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IV.

Si útil es la investigacion é importante el conocimiento de los sucesos históricos, y este conocimiento puede servir y sirve de saludable enseñanza á los hombres, ¡de cuánta mas enseñanza, y cuánto mas importante y útil es la investigacion y el conocimiento de las causas que los produjeron y de los móviles que impulsaron á los que en ellos fueron principales actores! ¡Ojalá fuera siempre posible descubrir los ocultos resortes que dan movimiento y accion á los hechos públicos, y sin cuyo conocimiento aparecen éstos las mas veces incomprensibles.

Por eso, y por parecer incomprensible la desigual conducta, asi del monarca español y de su ministro favorito como del emperador de los franceses, y sus recíprocas contradicciones en el período á que llegamos en nuestro exámen, á no atribuirlo en unos y otros á veleidad de carácter que ni existia ni se debe sin motivo suponer, por eso hemos procurado en nuestra historia investigar, y creemos haber consegui

do descubrir las causas de aquella alternativa de actos de debilidad y de arranques de fortaleza, de altivez y de sumision, de humillacion y de dignidad, de docilidad y de resistencia, de benevolencia y acritud, de amenazas y reconciliaciones, de amistad y enemistad que se observaba entre los mencionados personages, y de cuyo juego salia siempre perdiendo, como mas débil y menos mañosa, la desgraciada España.

Las prevenciones y la enemiga del pueblo español contra el príncipe de la Paz, fomentada por los que, por verdadero patriotismo y amor á la dignidad y decoro del trono, ó por especiales 1esentimientos, aborrecian su administracion y su privanza; la aversion nuevamente producida por su enlace con princesa de régia familia, y aumentada con el escándalo de otras amorosas y simultáneas relaciones; los planes de loca ambicion que con mas o menos verosimilitud le eran atribuidos; los celos del príncipe de Asturias, y el partido que en palacio y en la córte á la sombra del heredero del trono se habia ido formando; las acusaciones bochornosas para la magestad misma, de que sin miramiento á la honra ni al recato se le hacia objeto; los crímenes, acaso inventados por el ódio femenil, y denunciados por la princesa de Asturias, á cuyo matrimonio con Fernando se habia opuesto el de la Paz; todo esto movió al odiado favorito á buscar apoyo y proteccion en el soberano de aquella nacion aliada, amigo cuando era cónsul, enemigo cuando vistió la

púrpura imperial, enojado por el convenio de Badajoz, é irritado por ciertos rasgos de entereza de Cárlos IV. y de Godoy.

No venia mal á Napoleon este cambio de conducta del monarca y del valído español. Amenazábale una nueva coalicion europea, y conveníale tener por amiga á España y que sirviese de distraccion á Inglaterra: el matrimonio del príncipe Fernando con la princesa napolitana María Antonia se habia hecho á disgusto suyo: era María Antonia hija de la reina de Nápoles, de la imprudente Carolina, la amiga de los ingleses y enemiga irreconciliable de la Francia, que tan inoportuna y locamente provocó las iras de Napoleon, expiando su locura con la pérdida de la corona; la madre y la hija se correspondian y conspiraban contra Napoleon y contra Godoy; el emperador francés interceptaba las cartas y las denunciaba al ministro español; el valído las confiaba á la reina María Luisa; en este horno de intrigas y de peligros, era de recíproca conveniencia de Bonaparte y de Godoy entenderse y aunarse deponiendo recientes desabrimientos. Esto esplica el tratado de enero de 1805, en que, bajo la apariencia de iguales garantías para asegurar mútuos intereses, quedaba, como siempre, sacrificado el mas débil. ¿Qué importaba á Godoy atar de pies y manos la España al carro de Napoleon, si en él encontraba un escudo para guarecer su persona de las conspiraciones de palacio?

TOMO XXVI.

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Un vago ofrecimiento de Napoleon al príncipe de apoyarle y protegerle contra todos sus enemigos interiores y esteriores, si le ayuda con celo y eficacia en la lucha con Inglaterra, despierta en Godoy un pensamiento ambicioso, verdadero principio de aquel desvanecimiento que le perdió á él y puso á España al borde de su total pérdida y ruina. Su agente diplomático en París alimenta sus delirios y acalora más su fantasía. Ya se figura poder privar de la sucesion de España al príncipe Fernando de acuerdo con Napoleon; ya se considera con títulos á ser uno de los partícipes en el repartimiento de estados y coronas que aquél estaba haciendo. Esto esplica la ciega sumision de Godoy á Napoleon desde enero de 805 á octubre de 806; como aquel «cuyo reconocimiento hácia Su Magestad Imperial y Real era ilimitado: » como quien «estaba dispuesto á hacerse objeto de las bondades de S. M. I. y R. y la obra de su benevolencia.» Entonces volvieron las finezas y presentes de cruces, bandas y toisones, como ántes lo fueron de retratos y caballos. Entonces no se reparaba en sacrificar tesoros y armadas, con tal que el holocausto sirviera á mantener propicio el ídolo.

¿Pero eran acaso estas esperanzas sueños ó ilusiones del príncipe de la Paz? Podrian en último término quedar, como quedaron, en ello convertidas. Mas es lo cierto que entretanto eran objeto de sérias y formales negociaciones entre uno y otro, en que inter

venian tambien de una y otra parte ministros y agentes diplomáticos; negociaciones largo tiempo seguidas, y que comenzaron por un proyecto de regencia en Portugal ó en España para el príncipe de la Paz, y acabaron por destinarle una soberanía y un estado independiente en aquel reino, cuya conquista habia de hacerse por la armas francesas y españolas reunidas. El partido era tentador, halagüeño el incentivo, el aliciente grande, y más para quien estaba 30steniendo aqui incesante y fatigosa lucha con tantos y tan porfiados enemigos, trabajando sin tregua por derribarle.

Mas como Napoleon diera un corte á estos tratos, dejándolos, mas que pendientes, abandonados al parecer, por atender con preferencia á lo que le importaba más, que era lo de Inglaterra, Alemania y Rusia, y para emprender aquellas prodigiosas campañas que le hicieron casi el árbitro de las naciones y casi dueño del continente europeo, túvose Godoy por burlado, vió escapársele de entre las manos la corona y soberanía de los Algarbes que ya creia tocar, enojóse con su mismo negociador Izquierdo, á quien tachaba y reconvenía de descuidado y flojo, agrióse con el emperador, á quien acusaba de falaz y de embaidor, y todos los halagos, y todos los rendimientos, y toda la sumision de ántes se trocaron otra vez en ódio y ani. mosidad. Esto esplica el nuevo cambio de política del favorito de los reyes españoles, y que entonces debió

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