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CAPÍTULO II.

Nombramiento de don Anjel de Peredo para presidente-gobernador interino de Chile, espedido por el virrei del Perú en 2 de diciembre de 1661.-Real cédula de 4 de febrero de 1663, por la cual el rei nombró presidente-gobernador de Chile al jeneral don Francisco de Menéses.-Provision de 7 de enero de 1668, por la cual el virrei del Perú nombró presidente-gobernador interino de Chile a don Diego Dávila Coello i Pacheco, marques de Navamorquende.-Provisiones de 20 de diciembre de 1668, por las cuales el presidente-gobernador de Chile nombró a don Pedro de Morales Negrete correjidor, justicia mayor i lugarteniente de capitan jeneral de la provincia de Cuyo.

I.

En 2 de diciembre de 1661, el virrei del Perú nombró presidente-gobernador interino de Chile a don Anjel de Peredo. Léase lo que Carvallo i Goyeneche refiere acerca de este nombramiento.

«El virrei del Perú don Diego de Benavides i la Cueva, conde de Santistévan, cuidadoso por los malos sucesos de Chile, en que fué impresionado desde la corte, i eran resultas del informe de la audiencia. contra el almirante don Pedro Porter, i viendo que, en la guerra de los indios, se habiɛn consumido treinta i cuatro millones de pesos estraídos de las arcas reales del Perú, i que en ella eran ya muertos cuarenta mil españoles, deseaba estinguir aquellos males con la pacificacion del país que tantos años habia sido teatro de la mas cruel i sangrienta guerra. I como el rei estaba persuadido contra la conducta del almirante, determinó separarle del gobierno, i encargarlo a una persona en quien, ademas de los talentos militares indispensables para hacer la guerra con buen efecto, concurriese tambien aquel golpe de prudencia que constituye i eleva a los hombres al carácter de buenos gobernadores. Era adornado de esas apreciables circunstancias don Anjel de Peredo, natural de Quevedo en Astúrias, caballero de la órden de Santiago; i le libró despacho de gobernador de Chile (2 de diciembre do 1661), con espresion de que gobernase, mientras llegaba don Jerónimo de Benavente i Quiñones.

«Le dió el virrei sus instrucciones con amplísimas facultades para la pretendida pacificacion; i le prometió no escasearle los socorros que necesitase. Recibidos los despachos, i hechas las prevenciones

necesarias para el trasporte de trescientos cincuenta soldados que condujo, se embarcó en el puerto del Callao, i arribó con felicidad al de la Concepcion (mayo 22 de 1662), donde se recibió del gobierno con las ceremonias acostumbradas en semejantes actos” (1). Segun se ve, don Anjel de Peredo debia gobernar en Chile solo interinamente, mientras llegaba el propietario don Jerónimo de Benavente i Quiñónes.

Lo espuesto manifiesta demasiado que la provision espedida por el virrei del Perú, con fecha 2 de diciembre de 1661, no hacía, ni podia hacer ninguna variacion en los límites anteriormente señalados a la gobernacion de Chile.

Don Anjel de Peredo, a los pocos meses de estar gobernando, estendió el siguiente auto, en el cual se consignan ciertos datos concernientes a la materia en debate.

«En el tercio i cuartel de San Felipe de Austria, en 20 dias del mes de enero de 1663 años, el señor don Anjel de Peredo, del consejo de Su Majestad, su gobernador i capitan jeneral de este reino de Chile, presidente de la real audiencia que en él reside, dijo: que, habiendo llegado a este dicho reino de Chile, i tomado posesion de su gobierno a los 23 de mayo del año pasado de 1662, procuró, con el cuidado i desvelo que era justo, informarse del estado dél; i reconociéndolo por su misma persona, halló el dicho reino en el mas lastimoso i miserable estado que jamas habia tenido: las armas de Su Majestad retiradas de la frente donde solian i debian estar para hacer oposicion al enemigo, i sobre todo inútiles, sin ejercicio, ni disciplina militar; el reino intimidado, i los vecinos de estas fronteras desposeídos de sus haciendas de campo, que las hollaba i poseia el enemigo; todos con sumo desconsuelo i necesidad, como mas largamente consta de una informacion que sobre ello mandó hacer, que la tiene remitida a Su Majestad en su real i supremo consejo de las Indias, i a su virrei de los reinos del Perú, a que se refiere.

«I porque los sucesos que Dios, Nuestro Señor, se ha servido darle en ocho meses que há que gobierna este dicho reino, i sus armas han sido i son tan felices, como el dicho reino lo está esperimentando en su tranquilidad, quietud i aumento, conviene dar cuenta a Su Majestad de ellos para alivio de el cuidado que, con su real piedad, manifiesta en las reales cédulas que se han despachado en el remedio de los infortunios que padecia el dicho reino.

(1) Carvallo i Goyeneche, Descripcion Histórico-jeográfica del Reino de Chile, parte 1.", tomo 2, capítulo 42, pájina 133.

«Lo primero, haber puesto en grande reputacion las armas, i restituídolas a sus antiguos tercios: el uno en el estado de Arauco, por la parte de la costa del mar, cerca del cuartel antiguo, i en sitio de mayores conveniencias; el otro, en el antiguo sitio de San Felipe de Austria, por la parte mediterránea, que ambos fueron, i lo son hoi murallas del reino, i en que consiste toda su quietud, i aumento, i seguridad.

«I asimismo ha vuelto a reedificar el fuerte antiguo de Colcura, que le invadió el enemigo en el alzamiento jeneral de los indios, con muerte de toda la jente que tenia de guarnicion, i se hallaba castillo fuerte, i de grandes utilidades al real servicio.

«I por la parte mediterránea del dicho tercio de San Felipe, ha poblado i fabricado otros dos fuertes, en la distancia que hai desde la ciudad de la Concepcion al dicho tercio: uno, en los molinos que llaman del Ciego, que padecieron la injuria del alzamiento en su destrozo, i se han puesto corrientes con torreon, casa fuerte i almacen para el grano que en ellos se ha de moler para el sustento del dicho tercio de San Felipe; i el otro, en el paraje de los Hornillos.

«I asimismo ha vuelto a reedificar el fuerte antiguo de San Cristóbal en esta misma frontera, con su reduccion de indios amigos, naturales de aquella parte.

«I otro, donde llaman el Salto, para abrigo de las centinelas que ordinariamente andan cortando los pasos, i reconociendo los caminos, mediante las cuales dichas poblaciones, i los medios suaves que desde luego introduce Su Señoría con los indios rebeldes, procurándolos reducir a la obediencia de Su Majestad, sin derramamiento de sangre, ha conseguido que todos los de la provincia de Arauco, i otros confinantes a la misma costa del mar, hayan venido obedientes, reconociendo humildes el vasallaje que deben a Su Majestad, como a su rei i señor natural, hasta número de mil quinientos i diez i seis, con innumerables familias, celebrando con ellos capitulaciones ventajosas, a cuya imitacion, todos los indios que estaban rebeldes desde el rio de Tolten hasta este dicho tercio de San Felipe, han enviado sus caciques mensajeros, ofreciendo la paz i obediencia a Su Majestad con todo rendimiento, las cuales se les han admitido; i Su Señoría despachó a las tierras de los dichos indios, i a su pedimento de ellos, un capitan español mui esperto en su lengua, a tratar i conferir con todos los caciques i parcialidades el congreso de estas paces, i el tiempo i cuándo se podrán juntar para hacer las capitulaciones; i ayer, que se contaron 10 del corriente, volvió el dicho capitan español, acompañado de copioso número de indios, i

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entre ellos, los caciques mas principales de la tierra de guerra, los fronterizos que mas se han opuesto a nuestras armas, i guerreado con ellas desde el alzamiento jeneral hasta hoi; todos los cuales, i otros de los que llaman puelches, que habitan en la cordillera de esta i de la otra parte, han venido rendidos a la obediencia de Su Majestad, pidiendo humildes el perdon de sus delitos, en cuya consideracion, i en cumplimiento de las reales cédulas de Su Majestad, en que se sirve mandar sean admitidos a la paz, siempre que la dieren, se han celebrado paces con todos los dichos caciques e indios, i firmado capitulaciones, como de ellas consta, donde se hallaron dos mil quinientos i cuarenta i nueve indios de lanza, con infinitas familias, sujetos a la real corona, i en obediencia de Su Majestad; i se están esperando todo el resto de los caciques que han enviado mensajeros, ofreciendo la misma obediencia; i porque, con estos felices progresos, se ha puesto, i va poniendo este reino de Chile en suma quietud, reputacion i tranquilidad, los vasallos de Su Majestad en descanso, los vecinos de estas fronteras aumentados i restituidos a sus haciendas de campo, que las van poblando i labrando, atento a lo cual, mandaba i mandó se haga informacion de todo lo contenido en este auto, i se remite al capitan don Fernando de Alarcon, alcalde ordinario de la ciudad de la Concepcion, para que la haga con el número de testigos que sean necesarios, i fecha, la remita al gobierno para los efectos que convenga; i así lo proveyó i firmó.-DON ANJEL DE PEREDO.-Ante mí, Don Francisco Maldonado de Madrigal.» Don Claudio Gay hizo copiar en el archivo de Indias el documento que acaba de leerse, i lo publicó en la HISTORIA FÍSICA I POLÍTICA DE CHILE, tomo 2 de documentos, pájinas 449 i siguientes.

El documento mencionado da a entender bastante claramente que Peredo envió un capitan español hasta el país mismo de los puelches trasandinos, a fin de atraerlos a la paz, como don Antonio de Acuña i Cabrera lo habia practicado en 1651, segun consta de la provision copiada en las pájinas 555 i siguientes, tomo 2, de esta obra; pero sucediera lo que sucediera en este particular, no cabe duda que acudieron al llamamiento de Peredo caciques e indios «de los que llaman puelches que habitan en la cordillera de ésta, i de la otra parte, a fin de ofrecer rendidos obediencia, i de pedir humildes el perdon de sus delitos,» puesto que el auto de 20 de enero de 1663, poco ántes reproducido íntegro, lo consigna así con todas sus letras.

Es incuestionable entonces que el año de 1663, el presidentegobernador de Chile ejercia jurisdiccion en la Patagonia.

I esto sucedia, no porque la rejion espresada se hallara incluida en el correjimiento de Cuyo, como el señor Vélez Sarsfield lo entendia equivocadamente, sino porque pertenecia por sí sola a la gobernacion de Chile en conformidad a una serie de rcales cédulas, i no a la gobernacion del Rio de la Plata, como los señores Angelis, Trélles, Frias, Quesada i Bermejo lo han entendido tambien equivocadamente.

He demostrado ya la verdad de esta proposicion en diversas ocasiones, como puede leerse en las pájinas 310 i siguientes del toro 1 de esta obra, i en las 427 i siguientes, 457 i siguientes, 475 i siguientes, 494, 500 i siguientes, i 553 del tomo 2, i en la 24 de este volúmen.

Ahora se me ofrece nueva oportunidad de comprobarlo con una provision del presidente-gobernador don Anjel de Peredo, la cual he encontrado en el archivo del cabildo de Santiago.

«Don Anjel de Peredo, del consejo de Su Majestad, gobernador i capitan jeneral de este reino, i presidente de la real audiencia que en él reside. Por cuanto, conviene al servicio de Su Majestad nom. brar persona de entera satisfaccion i confianza, calidad, partes, i de conocida esperiencia en las cosas de la guerra i milicia, que sirva i ejerza el puesto de capitan de infantería española de una de las de número i batallon de esta ciudad de Santiago; i porque las partes referidas i otras muchas concurren mui aventajadamente en don Melchor de Carvajal i Saravia, quien me ha hecho relacion ha servido a Su Majestad mas tiempo de veinte años en todas las cosas que se han ofrecido, i ocupado el puesto de capitan de a caballos mas de dos años, i en lo político, el de rejidor, alcalde de la hermandad i alcalde ordinario, i asimismo haber ocupado los oficios de correjidor i justicia mayor de la provincia de Cuyo, lugarteniente de capitanjeneral, por tiempo de dos años, en que estuvo ocupado en ella en guerra viva por haber entrado el enemigo a ella, puelches i pegüenches, i con mui pocas fuerzas salió a su encuentro mas de sesenta leguas de la ciudad, i castigó i apresó a mas de doscientos indios, que, a no haber sido con tanta prontitud, se hubieran llevado tres ciudades que en dicha provincia hai, acudiendo con muchos gastos de su hacienda, con mas otras muchas comisiones que ha ejecutado por órden del gobierno i la real audiencia, de que ha dado la cuenta que consta por ellas, poniendo su actividad, celo i vijilancia con muchos gastos de su hacienda, i es actual alcalde ordinario de esta iudad, sobre ser hijo lejítimo del capitan don Manuel Roco de Carvajal i de doña Isabel Osorio de Saravia, que sus servicios cons

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