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que cubrian la línea izquierda del Llobregat en nú>mero de 3.000 sobre Molins de Rey han sido arro»jados de ella ayer por la mañana. Fué obra de mo⚫mentos por estas tropas del primer ejército, sin embargo que tuvieron que atacarlos en reductos.-A » la derecha se hallaba el señor general en gefe del >ejército aliado don Enrique Clinton con algunas tro>pas de su ejército y las del general Sarsfield, las que » tomaron una parte muy activa, batiendo á los enemigos que se le presentaron.-Como el objeto fué >solo un reconocimiento, nos retiramos dejando ardiendo los reductos del enemigo, y trayéndose mis tropas algunos prisioneros...-Cuartel general de Olúa, 17 » de enero de 1814. »

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Las necesidades y los apuros de Napoleon, que veia ya el territorio invadido por los aliados del Norte, refluía, como era natural, en beneficio y en desahogo de España. Para resistir á aquellos tuvo que echar mano de las tropas de Suchet y de Soult, que eran, y él lo decia, las mejores de todo el ejército que le habia quedado. Mandó pues salir de Cataluña con destino á Lyon las dos terceras partes de la caballería, con 8 ó 10.000 infantes, previniendo á Suchet que se situára en Gerona, como lo verificó, dejando al general Habert en Barcelona con 5.000 hombres (1.o de febrero, 1814). Hizo bien el baron de Habert en declarar desde el primer dia en estado de sitio la ciudad de Barcelona y sus fuertes, porque aquella salida de tro

pas francesas permitió á los nuestros bloquear pronto la capital del Principado, como tenian ya bloqueadas Lérida y Tortosa. Tanto estas últimas plazas como las de Mequinenza, Monzon, Peñíscola y Murviedro que estaban aun en poder de franceses, fueron objeto de una estraña negociacion, de que darémos cuenta ahora, para restituirlas á nuestro dominio.

Un oficial de marina llamado don Juan VanHalen, que en 1808 defendiendo la causa de la independencia española habia sido hecho prisionero por los franceses, y reconocido después y servido al rey José, hallándose en 1813 con una comision en París, y deseando reconciliarse con la patria que habia abandonado y como remunerarla de su anterior defeccion con algun importante servicio, solicitó y alcanzó ser destinado en noviembre de aquel mismo año al estado mayor del mariscal Suchet en Cataluña. Con aquel pensamiento púsose luego en correspondencia con el baron de Eroles, á quien confió al cabo de algun tiempo la clave de la cifra del ejército francés, como anuncio y como prueba de los proyectos que meditaba. Uno de ellos fué el de fingir órdenes, con las cuales saliendo una noche de Barcelona (17 de enero de 1814), se llevó consigo dos escuadrones de coraceros. Pero habiéndosele frustrado por causas imprevistas aquel golpe, de cuyas resultas tuvo ya que unirse al general español, metióse con él en otro empeño, que aprobó el de Eroles, y al que accedió aunque

con alguna repugnancia el mismo general en gefe Copons, cual fué el de recuperar las plazas arriba mencionadas fingiendo un convenio que aparecería firmado por los generales de los dos ejércitos enemigos.

Ensayóse primeramente aquel atrevido plan con la plaza de Tortosa, cuyo bloqueo se estrechó al efecto. Confió el secreto á las personas que habian de realizarle, y se instruyó á cada uno del papel que habia de representar. Un pliego que aparecería del mariscal Suchet, contrahecho con la cifra, firmas y sello de su estado mayor que Van-Halen habia podido adquirir, y que se referia á una supuesta negociacion entablada en Tarrasa, seria dirigido al gobernador de Tortosa Robert, previniéndole estuviese dispuesto á evacuar la plaza tan pronto como se le avisase. Poco después el comandante del bloqueo le participaría haberse ajustado ya el convenio pendiente, y que para cerciorarse de ello podia enviar ó salir él mismo al campamento español, donde hablaría con el mismo ayudante de Suchet que le habia traido. Dicho se está que este ayudante era el mismo Van-Halen, cuya defeccion ignoraba el gobernador. La estratagema se empezó á ejecutar, pero malogróse por causas que aun no han podido puntualizarse bien. A pesar del mal éxito de este primer ensayo, resolvióse repetir la tentativa, no con Peñíscola y Murviedro, pero si con Mequinenza, Lérida y Monzon.

Resultado completo tuvo el mismo ardid en la primera de estas plazas. El gobernador francés Bourgeois recibió el pliego sin sospechar ni de él ni del emisario. El baron de Eroles le pasé después el segundo oficio convenido, en virtud del cual un oficial de la plaza salió á conferenciar con Van-Halen, y en su consecuencia evacuaronla los enemigos el 13 de febrero. Empleada la misma traza en Lérida, donde tambien acudió el baron de Eroles, cayó igualmente en el lazo el gobernador Lamarque, quien departió largamente en persona con Van-Halen, siendo el resultado ocupar los nuestros la plaza y todas sus fortalezas el 15 del citado mes. Alguna mas dificultad se encontró en Monzon, alentados los defensores con la atinada y briosa resistencia que habian estado oponiendo á los batallones de Mina que los asediaban. Pero una vez cerciorado el gobernador del castillo de ser cierta la evacuacion de Lérida de que dependia, abrió tambien sus puertas á los nuestros (18 de febrero). Así volvieron á nuestro poder estas tres plazas (1), que sobre dejar desembarazada la gente que teniamos empleada

(1) El parte oficial que dió el baron de Eroles de haber sido evacuadas las tres plazas se publicó por Gaceta estraordinaria. En él hacia ya el baron algunas indicaciones sobre la parte que habia tenido en esta empresa don Juan Van-Halen, pero sin las circunstancias y pormenores que nosotros hemos referido. Cuéntase mas estensamen

te en el opúsculo que se imprimió en Madrid titulado: «Restauracion de las plazas de Lérida, Mequinenza y castillo de Monzon.»

Sobre la conducta de Van-Halen hiciéronse por unos y por otros los juicios y comentarios a que naturalmente se presta una trama y un hecho de esta índole.

en su bloqueo y libres las comunicaciones del Ebro, daban nuevo aliento así á las tropas como á los naturales del pais, sujetos hasta entonces á la dominacion enemiga.

Y no fué esto solo, sino que puesto el de Eroles en combinacion con los gefes de las fuerzas aliadas que bloqueaban á Barcelona, para cortar en su marcha y hacer prisioneras las guarniciones de las citadas plazas que componian sobre 2.300 hombres, lo consiguió al llegar aquellas á Martorell, comprendiendo entonces los prisioneros la trama que se les habia urdido, y prorumpiendo en los naturales desahogos de quien se encuentra víctima de un engaño. Lo peor fué que despues de éste sufrieron otro aun mas injustificable, puesto que habiéndoseles prometido dejarlos en libertad de pasar á Francia, aunque sin armas ni aprestos militares, no se les cumplió, sin causa que pudiese cohonestar esta falta de respeto á los pactos: censurable conducta de los nuestros, que no basta á disculpar proceder semejante de los franceses en otros casos. Escusado es decir lo que desazonaría á Suchet la noticia de los medios empleados para la recuperacion de las enunciadas plazas.

Pero necesidades y mandatos superiores le obligaban á él mismo á entrar en tratos, que algunos meses ántes habria desdeñado, y en que ni siquiera hubiera podido soñar en ŝu orgullo de vencedor y de conquis

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