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fue nombrado para está Sede
Don Diego de Muros, cu-
yas memorias, como Obispo
de Mondoñedo, llegan à 28.
de Agosto del año de 1512.
Asi que llegó à Oviedo,
comenzó à exercitar su zelo,
dando principio por la refor-
ma de costumbres, y cor-
reccion de los Eclesiasticos,
que no vivian conforme àtiembre del año de 1523.
las obligaciones de su profe-
sion. Su fortaleza en reco-
brar los derechos de su Igle-
sia, en defender su jurisdic-
cion, y en mantener la in-
munidad, no se puede en
carecer dignamente; pues por
cumplir estas obligaciones de
su oficio, padeció grandes
trabajos, y las mas crueles
persecuciones, è hizo que se
restituyesen à su Iglesia las
posesiones, y rentas que es-
taban enagenadas, y posei-
das de personas poderosas,
con quienes tubo algunos dis-
gustos, y pleytos. Con su
propio Cabildo tubo tambien
competencia en punto de ju-
risdiccion, y conocimiento
de causas, la qual se termi-
nó finalmente, comprome
tiendose en dos personas de
talento, y autoridad , que
fueron Don Lope de Miran
da, Señor de Villanueva, y
Tome XXXIX.

Don Juan de Polanco, Te-
sorero de la Santa Iglesia. El
compromiso se dió, segun
Carvallo, en el año de 15.15.
y se halla en el libro llama-
do Regla colorada. La sen-
tencia que se dió por los
Jueces, se copió tambien en
el libro Regla blanca, fol. 45.
y es la data de 18. de Sep-

1

En el año de 1516. en que murió el Rey Católico Don Fernando, se ofreció el suceso mas pesado, y en que tubo este Prelado que exercitar la mayor constancia en defensa de su propia autoridad. Refieren los Escritores de Asturias, que siendo en este tiempo Corregidor del Principado Don Pedro Manrique de Lara, le prestó Don Diego de Muros para una funcion la plata que tenia, por cuyo recobro se indispuso el Corregidor con el Obispo. Ocurrió à la sazon, que un reo se acogio à la Iglesia de San Vicente de los RR. PP. Benedictinos, y llegando hasta el altar mayor pidió sagrado, por librarse de los ministros que intentaban extraerle. Sabiendo esto el Corregidor, fue à la Iglesia del referido MonasteG3

rio,

buen Prelado, que si él se mantenia en la fortaleza, y pretendia defenderse, resultarian muertes, y otros graves perjuicios, se escapó del Castillo, retirandose à la Ciu

rio, llevando consigo un perro lebrel, y valiendose de la ferocidad de aquel animal, obligó al delinquente à dexar el sagrado. El Obis po procedió inmediatamente contra el Corregidor, castidad de Leon, desde donde gando con censuras aquella agravó, y reagravó las cenenorme violacion. No se hu- suras contra el Corregidor, y millo el Corregidor con el sus sequaces. Consiguió con castigo; antes lexos de dar esto, que los que daban aula satisfaccion que debia, lle- xilio al Corregidor, se arregó su temeridad, no solo à pintiesen, y pidiesen perdon condenar al Obispo à que de su pecado, permaneciensaliese del Principado, sino do contumáz el Corregidor, à intentar ponerle en prision, el qual pasó à Flandes à redandole ocasion para ello el presentar contra el Obispo estado infeliz del Reyno por al Emperador, y murió fila muerte del Rey Don Fer- nalmente excomulgado en la nando. Salió el Obispo de Ciudad de Perpiñan. Volvió Oviedo, y se refugió en su el Prelado à Oviedo, doncasa de Noreña, à donde le de fue recibido con universiguió el Corregidor con mas sal alegria de sus ovejas; y de 3000. hombres, para cer- para que se diese una públicarle, y prenderle, acudien- ca satisfaccion por la violado no menos número de no- cion de la Iglesia, ordenó bles, y Eclesiasticos que pre- que todos los fautores del tendian vindicar la inocencia Corregidor fuesen en procede su Prelado de los ultra- sion decalzos, descubiertas las ges del Corregidor. La ira cabezas, y con velas encende éste se encendió de ma- didas, acompañandole desnera, que no pareciendole de la Catedral hasta el Conbastante la tropa que le acom- vento de San Francisco, donpañaba, dió órden de que de los absolvió de las censuse traxese la artillería de Avi- ras con gran consuelo de tolés, para derribar la casa fuer- dos los fieles. te del Obispo. Viendo el

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Presidiendo en esta Sede

D.

en Cordoba en el año de. 1513. que es el anterior al de la division de la Andalucía, que se hizo Provincia distinta de la de Castilla. Fue particular providencia de Dios, que el Señor Muros, habiendo visitado su Dioce sis, y experimentado la igno rancia que se padecia en varios pueblos de la doctrindel Evangelio, vino à tenea el mismo pensamiento, y der seo que el Maestro Leon. Ailo dice el mismo Prelado esn una escritura de donacion que hizo en primero de Marzo del año de 1522. Porque en la visita, dice, que personalmente hemos hecho en nuestra Iglesia Catedral, è Diocesis, fallamos haber gran defecto de Predicadores en toda ella, salvo en las Villas de Benavente, y Valencia, è una de las causas principales de dicho defecto es, porque en toda la dicha Diocesis no hay Mo nasterio de la Orden de Sante Domingo de los Predicadores, salvo en las dichas Villas de Benavente, y Valencia que están de la otra parte de los puertos, apartados de todo lo demás de la dicha Diócesis, nos pareció que si en la dicha Ciudad de Oviedo, que es

D. Diego de Muros, floreció el Apostólico varon Fr. Pa. blo de Leon, del Orden de Predicadores, el qual habiendo salido muy aventajado en los estudios, que siguió en su casa de Leon, se entregó al ministerio de la predicacion, et que exerció con admirable espiritu, y con gran fruto de las almas. Eran participantes de su santa doctrina, no solo las Ciudades, y pueblos de la tierra llana de Leon, sino tambien las montañas, y Principado de Astu-, rias. Ocupandose en este santo oficio, reconoció que en muchos pueblos de Asturias habia gran falta de doctrina, y al mismo tiempo que en los fieles no faltaba buena disposicion para recibir los documentos, y exercicios de la Religion Christiana, de cuyo conocimiento carecian por la escasez de Ministros del Evangelio. Para remedio de esta necesidad pensó que sería conveniente la fundacion de un Convento de su Orden en la Capital de aquel Obispado, y comenzando à poner en execucion su buen deseo, propuso su intento à los Padres de su Provincia en el Capítulo que se celebró

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A

la cabeza de la Silla Episcopal, den sus terminos, oviese un Monasterio de la dicha Orden de Predicadores de Observancia, Religiosos de buena vida, letras, y exemplo, que podiamos cumplir con los mandamientos de los santos Cá nones; y nuestro deseo es satisfacer a nuestra conciencia, &c.

Yendo, pues, à Oviedo el V. P. Fr. Pablo de Leon con dos compañeros de su Orden, y hallando al Obispo de esta Iglesia, animado del mismo espiritu, y zelo, se dió principio à la fundacion del Convento; pero ofreciendose alguna contradic cion, vivieron primero por espacio de seis años en casa, del Bachiller Don Bartholome Rodriguez de Oviedo, en la calle de la Noceda, formando Convento de la misma casa que les fue cedida. En el año de 1518. fueron à Oviedo los Marqueses de Villena Don Diego Lopez Pacheco, y Doña Juana Enriquez, su muger, à visitar las sagradas Reliquias, que se veneran en la Cámara santa. La autoridad, y piedad de estos Señores, venció todas las dificultades, y por su lar

gueza ofrecieron, que contribuirian con lo necesario para la fábrica del Convento. En 23. de Junio del mismo año, se hizo escritura para la fundacion, la que otorgaron el Señor Muros con treinta y quatro Canonigos, y Racioneros, y el Maestro Fr. Pablo de Leon, en nombre de su Provincia. El Cabildo hizo donacion de la casa, y Ermita dedicada à San Pedro, con todo el término, y monte que la pertenecia para sitio del Convento, la qual donacion recompensó el Señor Muros, cediendo al Cabildo el Cellero de Regla. En 30. de Junio de dicho año mandó este Prelado, que todos los Párrocos nombrasen alguna persona que en los dias festivos pidiese limosna para el edificio del Convento, contribuyendo él mismo con todo lo que en aquella ocasion pudo dar, lo que sin embargo de los grandes gastos que hacia en otras obras, fue tanto, que es tenido por bienhechor principal, y como fundador de aquella santa Casa, juntamente con Don Juan Pacheco, Marques de Villena.

Por

Por los años de 1516. comenzó el Señor Muros otra obra insigne, y de la mayor utilidad, que fue el Colegio mayor de Salamanca, llamado de Oviedo, por ser su fundador Obispo de esta Ciudad, y dedicado al Salvador, título que tiene la Catedral de aquella Sede. Dió principio à esta grande obra, comprando al gunos solares en Salamanca, de que se conservan escrituras dadas en dicho año. En el siguiente se erigió la fábrica del Colegio, por lo que ponen en él la fundacion Don Nicolás Guerrero, en su libro intitulado: El Fenix de las Becas, y el Padre Andrés Mendo, en su Obra de jure Academico. Para esta fundacion estubo el Señor Muros, adornado de todos los conocimientos necesarios para el arreglo de la fábrica, y establecimiento de sus constituciones; porque siendo Canonigo de Santiago, y Secretario del gran Cardenal de España Don Pedro Gonzalez de Mendoza, fue el primero de los tres Consiliarios que nombró el Señor Cardenal para el Colegio que fundó en Valladolid llamado de Santa Cruz, y ante el

mismo Señor Muros, como Secretario, pasaron todos los actos de aquella gran fundacion, asistiendo à la ereccion del Colegio, nombramiento de Rector, Consiliarios, y Colegiales, à los quales puso en posesion el V. P. Fr. Juan de Salamanca, Vicario general de la Orden de N. P. S. Agustin. Escriben tambien los que hablan de este Prelado, que el Cardenal de Mendoza fiaba tanto de la prudencia, y consejo del Señor Muros, que le dió co mision aun para la obra material del Colegio de Santa Cruz, la qual se acabó con tanta perfeccion, como se ve en este tiempo pasados mas de tres siglos.

Concluida la fábrica material del Colegio con la magnificencia correspondiente, con que se ha mantenido hasta ahora mejorada en gran; parte, con especialidad por la grandiosa Capilla, y el exquisito retablo de primorosos jaspes, que poco ha se hizo para gloria del Salvador del mundo en su gloriosas Transfiguracion, y para memoria de Santo Toribio Alfonso de Mogrovejo, insigne ornamento de esta gran ca

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