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lia desde Augusta. Doy gracias a Dios que quedaba V. M. con salud: espero en él se la conservará como su iglesia lo ha menester. Espántome mucho no haber mudado el emperador la instruccion del archiduque, visto que cuando usó della con los sucesos que acá tuvieron los negocios se habian desvanecido las sombras que en ella querian poner á V. M.a para moverle á su opinion. La respuesta que V. M. le mandó hacer fué de manera que ninguna cualidad de las que requeria que tuviese respuesta de V. M. en tal materia le faltó, y ningun cabo de los que hombre podia desear que se tocase dejó de satisfacerse muy enteramente; y si los consejeros que la han de ver tuviesen alguna otra parte de hombres que ser apasionados, tendrian gran razon de correrse de haber aconsejado á su príncipe propuesta que tan llanamente (como V. M. lo ha mandado hacer) se les muestran sus flaquezas. Yo, señor, no me maravillaria mucho de engañarme, que no soy muy confiado de mi cabeza, pero tengo por cierto que ninguna satisfaccion es menester con los electores por la parte de V. M., en el lugar que la propuesta del archiduque la quiere poner, y aunque son muchos los fundamentos que á pensar esto me mueven, no cansaré á V. M.a con ellos, por tener por cierto los tiene entendidos mejor que nadie. Solamente diré tres; el primero, que cuando los electores enviaron á persuadir al emperador hiciese con V. M." oficio sobre este negocio, yo entendí del elector de Tréveres que era cumplimiento, y despues me lo confirmó una carta de Chantone en que me escribió como habian ido, y los mas dellos ó casi todos, hecha la propuesta, se partieron sin aguardar respuesta, como hombres que no venian á hacer el negocio sino á proponerle, y que el mismo emperador le habia dicho, que algunos dellos se habian reido con él del

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negocio, y que era por cumplir con sus amigos. La segunda es que en el esfuerzo que el príncipe de Oranjes hizo, ninguno dellos le ayudó con un solo cuatrin, y estando él armado, si ellos tuvieran intencion de proceder adelante contra V. M., con mas que con sombras hechas á una parte y á otra, ningun tiempo en el mundo pudieran tener como aquel, y tanto mas que lo pudieran hacer con la mano del príncipe de Oranjes y debajo de cubierta de negocio suyo, sin mostrarse ellos al cabo de la jornada pasada; que llegando mis corredores á la retaguardia del príncipe de Oranjes, ántes que acabase de pasar una ribera, prendieron su tesorero general y pagador de su ejército, que era de los mas cualificados que él traia, al cual yo despues venido aquí hice ahorcar, y examinándole con tortura, dijo que el dinero que el principe Doranjes habia tenido para esta junta habia sido setenta mil tallares que el elector Palatino (y aun decia que en barras de plata) le habia enviado por compra de un Estado que á él le estaba bien; que entónces viéndole en la necesidad que estaba le compró, y otra parte de dineros que el príncipe de Oranjes habia llevado destos Estados, que no me acuerdo bien la suma, y de otro poco de dinero que habia dado el de Ostrat, y asimismo el conde Vandembergue; que habia llegado esto todo para poder hacer la paga de la muestra y doce mil florines en que resca

taron á Aquisgran, y que ninguno otro cuatrin de ninguna otra parte el príncipe de Oranjes tuvo.

La tercera, es que yo tengo gran sospecha que si hay ligas y movimientos nuevos entre los electores seglares, el nublado podria descargar sobre el emperador, como lo tengo escripto á V. M., no por causas de V. M. sino por quitarle la dignidad y dalle compañero en ella, y para esto huelgan con todas las desórdenes y poca obediencia que el emperador que hay en Alemania, porque querrian mostrar juntarse con los

De mano de
Felipe 11:

Para esto no te

nia mejor remedio

católicos y conmi

go, y poner muy que el emperador no es poderoso para los poder

de nuestra parte à

eclesiásticos, pues

sin ellos los segla res no pueden ha

cer nada, y no te que de cierto se

nerlos tan bajos lo hagan bacer."

los tres electores castigar, y que habria menester compañero en el imperio para que la dignidad fuese respetada y obedescida. Y yo tengo por cierto que él tambien teme la materia y piensa que el no velle apasionado por las cosas de V. M.a le ha de salvar deste paso ó dilatársele, y si algun remedio él podia tener era el contrario que pensasen que la pasion suya por V. M.a y la de V. M.d por él era tan grande que era una misma cosa; pero esto hasta agora no sé yo quien pudiese hacérselo entender. Estos me parecen á mi juntos harto bastantes para poder yo fundar lo que digo à V. M.a me paresce en el punto de aquellas sombras que con los electores por la embajada del archiduque se quisieron poner á V. M.a de estar todos celosos y temerosos de la grandeza y cristiandad de V. M., como lo están, y que

olgarian de cualesquier revés; y que vinién

dole, si le pudiesen poner el pié que lo harian. Todo esto creo; pero que hubiesen de mover armas descubiertamente contra V. M.a ni meter mano á sus bolsas, ni cubierto ni descubierto no lo creo, y cuando no se hiciese por via de imperio contribucion general de príncipes y tierras, no me puedo persuadir otra cosa de lo que tengo dicho. Debajo de tan flaca prenda como mi opinion no se debe dejar de hacer todo lo que conviene por presuncion; pero de tal manera que no dañe. Y yo pienso que hechas muchas veces justificaciones por parte de V. M. sin necesidad, que dañan tanto como pluguiese á Dios aprovechasen las hechas con ella, y por estas cosas todas yo no seria de opinion agora que con ningun particular se hiciese otro ningun oficio sino que basta lo que V. M. ha respondido al emperador á la propuesta que él dice ellos le hicieron, por aquel mismo camino responde V. M. Y pienso escribir á Chantone esta mi opinion en este particular de los cumplimientos, y si le paresciere otra cosa ó el emperador se lo hubiere dicho con las razones que para ello me dieren, quizá trocaré de opinion y haré las diligencias conforme á lo que V. M. me manda.

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En la materia de casamientos, no querria hablar en otra ninguna cosa sino ocupar todo el tiempo en dar muchas gracias a Dios, como se las debemos dar todos los vasallos. de V. M. en habernos dado principe que tan duramente va contra su voluntad por nuestro bien general. Todo lo que V. M. en este caso ha ordenado me ha parescido prudentísimamente resuelto: que aunque en dias pasados yo escribí á V. M.a el grande inconveniente que me parescia casar el rey de Francia con hija del emparador, las causas que á aquello me movian han cesado ya, porque todas las ha extinguido el casamiento de V. M.; ; y las que pue

den quedar de que en cualquier manera que el rey de Francia tenga entrada y salida con el emperador, se recompen san bien con el flaco estado en que el dicho rey se halla y la necesidad que tiene de tener al presente espaldas en Alemania, y que esta necesidad es mas oprimir los hercjes de su reino, siendo esta causa de Dios y por ello tan de V. M.d

En los particulares que V. M.a me manda le diga mi parescer, ya me acuerdo haber escripto en esta materia otra vez, y al presente no sabria decir mas que entonces, porque son tres puntos los principales: lo del turco, las plàzas ocupadas del imperio y el salvar la amistad y hermandad de V. M. si se pretendiera romper el acordio. Puntos eran que sobre cada uno dellos pudiera V. M.a apuntar al emperador cabos que consigo trujeran grandísima dificultad el concederlos, y que sin mucha vergüenza suya no pudiera pasar adelante; pero para no desconcertarlo hay las causas que tengo dichas, y mas se llega á esto la voluntad que se entiende que el emperador tiene á este matrimonio, y que ponerle agora V. M. delante las causas de honor, no serviria sino para quedar con vergüenza de V. M.d y quizá por el mismo caso ofendido. No me paresceria que se debe hacer en las dos primeras sino tocárselas solamente, acordándoselo por lo pasado, que en la restitucion el rey de Francia del todo se la negará, cobrando sus excusas lo mejor que podrá.

Lo del turco verná en ello; pero no lo guardará, y quizá tornará á meter delante que V. M. herede al de Anju como lo hizo en la propuesta por su embajador despues de las vistas de Bayona. Y como me acuerdo haber escripto á V. M. en ninguna manera conviene (como me paresce que V. M. lo ha resuelto) tomar á su cargo el asiento des.

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