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El carácter, espíritu y fisonomía del movimiento literario y científico de este reinado, retratan la fisonomía, el espíritu y el carácter de la época, y el de su movimiento político, económico y social.

La cultura intelectual de últimos del siglo XVIII. y principios del XIX. no es la cultura intelectual de los siglos XVI. y XVII. Ni las materias de estudio, ni su objeto y aplicacion, ni el gusto literario se semejan y parecen; porque son otras las ideas, otras las necesidades, otros los intereses y otras las costumbres de cada época. Aunque todavía no se habia realizado en España una revolucion, ni en la esfera de la ciencia ni en la esfera de la política y del gobierno, habíase consumado á la vecindad de nuestra patria, y en ella misma se advertian y dibujaban síntomas de no lejanas novedades, ya impulsadas por el soplo de fuera, ya por fruto de la preparacion y la semilla que dentro se habia venido sembrando en los reinados anteriores.

De contado no se limitan ya los ingenios, como en aquellos siglos generalmente acontecia, á escribir gruesos volúmenes sobre teología escolástica, sobre mística ó sobre moral, ó á hacer difusos é interminables comentarios recargados de citas y rebosando empalagosa erudicion sobre un cuerpo de leyes, ó á sostener fatigosas controversias sobre temas estériles é impertinentes, ó á gastar la imaginacion en sutiles agudezas, ó á lucir el genio poético en poesías amatorias ó de pura recreacion: otros objetos, otras necesi

dades, otras atenciones ocupaban ahora á los entendimientos: la ciencia comienza á fijarse en el mundo físico, y á estudiar los medios de utilizar sus producciones, y el talento humano empieza á consagrarse, al menos de un modo ántes muy poco comun y usado, á fomentar la riqueza material. De aqui la aplicacion de la ciencia á las profesiones industriales, al comercio, á la navegacion, á las artes útiles. De aqui la novedad de hacer objeto de estudio y enseñanza en los establecimientos públicos, que tanta resistencia habian opuesto ántes, materias y ciencias como las matemáticas, la física, la historia natural, la náutica y otras que con ellas tienen analogía. De aqui haberse visto plantear la enseñanza de la arquitectura hidráulica, y hacerse de ella una carrera; haberse levantado Institutos como el Asturiano para el estudio de las matemáticas, de la mineralogía, de la náutica y de las lenguas; haberse creado talleres y escuelas de construccion de maquinaria y de instrumentos de física y de astronomía; haberse fomentado los viajes marítimos, y erigido locales donde depositar las obras, los atlas, las cartas y derroteros mas notables y célebres; haberse, en fin, establecido cátedras de ciencias exactas en multitud de poblaciones y en colegios de propósito creados para ello, ya que muchas universidades repugnaban todavía esta novedad.

Ademas de la diferencia de índole Ꭹ de carácter que en el movimiento intelectual de otros siglos y el

de la época que examinamos producian las diversas necesidades de los pueblos, las diversas vocaciones de los hombres, y por consecuencia las diversas materias de estudio y de enseñanza, habia, y se nota, respecto á unas mismas ciencias, otro gusto, otro ensanche, otra libertad, nacido todo de la latitud que los gobiernos consentian al pensamiento y á la emision de las ideas, habiendo ido desapareciendo en gran parte aquel recelo, aquel temor, aquella desconfianza asustadiza que tenia como comprimidos los talentos, y los ingenios como en tortura. Ya no solo los jóvenes estudiosos podian cultivar, y los hombres doctos publicar y propagar con cierto desembarazo aquellos estudios y conocimientos que ántes ó se tenian en poco, ó se consideraban peligrosos, por rozarse con la legislacion del pais, ó por chocar con añejas doctrinas y arraigadas tradiciones, ó con errores que la oscuridad de los tiempos habia sancionado como verdades intangibles so pena de profanacion, sino que aquellos hombres recibieron ya premios y distinciones en lugar de persecuciones ó desvíos, eran mas de una vez preferidos para los primeros y mas elevados puestos del Estado, y asi acontecia á veces ir el gobierno delante de la opinion y de las doctrinas innovadoras.

Resultado y consecuencia de este sistema de espansion era que se leyesen y circulasen, y se diesen á la estampa, ya traducidas, ya comentadas, ya tambien originales, obras de economía política, de derecho pú

blico y de crítica filosófica, cuyas materias, si ántes eran de algunos conocidas, estaban en estrechísimo círculo encerradas, y espuestos siempre sus autores ó cultivadores al enojo ó á las iras de un poder intolerante, ó de los que mas influencia cerca de él ejercian. Ahora, sobre correr sin inconveniente los escritos y doctrinas económico-políticas de Smith y de Turgot, las de derecho público y de gentes de Watel y de Domat, las político-filosóficas de Filangieri, de Rumford, de Pastoret y de Raynal, y hasta las producciones de Montesquieu, de Condorcet y de Rousseau, escribian ya en España ó se hacian notables por sus conocimientos de economía, de derecho y de política, hombres como Campomanes, Jovellanos, Asso, Manuel, Sempere, Salas, Mendoza, Cabarrús y otros cuyas obras y trabajos científicos hemos citado en nuestra historia, y ocupaban las sillas del poder ministerial hombres de ideas tan avanzadas como Roda, Aranda, Jovellanos, Saavedra, Cabarrús y Urquijo, con mas ó menos resabios de la escuela francesa, pero todos con otro espíritu y con miras mas elevadas y filosóficas que en los tiempos anteriores.

La misma diferencia de carácter que hemos notado en el ramo de las ciencias, habia, y es facil de observar en las buenas letras y en la bella y amena literatura, entre las dos épocas que estamos comparando. No hay asimilacion, por ejemplo, en el gusto y en el giro de las obras históricas del siglo XVI. y las de

fines del XVIII. y principios del XIX. Otra es la erudicion y otra la crítica que resalta en las de este último período, y otra tambien la espansion y la libertad con que movian la pluma los autores, si bien en algunas de ellas se conservan todavía los atavíos y maneras del gusto antiguo, y en otras, por el contrario, se llevan al estremo la independencia y la despreocupacion de la nueva escuela, como acontece en los períodos de transicion. Asi se ve en la Historia crítica de Masdeu llevado el escepticismo, no ya á expurgar de las fábulas con que en lo antiguo habian sido desfiguradas nuestras historias y anales, sino hasta negar las verdades y los hechos mas apoyados en datos y mas confirmados por documentos auténticos. Pero aparte de estos exagerados alardes de despreocupacion y de genio crítico, otro era el espíritu de investigacion, otro el exámen y otro el análisis que se advertia, ya en las Memorias de la Real Academia, ya en las producciones históricas de Capmany, de Asso, de Llorente, de Muñoz y otros, ya en los Memoriales y Semanarios. eruditos y en los Viajes literarios que salian á luz y la daban á la historia.

No pretendemos, ni pretenderlo podriamos, cotejar el número de los buenos poetas que campearon en el reinado de Cárlos IV. con el inmensamente mayor de los que florecieron en el siglo XVI., ya por haber sido la poesía una de las formas literarias y una de las manifestaciones de la cultura intelectual que dieron

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