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tigaciones, los eclipses de sol son muy preferibles á los de luna.

épocas en que acaecerán. Véanse los tratados de astronomía para los pormenores sobre la teoría de estos fenómenos.

De los pasos de los planetas inferiores sobre el disco del sol. Estos fenómenos, vistos desde De los eclipses de las estrellas y de los plala tierra, son unos eclipses de sol, á los cua-netas, por planetas ó por la luna. Estos fenóles ha dado la astronomia moderna mucha im- menos son tambien de la misma especie que portancia. El planeta, á causa de su proximi-los de sol y se tratan por los mismos métodos. dad á los nodos, se encuentra en una posicion La diferencia que puede haber es en ventaja favorable para determinar su órbita con rela- de la simplificacion del cálculo y se refiere cion al plano de la ecliptica; y los pasos que especialmente á la distancia, á la magnitud, proporcionan el medio de observar inmediata-al lugar fuera de la ecliptica y al movimiento mente una conjuncion, y por consiguiente, una propio ó nulo del astro eclipsado. Asi es que longitud heliocéntrica, son á los planetas infe- cuando una estrella fija es esclipsada por la luna riores lo que las oposiciones á los planetas todos los elementos que se refieren á esta son superiores. Keplero hizo tan útiles observacio-los mismos que para un eclipse solar; pero el nes y demostró el partido que de ellas podia lugar del sol es reemplazado por el de la essacarse. Pero en su tiempo y mucho despues, trella, cuya paralaje y cuyo diámetro aparente no se sospechaba que esos fenómenos conte y movimiento propio son nulos. Además, la nian además los elementos de un descubri-longitud de la estrella es invariable durante miento mucho mas importante. Halley fué el el corto espacio de la ocultacion. Los clemenprimero que encontró el medio de sacar por tos que deben considerarse en el cálculo son ellos la paralaje del sol y llegar á conocer las por consiguiente menos numerosos; solo que dimensiones absolutas del sistema solar. Ellas fórmulas que sirven para hallar el princi radio de la órbita terrestre sirve de unidad de pio, medio y fin de un eclipse solar, necesitan medida en las investigaciones sobre las dis- una ligera modificacion procedente de no estar tancias de los planetas al sol, la tercera ley de la estrella en la ecliptica como el sol. Las Keplero da las relaciones de esas distancias; ocultaciones de las estrellas por la luna ofrepero faltaba una distancia conocida para es- cen un medio mas exacto que los eclipses presarlas en números absolutos. Era tanto mas solares para perfeccionar los movimientos de natural atenerse á la investigacion de la dis- la luna y corregir las longitudes geográficas. tancia del sol á la tierra, como unidad, cuanto Esto depende especialmente de la gran exactique esta distancia á su vez, podia espresarse tud con que se pueden observar los instantes en radios terrestres cuya medida directa se co-de la inmersion y de la emersion, sobre todo nocia. Este gran problema de la astronomía quedaba, pues, reducido á encontrar la relacion de los radios de la tierra y de su órbita, es decir, la paralaje del sol. Halley desarrolló esta idea en 1691, y probó que los pasos de Venus eran mas favorables para la cuestion que los de Mercurio. Calculó diez y siete pasos de Los eclipses de una estrella por un plancta Venus desde 918 hasta 1721, y encomendó á la o de un planeta por otro ó por la luna, entran atencion de los astronómos el de 1761 que él en la misma teoría y en las mismas reglas de no esperaba ver. El fenómeno se observó en cálculo. No hay que cambiar otra cosa que los 1761 y 1769 por la mayor parte de los astró-elementos, los cuales deben sacarse de las tanomos de Europa que se trasladaron á los lu- blas particulares á los astros que concurren gares mas favorables de la tierra. Los resul-á producir el eclipse. Por lo demás, estos fetados de estas espediciones condujeron al co- nómenos son tan raros, que es inútil especifinocimiento de las dimensiones del sistema car sus circunstancias. solar, tal como lo tenemos en el dia.

cuando acaccen en el borde oscuro de la luna. Semejantes fenómenos no son raros, y esta ventaja, unida á la exactitud de que son susceptibles, hace que la astronomía, la geografía y la navegación obtengan diariamente de ellos útiles auxilios.

ECLIPTICA. (Astronomia.) La tierra en su El cálculo de los pasos se funda en los movimiento alrededor del sol, describe una órmismos principios que el de los eclipses de bita eliptica llamada ecliptica (ekleiptikon, de sol, sea para anunciarlos, sea para deducir de ekleipsis), porque los eclipses de sol se deterlas observaciones hechas todos los resultados minan en su plano por la interposicion del disque puedan suministrar. Solo que, como se co lunar en las épocas de ciertas sizigias. Sin trata de la investigacion de un ángulo de 8 á embargo, no siempre es la misma la significa9" con la diferencia de un décimo de segun-cion de ese término. Tolomeo y sus discípulos do, la longitud de los lugares debe ser muy lo entendian de distinta manera que Copérnico, conocida, y es menes!er escoger con cuidado y por efecto de un hábito que el tiempo y la y de antemano, los que sean mas favorables para la observacion.

Los pasos de Venus y de Mercurio están sometidos á unos periodos de repeticion que dispensan de hacer el cálculo prévio de todas sus conjunciones inferiores para conocer las

ilusion han consagrado, todavía lo empleamos para designar un circulo máximo de la esfera, cuya circunferencia, abrazando la superficie del zodiaco en toda su longitud, lo divide en dos bandas simétricas de 8" cada una, figurando á nuestros ojos el camino aparente que sigue el

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ECLIPTICA

cualquiera. Una vez satisfecha esta condicion, no hay mas que restar la cantidad hallada del complemento de la altura del polo, y el problema se halla resuelto.

astro del dia, recorriendo cada año los doce mitad del ángulo buscado. El otro método se 252 signos celestes. Considerada en sus relaciones con los ele-el horizonte en el momento de un solsticio reduce á determinar la elevacion del sol sobre mentos de nuestro sistema solar, la ecliptica ofrece varios fenómenos que es importante estudiar. Todos saben que el eje terrestre no afecta una situacion perpendicular al plano de lá órbita que describimos en el espacio. Constantemente inclinado á esta curva de revolu- tantemente la misma, no debiera sorprenderSi la oblicuidad de la ecliptica fuese conscion, que corta dos veces el ecuador en tiem-nos, puesto que solo veríamos en ella una simpo de los equinoccios, forma con ella un án-ple consecuencia de la ley que preside å la gulo evaluado para el siglo actual en 23° 1,. inclinacion de las órbitas planetarias. Pero Esta oblicuidad de la ecliptica, á la cual debe ofrece ademas una circunstancia digna de atennuestro globo su variada temperatura y la rica cion. En la antigüedad mas remota se cria por variedad de las estaciones, no habia pasado des- tradicion que el sol habia salido durante muapercibida para los antiguos observadores. Ana-chos siglos por el Occidente. Herodoto, en efecximandro de Mileto, discípulo de Thales, fué to, refiere en el libro de Euterpio, que segun al parecer el primero que reveló su existencia los egipcios, el sol, en el espacio de 11,340 á sus compatriotas. Mas tarde Cleostrato, Har- años de 365 dias cada uno, habia salido dos palo, Eudoxio de Cnido, llevaron este descubri- veces por donde se pone, sin que estas variamiento á Egipto, donde el estudio mas profun-ciones hubiesen ocasionado el menor cambio do de los movimientos celestes hizo ver algu- en el clima de Egipto. Asombrados de este nas inexactitudes en el cálculo de Anaximan-aserto algunos astrónomos modernos, concidro. El célebre Eratóstenes, que vivia 230 años bieron el proyecto de investigar sobre qué baantes de Jesucristo, es decir, poco despues del se habian podido fundar los egipcios una parafilósofo de Mileto, determinó la oblicuidad de la doja desmentida por todas las apariencias; peecliptica en 23, 51′ 20′′. Hiparco de Nicea, ro su sagacidad se estrelló ante una cuestion Tolomeo, Pappo, continuaron sucesivamente tan singular, cuyo exámen no pareció tan deslos trabajos de su predecesor, pero obtuvieron favorable como al principio, à la creencia de resultados cuya diferencia fué siempre un enig-los sacerdotes de Menfis. Las eruditas discuma para ellos. En un tiempo en que la ciencia siones que esta tésis suscitó, escitaron la emuastronómica salia apenas de la infancia, es de lacion de un nuevo discipulo de Urania, y lo creer que fuesen muy imperfectos los métodos pusieron en cierto modo en el camino de la usados para resolver un problema tan delicado. verdad. El caballero de Louville, comparando En efecto, todo el arte de los antiguos en la las observaciones citadas por Herodoto con las investigacion del ángulo formado por la inter-de los astrónomos mas modernos, creyó adseccion de las dos curvas, consistia en medir vertir una disminucion sensible en la oblicuila sombra de un estilo de cuadrante, en la épo-dad de la ecliptica. Para verificar esta conjetuca de cada solsticio, y la comparacion de las ra, se trasladó en 1734 á Marsella con el objeto longitudes de la sombra con la de dicho esti-de cerciorarse de si la cantidad de abertura lo, les daba una relacion ó cociente que indicaba la altura del centro solar. Pero este modo de investigacion por ingenioso que fuese, no merecia entera confianza; la penumbra dejaba siempre alguna indecision sobre la longitud de la sombra que varía muy poco de un dia á otro en los solsticios; por otra parte, el momento favorable á este cálculo no estaba sujeto á concurrir precisamente con la hora del medio dia, Y por consiguiente habia que introducir mucho intervalo entre las operaciones, siendo el error una consecuencia inevitable de estas ir-litud demasiado marcado para obtener el asenregularidades.

angular se habia desviado del punto desiguado por Pyteas doscientos años antes. La esperiencia justificó completamente sus sospechas; llegó á reconocer una reduccion de 20', y dedujo de este resultado, que el eje terrestre se acercaba al plano de la cclíptica en un grado cada seiscientos años, modificacion que en la hipótesis del sabio académico, debia al cabo de ciento cuarenta y un mil años producir la coincidencia de la ecliptica con el Ecuador. Esta induccion tenia un carácter de inverosimi

En el dia, gracias á las aplicaciones de la sarios, redobló la curiosidad pública. Un colega timiento universal; pero aunque suscitó advertrigonometria esfèrica, la ciencia no tiene que de Louville que estudiaba la situacion de la temer los mismos inconvenientes, y dos méto- pirámide de Ghize, en un viage à Egipto, habia dos vulgares proporcionan á nuestros astróno-notado una oposicion hábilmente dispuesta enmos el medio de determinar la oblicuidad de tre las caras de aquel monumento y los cuatro la eliptica con bastante exactitud. El uno con- puntos cardinales. Este descubrimiento fué pasiste en observar la altura meridiana del centro solar en la época de los solsticios. Termi-consecuencias; pero no satisfecho con haberlo ra Godin un rayo de luz, y dedujo de él graves nada esta operacion se corrigen sus resultados presentado bajo un nuevo punto de vista, exapor la refraccion y la paralaje, y la semidife-minó la famosa meridiana, trazada en 1655, rencia de las alturas obtenidas representa la por Casini, en la iglesia de Santa Petronila, y

sus investigaciones le condujeron á reconocer | su elegante precision, pero que la naturaleza de un notable desvio en la inclinacion de la órbi- nuestro trabajo no nos permite desarrollar. Deta terrestre. Por lo demas, todos los documen-lambre, persuadido á su vez de que la espretos de los fastos de la historia celeste, propen- sion de ese valor no puede conciliarse con los dian á dejar esta verdad fuera de duda. Dos- hechos de la astronomía práctica, lo reduce á cientos años antes de Jesucristo, Eratóstenes 50" y aun á 48" para el siglo actual. Como de Cirene, evaluaba el ángulo de la ecliptica quiera que sea, todos están conformes en conen 23°, 51′, 20′′. Cuatrocientos años mas tar-siderar la disminucion de la oblicuidad cono de, Tolomeo le daba 23", 51', 10", lo cual era un resultado debido especialmente á la accion mucho. Pero el árabe Arzachel, en el siglo XI, | de Júpiter y de Venus sobre la tierra, resultano contaba ya mas que 23", 34'. Copérnico, en do que puede obtenerse directamente por la 1500, lo reducia á 23', 31′, 20". Ciento cin- teoría de las fuerzas centrales. En efecto, la cuenta y seis años despues, Casini solo halla- relacion de la masa de Júpiter con la de nuesba 23′′, 28′, 54". Ultimamente Delambre, á tro globo, es bien conocida. En cuauto á la de principios de 1801, contaba solo 23", 27′, 57". Venus, los únicos datos que pueden servirnos La oblicuidad de la eclíptica está sujeta, pues, | para determinarla, consisten en las perturbaà perpétuas variaciones, lo cual no puede ya ciones que hace esperimentar á los movimien negarse, pero ¿á qué atribuiremos este carác-tos de los planetas, y especialmente á los de ter de instabilidad? Casini lo esplicaba por la tierra. Ahora bien, calculando la accion que una libracion del eje terrestre. Mucho antes, debe producir en el afelio de nuestro esferóide, Copérnico habia aventurado ya la misma con- se encuentra que la solidez de ese planeta es jetura, sosteniendo, sin embargo, que la incli- | igual á la 405,871a parte de la masa solar, y nacion de nuestra órbita no habia pasado nun- esa proporcion viene á dar 52′′ ó 50" para la ca de los límites comprendidos entre 23", 51', disminucion buscada. Si este período de movi20", y 23°, 28'. El descubrimiento de la nu-miento retrógrado que propende á estrechar la tacion por Bradley, añadió un nuevo peso á la zona tórrida, se prolongase indefinidamente, fáhipótesis del cosmógrafo de Berlin; pero estas cil es concebir que llegaria una época en que opiniones desaparecieron pronto para dejar su el ecuador y la ecliptica coincidiendo juntos, puesto á teorías mas positivas y luminosas. Ilus- | perpetuarian la blanda temperatura de la pritrado por un profundo analisis, Eulero no vió mavera, bajo la influencia de un sol siempre ya en la disminucion de la oblicuidad de la perpendicular á la línea equinoccial; pero adecliptica mas que una consecuencia necesaria demitiendo como posible tal uniformidad de estala atraccion de los planetas, y Maskelino adoptó | ciones, no duraria muchos años. El severo Lasin titubear el sistema del geómetra aleman, place la minado por otra parte los fundamenconfirmado mas tarde por los trabajos de La tos de tan seductora hipótesis, demostrando Caille y de Lalande. En fin, Laplace y Delam- que el movimiento respectivo de ambos circubre, hace algunos años han dado de este pro-los no podría pasar de 2 á 3^. El compás de la blema una solucion tan completa como satisfria geometría ha desvanecido las poéticas ilufactoria, cuya sustancia y resultados vamos á siones de los que creian en una futura edad de espouer. oro. Consolémonos de ello, riéndonos á espenTodos saben que cada elemento del sistema sas de Huet y de Pluche, quien en su Historia solar está constantemente perturbado en su re- del cielo, nos asegura gravemente que antes volucion, por la accion de los otros planetas. de la terrible catástrofe acaecida en el globo, Arrastradas por los impulsos de las diferentes | el hombre, hijo predilecto de la naturaleza, fuerzas que los solicitan, las esferas de nues- no conocia otra morada que la de los céfiros, tro cielo no describen circulos sino elipses im- otra estacion que la de las flores, y pasaba sus perfectas, y no se conforman con escrupulosa dias placenteros en medio de una felicidad docilidad a las leyes de Keplero. Las pequeñas pura, que indudablemente recobrará en la épodiferencias que resultan de estas anomaliasca de la gran palingenesia cósmica, predicha constituyen lo que los astrónomos llaman per- por Origenes y proclamada en alta voz por alturbaciones siderales. A esta influencia reci-gunos de los modernos filósofos. proca de los planetas, debemos referir el mo- ECLOGITA. (Geologia.) Roca heterogénea de vimiento irregular de sus nodos; y las desviaciones del eje terrestre bastan en rigor para esplicar las variaciones que se manifiestan en la oblicuidad de la ecliptica. ¿Pero qué medida señalaremos al decrecimiento secular que esperimenta el ángulo de inclinacion? Poco satisfecho de las observaciones de La Caille y de Lalande que lo evaluan en 33", y mas confiado en la teoría matemática que dirigia todas sus investigaciones, el autor de la Mecánica celeste lo fija en 52", y da para calcularlo dos fórmulas en funciones de senos, notables por

contestura granulenta, cuyos componentes esenciales son el dialagio y el granate. El primero, que casi siempre predomina, tiene por lo comun, un color verde, que mas de una vez ha hecho á los naturalistas confundirlo con la actinal. En esta roca, como partes accesorias de ella, existen disteno y clorita.

La eclogita es roca poco comun; encuéntrase en pequeñas capas sobrepuestas, en el gneis y el mica-esquista; no tiene aplicacion en las artes, y los paises donde se ven son el Saulop en Estiria, la montaña de Bacher, la de

Fichtelgebirge, el Hafen Bareuth y algun otro. I nido recorre 338 metros en un segundo y en el ECO. (Fisica.) Propagándose el sonido por mismo tiempo no se pueden pronunciar claraondulacion y probando los fenómenos del eco mente mas que unas 10 sílabas. Para que una que una persona, sin cambiar de posicion, pue-persona pueda oir la repeticion de la palabra de oir muchas veces un mismo sonido, hay entera que haya pronunciado, es menester que que admitir causas susceptibles de hacer re-esta palabra se haya terminado antes de haber trogradar las ondulaciones sonoras. ¿Qué cau- vuelto ya reflejada la primera de las sílabas sas son estas y á que leyes están sujetas? Los que entran en su composicion. Si el obstáculo geómetras y físicos han tratado de resolver estuviese colocado á 16 ó 17 metros, la primeestas cuestiones, los unos calculando la in-ra sílaba volvería al oido cuando se pronunciafluencia que una superficie de posicion fija se la segunda, y por consiguiente se confunejerce sobre la onda sonora, y los otros com-dirian el sonido directo y el reflejado, lo cual parando los datos de la observacion con los perjudicaría á la claridad de la percepcion. resultados del cálculo. He aqui á que se redu- Semejante eco seria por necesidad monosicen las leyes geométricas de la reflexion de lábico. los sonidos.

1." Cada rayo sonoro se refleja formando un ángulo de reflexion igual al de incidencia. 2. La velocidad del sonido reflejado es igual á la del sonido directo.

3. La intensidad del sonido reflejado en la estremidad de un rayo quebrado es precisamente la que tendria la estremidad de un rayo recto igual en longitud al quebrado, si el sonido, en vez de reflejarse, se hubiera propagado mas allá del plano fijo.

Creciendo la distancia, el regreso del sonido reflejado seria menos rápido y por consiguiente podria repetirse mayor número de sílabas. Tal es, por ejemplo, en la provincia de Oxford en Inglaterra, el eco de Wodstock que deja oir hasta 20 sílabas.

Monge.

Para que un sonido se repita varias veces, es indispensable que haya muchas causas reflejantes y por consiguiente muchos centros fonocánticos. Se han observado localidades cuya disposicion es tal, que el mismo sonido De este corto número de principios se de- se oye hasta cuarenta veces; entre los ejem rivan varias consecuencias análogas á las que plos que podriamos citar, nes ceñiremos al ofrece la luz reflejada por superficies planas ó eco del castillo de Simonette, observado por curvas. Asi vemos que entre dos planos para-Kircher, Escoto, Misson, y últimamente por lelos, debe haber una serie de reflexiones semejantes á las que esperimenta la luz entre El fenómeno que nos ocupa presenta una dos espejos paralelamente opuestos uno á otro. particularidad que es fácil esplicar. A veces la Se prueba tambien que en la elipse, los soni-persona que habla no oye el eco, lo cual debe dos emitidos en uno de los focos, van á con- suceder siempre que los centros fónicos ó foverger despues de la reflexion al otro foco. En nocánticos no se confundan. En un elipsoide fin, fácil es comprender que adoptando la hi- de revolucion, por ejemplo, tomando por cenpótesis, muy probable, de que la luz se pro- tro fónico uno de los focos de la elipse, el paga por ondulacion, los fenómenos del eco centro fonocántico corresponderia al otro foco, deben esplicarse con leves modificaciones, lo de modo que dos personas que ocupasen ammismo que los catóptricos; tal es, efectiva-bos puntos podrian hablar sin ser oidas por mente la opinion de la mayor parte de los fi- otras colocadas entre ellas. sicos, y segun este modo de ver, las espresiones centro fónico, centro fonocántico, corresponden á las voces puntos de dispersion y foco, tan frecuentemente usados, cuando se trata del movimiento de la luz. El centro fónico es el punto en que se encuentra la persona que habla ó el cuerpo que emite los sonidos, y el centro fonocántico es el lugar donde debe colocarse el oido destinado á percibir los sonidos reflejados.

En las Memorias de la Academia francesa de Ciencias del año 1692, se encuentra la descripcion de un eco situado delante de una casa de recreo inmediata á la antigua abadía de San Jorge, cerca de Rouen. La disposicion de los lugares no está á la verdad conforme con lo que acabamos de decir, pero ofrece cierta analogía, puesto que la persona que canta no oye el eco sino tan solo su voz; al paso que los que escuchan solo oyen el eco, el cual varia à medida que la persona que canta muda de posicion.

Reuniendo todo lo que una larga série de observaciones nos ha dado á conocer relativamente á las modificaciones del eco se ha Si la formacion del eco por reflexion es inreconocido que nunca se verificaba en campo contestable, parece igualmente verdadero que raso; pero que bastaban para producirlo algu- este efecto se verifica en circunstancias en que nos árboles aislados, unas peñas ó una pared. la misma causa parece realmente no poder Ademas, el eco es simple ó múltiplo, segun se obrar. Mr. Biot, en las Memorias de la Socierepita la voz una ó muchas veces; es monosi-dad de Arcueil, cita unas observaciones hechas lábico ó polisilábico, segun haga percibir una ó sobre un tubo metálico, largo de 951 metros, varias sílabas. Es evidente que la distancia del que hacía oir á la persona que hablaba en su obstáculo reflejante es la única causa que pro-interior, su voz repetida hasta seis veces, duce esta última modificacion. En efecto, el so-en intervalos de tiempo perfectamente iguales.

En este caso, preciso seria admitir la idea que Chladni ha consignado en su Tratado de Acústica, admitiendo la formacion de nuevos centros de oscilacion.

tan útil y tan importante, por un lado las preocupaciones de los gobiernos y de las oficinas, por otro el espíritu de sofisma y de trastorno, que tan desastrosos males ha acarreado á la humanidad en estos últimos años.

La economía política es la ciencia de las

Los ecos tónicos, es decir, los que no repiten mas que ciertos tonos ó que modifican los que trasmiten alterando sensiblemente su na-leyes que determinan la produccion, la distrituraleza, parecen unas anomalías que la teoría no esplica muy satisfactoriamente. La esplicacion mas plausible, si bien no carece de dificultades, las atribuye á la resonancia de ciertos cuerpos. Esta idea parecerá probable, si se observa que algunos árboles derribados han bastado á veces para hacer desaparecer un eco. Este hecho que Hassenfratz ha consigna-fuerzo. La economía politica no trata sino de do en el tomo tercero del diccionario físico de la Enciclopedia metódica, y los pormenores de algunos esperimentos que hizo con este motivo parecen ser favorables à esa opinion fundada por él.

bucion y el consumo de las cosas necesarias, útiles y agradables al hombre, y que no pueden adaptarse á su uso, sin cierta porcion de trabajo voluntario. Esta definicion escluye to[dos los objetos de la creacion que no dependen del trabajo humano, y que pueden obtenerse en cantidades ilimitadas, sin trabajo y sin es

los objetos que pueden ser modificados por el uso de nuestras facultades mentales y físicas: es, en efecto, la ciencia de los valores, y escluye de su jurisdiccion todo lo que no tiene un valor susceptible de cambio. Es claro que un objeto puede poseer el mayor grado de utilidad posible, ó el mayor valor intrinseco, y carecer sin embargo, de valor en cambio. Sin utilidad, no hay cosa que pueda ser objeto de demanda: pero por muy necesario que sea un producto á nuestro bienestar, y aun á nuestra existencia, si es obra espontánea de la natura

ECONOMATO. El cargo de ecónomo que es el sujeto nombrado para administrar y cobrar las rentas de las piezas eclesiásticas que están vacantes ó en depósito, y el que sirve algun oficio eclesiástico en vez del propietario, cuando está impedido por motivos legales, ó en tiempo de vacante. Los economatos tomaron origen de la circunstancia de haber en las ca-leza, si existe con entera independencia de la tedrales eclesiásticos encargados de recibir agencia humana, si cada individuo puede adlas rentas tanto del obispo como del capítulo. quirirla en la cantidad que le convenga, nunca Habia tambien en los hospitales y comunidades será materia de cambio, ni podrá servir de baecónomos á quienes estaba encomendada la se á los raciocinios del economista. Nadie dirá compra, distribucion de víveres y el cuidado de que las sustancias con que nos alimentamos y los demas gastos. En algun tiempo la denomi-los tejidos con que nos vestimos, son mas útinacion de ecónomo se confundió con la de abo- les que el aire atmosférico, y sin embargo, esgado ó defensor, y designaba, bajo este con- te no tiene valor, y el pan y el paño lo tienen. cepto, á los que defendian los derechos y bie-La razon de esta diferencia es que el pan y el nes de las iglesias, abadías y monasterios. El mismo nombre se solió dar al eclesiástico que cuidaba de las reparaciones de la iglesia, de recibir las limosnas y de distribuirlas segun la intencion del obispo.

paño no son, como el aire, producciones gratuitas; no están siempre á nuestra disposicion, y como nadie quiere sacrificar los frutos de su industria sin un equivalente, estos objetos tienen por tanto un valor cambiable.

En la iglesia griega el ecónomo no sola- La palabra valor se emplea generalmente mente estaba encargado de lo temporal, sino no solo para espresar lo que un producto vale que cuando el obispo oficiaba se ponia á su cuando se da en trueque por otro, sino tambien derecha, revestido de dalmática, teniendo en su utilidad, ó su aptitud á satisfacer nuestras la mano una especie de abanico, segun se necesidades ó aumentar nuestros goces. Pero acostumbra en aquella iglesia; y presentaba al hay una gran diferencia entre estas dos ideas. obispo los que debian ser ordenados sacerdo-Bien la percibió el doctor Smith, á quien mules. Para la administracion de los bienes tem-chas veces citaremos como fundador de esta porales tenía á sus órdenes un funcionario lla- ciencia, el cual indicó la importancia de no mado cartulario. confundir el valor en uso, con el valor en camECONOMIA POLITICA. Las partes subalter-bio; y en efecto, cuando se dice que el agua nas de esta ciencia ocupan en la Enciclopedia tiene valor, esta palabra no significa lo mísartículos especiales, como son los que dedica-mo que valor aplicado al oro. El agua es mos á la BALANZA DE COMERCIO, BANCOS, CAM-indispensable para la vida, y por consiguienBIOS, CAPITAL, COMERCIO Y CIRCULACION. En el te, tiene una gran utilidad, ó gran valor en presente vamos á considerar la economía poli- uso: pero su valor en cambio es nulo, cuantica en su totalidad y conjunto, á definir su do no es pequeñísimo. El oro por el conobjeto y sus límites, á indicar los principios en que se funda, y á manifestar la relacion y la dependencia de sus diferentes partes. Este trabajo nos conducirá á rechazar algunos de los errores que han introducido en un estudio 968 BIBLIOTECA POPULAR.

trario es de poco valor en uso; pero siendo su produccion escasa y su elaboracion costosa, su valor en cambio es subido, y se acepta, como equivalente, en cambio de todos los otros valores. Confundir estas dos significaciones seT. XV. 17

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