas, fuero expreso para la Union, majistrado superior ó justicia á Valencia, y que unos sediciosos le insultaban en Murviedro, y otros, aparentando gratitud por sus forzosas concesiones, prostituian su dignidad, obligándole hasta á bailar en las plazas públicas, y á alternar con la gente menos digna, en sus fiestas...... (5). Esta contínua duda y la informalidad de los de la Union, que olvidaban sus juramentos, aumentó el frenesi del aburrido Rey, que solo esperaba una ocasion para empuñar de nuevo su puñal, y no soltarlo jamás. Una peste asoladora vino á tal sazon á entristecer los ánimos de todos los vasallos; el recojimiento que infundia tan triste estado, enjendró la humildad, la humildad hizo nacer el deseo de paz, y el deseo de paz hizo retirar á los unos y tomar partido por el Rey á los otros. En igual tiempo, corrió la voz de que algunas ciudades, tranquilas hasta entonces, intentaban una matanza de judíos, y aprovechando esta ocasion el Rey, levantó su puñal, para impepedir tan ciego fanatismo. Esto sirvió para que algunos, aprovechándose tambien, se declarasen amigos del Rey, con buenos ó malos fines, y tal fue el resultado, que, en un mismo dia, cayeron las banderas de los unidos; Calatayud levantó la suya á favor del Rey; Barcelona exigió Córtes para favorecer á don Pedro ; la ciudad que guardaba á Alonso de Agreda, despeñó á su caudillo desde una alta roca, y los antiguos y justos privilegios de la primitiva Union, concedidos por Alfonso, con los forzados fueros de la Union moderna, vinieron á caer bajo el puñal de Pedro el Ceremonioso. Entonces fue cuando el Rey empuñó de nuevo su puñal, gritando: «¡A nos, traidores, á nos! » y mandó quemar los privilegios antiguos, para borrar así hasta la memoria del nombre de Union, que tanto desunia. (6). A dar el Rey libre campo á su carácter y á no haber amado tanto á Valencia, ¡ quién sabe si la Ciudad se hubiese visto quemada y sembrada de sal, para oprobio de los siglos! (7). Pero don Pedro veia que era mayor el número de los buenos, y solo exigia que rindieran á sus manos los últimos pactos que aun existian de la Union. Sus nobles, los presentaron al Rey, y mas de uno le recordó en tal caso su noble paciencia como causa de aquel triunfo, que, á su entender, no hubiera conseguido siendo pertinaz y rey de puñal, como era antes. Aquí el Rey, mas pertinaz aun, y dejándose llevar de su furor, arrancó su puñal, y con tal fuerza desgarró los pactos con el mismo, que hasta se hirió una mano en su arrebato. ¡Bien ! dijo entonces el Rey, viendo sobresaltados á sus nobles. - Privilegios que tanto me costaron solo deben romperse con mi sangre. Y apenas acababa de arrojar los ensangrentados trozos levantando el puñal para los malos, cuando una campana vino de repente á herir en sus oidos. Era la campana cuyo son reunia antes á los de la Union, y que entonces habian sonado algunos de los que quedaban, mas tenaces y alborotadores. -i Ya veis! dijo al oirla el Rey, y mirando á sus nobles. - Tened nobleza con los malos... Corred à prender luego á los que queden, y tapadles la boca, en escarmiento, con fundido metal de esta campana (8). Los que gritaban apagaron al momento su voz con el atroz tormento; los de Valencia, que hasta entonces habian callado, gritaron: « Viva el Rey,» y Pedro el Ceremonioso, jurando sostener los verdaderos fueros de Valencia, se despidió de la Ciudad, y empuñó con mas fuerza su puñal, para dirigirse á Barcelona, y amedrentar desde allí á los perturbadores, siendo «con los buenos, bueno; con los malos, malo. La gaya ciencia y la caza. Año 1396. (Época del reinado de Juan I el Cazador, de Aragon.) Noves cruels de vos mortalment tem "No hay mayor solaz en esta vida, que la voz del poeta cuando canta. » Así lo confirmaba Enrique de Villena para convencer á la Reina, que preferia la música á los versos, y defendia el delirio que manifestaba por la caza su esposo el rey don Juan. Se habia dado principio á tal cuestion, despues de introducida ya la embajada que el Rey habia enviado á París, para aprender las bellezas de la gaya ciencia y corregir los abusos que hacian del canto algunos ociosos de la Corte, imitando mas bien á los juglares, que á los buenos trovadores de Provenza; embajada que don Juan habia arreglado á instancias de Villena, para satisfacer á este de las injurias que le habian levantado y de las pérdidas que habia tenido, mas no por deseo propio, pues su única pasion era la caza, y por ella lo olvidaba todo, hasta las mismas delicias de la Corte. (1). Nunca se habian reunido mas personajes en el palacio |