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medio de la imprenta libre, en vez de hacerla servir á la concordia y fraternidad. Consolaos, pues, con reflexionar que el bien público exige este sacrificio de parte de los buenos, para no sacrificarlo todo á las maquinaciones de los malos (1).

Del libro cuarto, en la parte que trata de los Ayuntamientos.

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Declaraciones referentes á los movimientos populares

de los días 29 y 30 de noviembre de 1812.

En el mismo día (3 de diciembre de 1812) su Sría. hizo traer á su presencia al Alcalde del Cuartel número nueve, D. José Palacios Lanzagorta, quien siendo presente, juramentado en forma, fué preguntado en orden á lo que le conste relativo á los sucesos acaecidos en esta capital en los días veinte y nueve y siguientes con motivo de la reunión del pueblo para nombrar electores, dijo: Que estando en su casa el domingo como á las dos y media de la tarde, vió venir una gran reunión con mucha algazara, y al pasar por frente de ella gritar on: vivan los criollos; mueran los gachupines, á cuyas voces iba ya á salir el declarante con sus armas y le contuvieron en su casa para que no saliera; pero que habiéndose quedado dentro vió por la ventana que un Granadero del Comercio que no conoce echó mano al pelo á uno de los que gritaban mueran los gachupines, y que teniéndolo asido, llegó inmediatamente el Padre Legorreta y acercándose con ímpetu al granadero le quitó al lépero y lo dejó en libertad; que el granadero, al echársele encima el Padre, le dijo: «Padre, yo respeto á Vd. por su carácter y en virtud de él me arrodillaré; pero este vestido que traigo me lo ha dado el Rey, lo amo, y yo entiendo que esta canalla (señalando á los léperos) se va insolentando por la protección que hallan en VV. los eclesiásticos»; y que ya con esto se retiró la muchedumbre de frente á su casa, llevándose en triunfo al elector Licdo. Bustamante. Que ha

(1) Tomo 37 del ramo de Impresos Oficiales en el Archivo General de la Nación.

oído de público en esta ciudad que en varias partes gritaban las mismas voces de vivan los americanos y mueran los gachupines, y además vivan los autores del Pensador Mexicano y de los Juguetillos, lo que oyó el declarante repetidas ocasiones; como asimismo ha oído decir que al pasar frente á Palacio gritaron viva Morelos, con otras expresiones sediciosas. Que por lo que pueda importar declara también, que estando el declarante en la Plazuela de la Paja, en donde se estaban haciendo las elecciones de aquel barrio el domingo por la mañana, notó que el Clérigo que hacía de Secretario, se levantó, fué á la calle de Venero, que dista una cuadra, y entrando á una casa de vecindad sacó consigo una porción de desarrapados á quienes iba diciendo: «Hijos, venid conmigo, que yo os diré lo que habéis de hacer»; y los condujo al puesto donde se estaba haciendo la elección, y aunque de ello dió aviso al Sor. que presidía, lo vió con frialdad. Que lo dicho es la verdad por su juramento fecho en que se afirmó, ratificó y firmó con S. S., de que doy fe.-Yáñez.-José de Palacio y Lanzagorta.-Julián Roldán.-(Rúbricas).

(Minuta)

Habiéndoseme comisionado por el Exmo. Sor. Virrey para reducir á expediente los acontecimientos que se advirtieron en esta capital los días 29 y 30 del último noviembre, con motivo del nombramiento de electores, y entendido de que en el acto que el populacho quería separar las mulas de los coches en que iban los electores para tirarlos en triunfo, rehusó uno de ellos esta ceremonia, pero que al instante profirió otro de dichos electores las expresiones de que el pueblo que estaba presente «era soberano» y podía hacer cualesquiera (sic) demostración, mucho más en los primeros momentos en que entraba á ejercer los derechos de su soberanía; cuyos pasajes me aseguran que oyó V., y conviniendo desde luego que se purifiquen en desempeño de mi comisión, espero que V. se sirva decirme cuanto sepa y le conste en el particular. Dios gue. á V. ms. as. México, 9 de diciembre de 1812.-José Yáñez.-Sor. Prebendado Licdo. D. Juan de Irisarri.

En contestación al oficio de V. S. de 9 del corriente, digo: Que es falso presenciase ninguna función de los electores ni en la mañana del pasado 30 de noviembre, pues aunque su primera salida esa mañana del Cuadrante del Sagrario á la puerta de su Iglesia se verificaba á mi tránsito casual, el disgusto que sentí me impelió á no detenerme y aun á acelerar el paso.

Pero esta vez advertí que pasaba un muchacho de unos 8 ó 10 años, bastante desarrapado, jugando con las cadenas que circundan el atrio, y decía en voz alta: «Ahora sí que nosotros man

damos», me tiré hacia él y con el puño cerrado le dí en la cabeza con severidad, diciéndole: «Toma, canalla, para que mandes», y corrió entonces al centro de la Plaza.

En cuanto á las expresiones que se dicen vertidas por un Sor. Elector, aprobando al populacho la acción que ejecutó, no puedo decir otra cosa que haberlo oído según me parece al Exmo. Sor. Don Melchor de Foncerrada.

Y esto es cuanto puedo informar á V. S. sobre el particular. Dios gue. á V. S. ms. as. México, y diciembre 11 de 1812. Juan Manuel de Irisarri.-(Rúbrica).-Sor. Don José Yáñez, Superintendente de Policía.

Yo el infrascrito Receptor de la Real Sala del Crimen y Auxiliar de la Junta de Seguridad y Buen Orden Público, certifico: Que la mañana del veinte y nueve del próximo pasado noviembre, habiendo tenido noticia el Señor Presidente de la expresada Junta de Seguridad, Don Miguel de Bataller, de que se habían repartido en algunas casas porción de cedulitas para que se nombrase á algunos electores, según previene la Constitución política de la Monarquía Española, se me previno que estuviese á la mira de los desórdenes que se advirtiesen, á fin de que el Gobierno tomase las providencias correspondientes, y en cumplimiento de lo mandado estuve desde dicha mañana hasta más de las doce de la noche por las calles y lugares de donde se hicieron las elecciones, y habiendo sabido que efectivamente se repartieron dichas cedulitas para el indicado fin, por la noche, poco antes de la plegaria de las ocho, estando el que certifica en la esquina de Provincia, vió venir muchedumbre de gente dando gritos de vivan los electores; que dividida esta gente, pasaron tomando rumbo para las casas de los electores, y como á cosa de media hora ó tres cuartos ya volvían por las calles del Relox, la Moneda, con hachas de viento encendidas, armando grande algazara, de manera que se fué haciendo acopio de más gente, que dividida en distintas pandillas, vagando por la ciudad y barrios, gritando vivan los electores, viva el Cura Morelos, vivan los insurgentes y mueran todos los carajos gachupines, sin poder observar el que certifica quiénes eran los que aconsejaban á aquellos muchachos y demás gente que en ello andaban, por el crecido número que la componía, y mucho más por los temores que tenía de que no le conociesen al certificante y se hiciese con él lo mismo que con un soldado europeo del Regimiento de América que le apagaron la hacha en la cara en el Puente que nombran de Jesús, pero sí advirtió que entre aquel murmullo de gente plebeya había también hombres decentes, aunque con las capas

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y capotones llevaban la cara tapada, de donde quedé vivamente persuadido que la inocente plebe era seducida por los muchos insurgentes que hay en esta capital, de lo que tengo yo, el que certifico, plena constancia, así porque á la plebe la tengo conocida y manejada en la mayor parte de los barrios por razón de mi ejercicio, como porque continuamente estoy formando causas desde el número (sic) día que se suscitó la insurrección, y son tantas que pasarán de tres mil, entrando en ellas las conspiraciones tramadas en el mes de abril y agosto de ocbocientos once; advirtiendo por esta razón que cuantas providencias y pasos se toman por el Gobierno y Junta de Seguridad, tantas han sabido y saben los cabecillas Hidalgo, Allende, Abasolo, Aldama, Rubalcaba, Anaya, Villagrán, García el Manco, Morelos, Correa, Matamoros, Tapia, Rayón, Montaña, el Lego Herrera, el Doctor Coz y el Doctor Velasco &&., siendo de entender que estas correspondencias se han sabido ya por los interceptados correos y ya por los reos que se han aprehendido, con la diferencia que los autores de unas cartas se han sabido quiénes son, antes de que usasen de una clave con que en la presente se manejan insurgentes de esta capital, como es la de al señor Don Número uno, al señor Don Número dos, tres, cuatro y demás siguientes. Igualmente certifico que la misma noche, en medio de los repiques de esquilas que la plebe instó para ello en la iglesia Catedral y á semejanza en todas las demás partes, se agavillaron como ochocientos ó mil hombres enfrente del Real Palacio pidiendo los cañones de artillería, estando el Capitán Escusa, quien mandó formar la tropa que tenía, y gritaban: Queremos que saquen los cañones ó entramos por ellos. Señor Escusa, no se excuse usted, y otras expresiones que me dieron á conocer que en aquella noche tenían efecto las deseadas conspiraciones que se han impedido otras veces. También certifico que á la mañana siguiente, después de celebrada la misa de gracias por los electores, cuando ésta se acabó había en el cementerio de Catedral más de dos mil hombres con plebe, personas decentes y de carácter; y no pudiendo ya permanecer allí por lo fatigado que estaba por el rigor del sol, me retiré á punto distante y observé que á algunos electores los llevaban en coche, estirando á mano la plebe hasta llegar á sus casas. Todo lo que presenciaron en mi compañía y en todas las demás diligencias los Sargentos de Milicias de esta capital que están al cargo del Cuartel de la Partida de Capa para auxiliar al Gobierno y Junta de Seguridad, Dionisio Cristalinas y José de Salazar. Y para que conste, de orden del Señor Presidente de la Junta de Seguridad y Juez Vocal de ella, Don José Isidro Yáñez, en su decreto de esta fecha, como comisionado para la presente averiguación pongo ésta en la ciudad de México á diez y siete

días del mes de diciembre de mil ochocientos doce.—Julián Roldán.- Rúbrica). (1)

2. Expediente Instruído en averiguación del modo con que se procedió al nombramiento de electores en parroquia de San Miguel.-Pág. 251.

Acompaño á V. S. para los fines que indica en su oficio de 19 de este mes, copia certificada del informe extendido por el Regidor del Iltre. Ayuntamiento de esta capital, don Manuel del Cerro, acerca del modo en que se efectuó la elección que presidió de electores capitulares (2).

Dios guarde á V. S. muchos años. México, 22 de enero de 1813.-Venegas.--(Rúbrica).--Sor. D. José Yáñez.--Secretaría.

Respecto á que además de las atenciones de la Superintendencia de Policía, estoy recargado con las de la presidencia de la Junta de Sanidad, para que me ha nombrado S. E. por renuncia del Señor D. Rafael de la Llave, y no poder continuar con la actividad que deseo y exige la materia en la actuación del expediente que se sigue sobre nulidad del nombramiento de electores constitucionales, se servirá V. S. dar cuenta á la Junta á fin de que se digne nombrar otro de los señores Ministros que la componen, para esta comisión, acompañándole al mismo tiempo los antecedentes que obran en mi poder.

Dios guarde á V. S. muchos años. México, 5 de febrero de 1813.-José Yáñez.--(Rúbrica).-Sor. Presidente de la Junta de Seguridad y Buen Orden.

Real Junta de Seguridad.--Febrero 8 de 1813.-A sus antecedentes y entiéndase la comisión con el Sor. D. Felipe Martínez. (Cuatro rúbricas).-Julián Roldán.-(Rúbrica).

En la ciudad de México á nueve de febrero de mil ochocientos trece, el señor Juez comisionado teniendo presente al capitán y regidor de esta N. C., don Manuel del Zerro, quien fué preguntado en la forma de estilo cuál es la persona que indica en su informe de que corre copia en principio de este cuaderno, dijo: que al sujeto que reconvino por el alboroto que iba formando por resistir el declarante pasar á la casa de los electores, con el escándalo que pretendía, es Don Juan Manuel Romero, escribiente

(1) Ramo de Historia en el Archivo General de la Nación. Tomo 447. Exp. no 1. (2) Suprimimos este informe que es el documento con que comienza este expediente por haberlo ya insertado en el libro cuarto, págs. 236 y 237 del tomo I de esta publicación.

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