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D. Felipe IV en 13 de Marzo de 1636, aludiendo á las relaciones militares que debian existir entre el coronel de las fuerzas de la provincia y el capitan general duque de Ciudad-Real les decia: «<resolví el temperamento de que por via de aviso y advertimiento os diga lo que se ofreciere;» y lo mismo repetia en otra carta del mismo año. Estas fórmulas manifiestan, que aun para hacer contribuir á los guipuzcoanos al servicio militar en defensa de su propia provincia, se les han guardado consideraciones de la mas sabia política, avisándoles haber llegado la ocasion de la defensa, y no mandándoles ponerse en defensa, con lo cual se les ha mostrado una confianza, hija de las pruebas de lealtad nunca desmentida desde la union á Castilla.

La confianza en los guipuzcoanos se ha llevado al punto de dejarles la eleccion del jefe militar que los habia de mandar, y son muy notables sobre este punto las palabras de Don Felipe IV en carta de 19 de Enero de 1656, con motivo de encargarles la defensa de las plazas de Fuenterrabía y San Sebastian amenazadas por los franceses. «Convendrá, que siguiendo lo que en otras ocasiones se ha acostumbrado, nombreis luego coronel de la gente natural, que se huviere de alistar para asistir á vuestra misma defensa, eligiendo para este puesto persona de toda satisfaccion, que sin dilacion cuide de formar las Compañías de vuestros naturales y de tenerlas prevenidas y prontas.» Esto mismo se confirma en el Fuero diciendo: «que los guipuzcoanos asistieron siempre á las em– presas guerreras con su coronel nombrado por la misma provincia, conforme á su fuero y antiquísima costumbre.>>

Finalmente, D. Felipe IV en 20 de Agosto de 1637 dispuso, que los comisarios que condujesen las tropas de Castilla á guarniciones ó embarcaderos de Guipúzcoa, cesasen en su oficio en cuanto tocasen la frontera de la provincia, siendo esta la que nombrase comisarios suyos para conducir las tropas dentro de ella; y en 24 de Junio de 1725 aprobó S. M. la concordia de veinte artículos formada de comun acuerdo entre

la provincia y los comisarios reales, sobre lo que deberia observarse en el alojamiento, bagajes, suministros y utensilios de las tropas cuando marchasen por Guipúzcoa, y á la que deberian ceñirse los jefes militares y los comisarios de tránsito de la provincia.

En suma, el servicio militar de Guipúzcoa es obligatorio en caso de guerra; todos sus habitantes útiles deben acudir á la defensa de la frontera cuando esta se halle amenazada ó sea invadida, y servir á su rey fuera cuando la guerra lo exija y sean llamados; pero en cuanto al servicio marítimo, obligados están como las demas provincias á contribuir segun sus fuerzas, pero en la forma prescrita en la Ordenanza de 1802 y declaraciones posteriores.

ÁLAVA.

CAPITULO I.

HISTORIA POLITICA.

Alava durante las ocupaciones romana y gótica.-No fué ocupada por los moros. Estado independiente desde el siglo VIII.-Primeros señores.-No estuvo sujeta á D. Alonso el Magno.-Tampoco á Mauregato y Fruela.—Señorío de Fernan Gonzalez.-Señores posteriores á este conde.-Los reyes de Navarra señores de Alava. - Gobernadores bajo el señorío de los reyes de Navarra.-Unese Alava á Castilla despues del asesinato de D. Sancho el de Peñalen. Señores de Alava hasta los tiempos de la reina Doña Urraca. — Unese Alava á Navarra durante el reinado de D. Alonso el Batallador.-Fundacion de Vitoria por D. Sancho el Sabio.-Union de Alava á Castilla en 1200.Opinion del P. Berganza sobre la provincia de Alava.-Se refuta una opinion de Landazuri.-Conquista de Vitoria por D. Alonso VIII.-Señores de Alava hasta D. Alonso el Sabio.-El infante D. Fernando señor de Alava.-Privile gio de 18 de Enero de 1258.- Pruébase con él, que la cofradía de Arriaga era propietaria de todo el territorio alavés.-Alava durante el reinado de Don Sancho IV.-Señores de Alava hasta D. Alonso XI.-Sentencia arbitral de 8 de Febrero de 1332.-Confírmase en ella la propiedad del territorio en favor de la cofradía de Arriaga.-Alava fué una gran behetría de mar á mar.-Pruebas de esta opinion.

Si oscura se presenta la historia política de Vizcaya y Guipúzcoa desde que estas provincias han tenido existencia propia, con tanta ó mayor oscuridad aparece la de Álava desde principios del siglo VIII en que cayó el imperio gótico. Es para nosotros casi cierto, que los catorce pueblos llamados por Plinio Alavanenses y comprendidos entre los Vardulos, ocupaban la mayor parte del territorio conocido hoy por provincia

de Álava, y que la ciudad titulada Alva, destruida cuando la invasion sarracena, existia desde la ocupacion romana en conmemoracion de la rival antigua de su gran ciudad. Al hablar en nuestro tomo I de la audiencia de Clunia, expresamos, que entre los catorce pueblos de los Varduli, acudian al territorio de dicha Audiencia los alavanenses. Vestigios romanos hallados en Alava y el campamento de Carasta (corrupcion de Castra), cuyas huellas aun hoy se perciben en las alturas sobre el Ebro entre Miranda y Puentelarrá, no dejan duda de haber sentado allí su planta aquellos guerreros.

En cuanto a la ocupacion gótica, supónese que si no todo, una parte del territorio alavés pertenecia al tiempo de la invasion árabe á la gran provincia de Cantabria, de la que era duque D. Pedro, padre de D. Pelayo; pero nosotros creemos que, si no en totalidad, correspondió en gran parte á la Vasconia.

Dejamos indicado anteriormente que el título de provincia de Álava se percibe ya desde el siglo IX en que así la nombra el obispo Sebastian, confirmándolo el monge de Albelda. De forma, que aunque Plinio nos hable, segun su particular modo de expresarse, de los pueblos alavanenses como incluidos en la Vardulia, no se designa la provincia de Álava como territorio apartado, hasta que de él hablan los escritos mas antiguos del siglo IX. En cuanto á la etimología, creyó encontrarla Garibay en el nombre de una montaña que supone tenia el de Uraba, convertido luego en Áraba y últimamente en Álava; pero el P. Henao, que recopiló esta y otras versiones extrañas sobre etimología, las desechó todas como infundadas.

En el capítulo preliminar de esta seccion adujimos el texto del obispo Sebastian asegurando, que Alava, Vizcaya, Aicona y Orduña fueron defendidas por sus habitantes y siempre poseidas por ellos. El arzobispo D. Rodrigo admite el texto de Sebastian en lo que se refiere al momento de la invasion diciendo, que los sarracenos ocuparon toda España destruyendo á los godos, y sin que en ninguna parte encontrasen resistencia, excepto la

de algunos pequeños restos en las montañas de Asturias, Vizcaya, Álava, Guipúzcoa, Ruconia y Aragon. El P. Enrique Florez en las genealogías de los reyes de Navarra escritas durante el reinado de San Fernando y publicadas en las memorias de las reinas Católicas, dice: «Galiza, Asturias, Álava, Vizcaya, Vidona, Edearri, Barroesa, en todos tiempos fueron de Christianos que nunca las perdieron.» Por último, la crónica. general de D. Alonso el Sabio al tratar de esta época añade: «E los moros quebrantaron el poder de los Godos de guisa que no habie ninguno que se les defendiese sinon unos pocos que fincaron e se alzaron otrosí en las Asturias e en Vizcaya, e en Álava e en Lipúzcoa, porque son muy fuertes montañas e en los montes Rucones.>>

Pero pasado el siglo VIII, ya en el IX aparece, segun algu nos autores, invadida por los árabes la provincia de Alava; porque D. Lúcas de Tuy al referir las victorias de D. Alonso el Católico asegura, que conquistó tambien de moros la provincia de Alava. En esta opinion le siguió el arzobispo D. Rodrigo, y la crónica de D. Alonso el Sabio incluye á la provincia entre aquellas de donde fueron expulsados los árabes por el Católico. El P. Fr. Francisco Sota que escribió la crónica de los príncipes de Asturias y Cantabria, adoptó la misma opinion seguida por Moret y Ohyenart. El P. Risco admite tambien esta invasion de Alava por los moros, pero la califica de ligera correría; de modo, que todo el fundamento de esta corta ocupacion de la provincia de Alava por los árabes, estriba en el dicho del Tudense, historiador de un siglo posterior, que siguió la corte de D. Alonso IX y que dedicó su pluma al ensalzamiento de este rey y de sus antecesores.

Pero contra la opinion del Tudense existe la mas coetanea del monge de Albelda que escribió á fines del siglo IX, como contemporáneo de los sucesos. Asegura, que cuando los moros preparaban la invasion de Alava, fueron rechazados por el conde D. Vela Jimenez, auxiliado del conde de Castilla, batiéndolos completamente en la batalla de Cilorigo junto á

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