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bon, y á su vigoroso impulso sacude su marasmo la monarquía, y salen de su lamentable abyeccion las letras. Trae la influencia política de la Francia, pero trae tambien la ilustracion de la corte de Versalles. Nacen y se levantan en España las Academias de la Lengua y de la Historia, se funda la universidad de Cervera, se crea la Real Librería, la Tertulia Literaria Médica se convierte en Academia de Medicina y Cirugía, se publica el Diario de los Literatos, y se escriben el Teatro Crítico y las Cartas Eruditas. Se empiezan á dar á la estampa obras de filosofía y de jurisprudencia; la historia encuentra cultivadores; la poesía se avergüenza del estragado y corrompido gusto en que habia caido, y no falta quien para volverle sus bellas formas la sujete á reglas de arte, fundando asi una nueva escuela poética.

Continúa con el segundo Borbon el movimiento literario y académico. Bajo la proteccion régia se erigen en Madrid las Academias de Nobles Artes, de Historia Eclesiástica y de Lengua Latina. El impulso se comunica y estiende del centro á los estremos, y en Barcelona, y en Sevilla, y en Granada se crean Academias de Buenas Letras, alguna de ellas con aspiraciones á formar una Enciclopedia universal de todos los géneros de literatura. Hombres de ilustre cuna y de elevado ingenio alentaban esta regeneracion literaria con su influjo y con su ejemplo; y al modo que en el reinado de Felipe V. el ínclito marqués de Villena TOMO XXVI. 14

don Juan Manuel Fernandez Pacheco franqueaba su casa á los literatos para celebrar en ella sus reuniones, y proponia después la fundacion de la Academia Española, y era luego director de ella, asi en el reinado de Fernando VI. el esclarecido marqués de Valdeflores don Luis José Velazquez viajaba por España en busca é investigacion de antigüedades y documentos históricos con arreglo á instruccion del marqués de la Ensenada, para hacer una coleccion general que sirviera para escribir la historia patria. Movíanse á su imitacion los hombres eruditos de la clase media; y hasta las damas de la primera gerarquía social abrian sus tertulias y salones á los aficionados, convirtiéndose en instructivas reuniones literarias y en focos de ilustracion y de cultura, las que comunmente no suelen serlo sino de pasatiempo estéril y de frívolo recreo.

Reflexionando en estos dos reinados, considerando que el uno fué de agitacion y de guerras, intestinas y estrañas, el otro por el contrario, un período de paz y quietud, y que ambos lo fueron de regeneracion para las ciencias y las letras, y que en ambos tuvieran éstas desenvolvimiento, casi estamos tentados á creer, que ni el reposo es condicion precisa ó indeclinable, ni la agitacion impedimento y estorbo invencible para el progreso científico; y sin negar ni desconocer cuánto la una y la otra tengan de favorables y adversas, aca-so no es aventurado decir que más que otra causa alguna influye en provecho ó en daño de la cultura in

telectual, y más que otra alguna la vivifica ó destruye, la alienta ó amortigua la voluntad enérgica ó la inercia indolente, la aficion ó el desapego, la ilustracion 6 la ignorancia de los príncipes y de las personas que diri gen y gobiernan los estados.

Habiendo sido el sistema del tercer soberano de la casa de Borbon encomendar las riendas del gobierno á los hombres que más se distinguian por su ilustracion y su saber, y dado, como hemos visto, en los dos reinados anteriores el impulso al movimiento científico y literario, ya no sorprende, aunque no deje de causar agradable admiracion, verle desenvolverse con rapidez, á pesar de las guerras que agitaron aquel reinado. Con la feliz preparacion que de atrás venia hecha, con la disposicion propicia que mostró al llegar de Nápoles Cárlos III., honrando y distinguiendo á las dos lumbreras de los reinados anteriores, Macanaz y Feijóo, con ministros y consejeros como Roda, Aranda, Floridablanca, Campomanes y otros que con admirable tacto supo escoger, ya no debe maravillar que el gobierno de Cárlos III., el creador de las sociedades económicas, fuese el multiplicador de las escuelas de párvulos, el dotador de casas de educacion de jóvenes, el fundador de los Seminarios conciliares, el reformador de los colegios mayores, el reorganizador de las universidades, el promovedor de un plan general de enseñanza, el fomentador de la ciencia de la legislacion, el protector de los estudios de jurisprudencia,

de medicina, de botánica, de náutica y de astronomía, de los gabinetes de física y de historia natural, de las cátedras y de las obras de matemáticas, de los viajes científicos, de los estudios históricos, de la literatura crítica, de la oratoria sagrada y profana, de las producciones dramáticas, de la poesía épica y lírica, de las publicaciones periódicas variadas y eruditas, de las nobles artes, y de los que en ellas sobresalian ó las cultivaban con provecho.

Si este movimiento intelectual se paralizó ó continuó, si retrocedió ó progresó en el reinado de Cárlos IV., y cuál fuese su índole y su carácter, es lo que al presente nos cumple juzgar, ó mas bien tócanos solo determinar lo segundo; que en cuanto á lo primero, demostrado queda estensamente en varios lugares de nuestra historia, que lejos de suspenderse ni retrogradar en el reinado del cuarto Borbon aquel impulso literario, ensanchóse el círculo y se dilató la esfera de los humanos conocimientos, y se abrieron nuevas y fecundas fuentes de instruccion y de saber. Las Sociedades económicas se multiplicaron y estendieron; estendiéronse igualmente, y se multiplicaron las escuelas, y en unas y otras se dió latitud á la enseñanza teórica y práctica de las ciencias matemáticas, físicas y naturales, y de los conocimientos geográficos, industriales y mercantiles; dióse proteccion y otorgáronse privilegios y franquicias á los maestros; exigiéronse condiciones al profesorado, y se le elevó en considera

cion y en gerarquía; adoptáronse sistemas nuevos como el de Pestalozzi; fundáronse colegios como el de Medicina y el de Caballeros Pages; creáronse establecimientos científicos como el Instituto Asturiano, y el Museo hidrográfico; cuerpos facultativos como el de ingenieros cosmógrafos, y el de ingenieros de caminos, canales y puertos; escuelas especiales y profesionales, como la de Veterinaria, la de Sordo-mudos y la de Taquigrafia; talleres de maquinaria, y gabinetes de instrumentos físicos y astronómicos como el del BuenRetiro; suprimiéronse la mitad de las universidades, por inútiles y mal organizadas, y se dió para las restantes un plan uniforme y general de enseñanza; regularizáronse las carreras, y se designaron las asignaturas, duracion y títulos de cada una; continuaron los viajes navales marítimos para descubrimientos y estudios científicos; sábios pensionados viajaban por el estrangero para traer á España los adelantos de otras partes; dióse latitud á la imprenta, y publicáronse obras de todos los ramos del saber; enriquecióse la Biblioteca Real, y se dotó anchurosamente á sus empleados; confirióse á la Academia de la Historia la inspeccion general de todas las antigüedades del reino; y el hombre poderoso de España, el privado de los reyes, hacía alarde de contar entre sus mas honrosos tilulos los de académico honorario de la de la Historia y protector de la de Nobles Artes de San Fernando.

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