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de los Aplitasidas, de los Beni-Aphthás y de los otros monarcas que reinaron en Badajoz, cabeza desde el siglo XI hasta el XII de la Lusitania y del Algarbe, nos hablan de las armas que señalaban á esta ciudad, de modo que de la época antigua sólo conocemos los blasones godos. Punto es este muy oscuro para todos.

Por lo que hace á las armas de Badajoz desde el siglo XIII, ya es otra cosa: Rodrigo Méndez en su Geografia, Antonio de Moya en sus Armas y Blasones, y Madoz en su Diccionario, todos están conformes en que consiste en un escudo, campo azul, con dos columnas, sostenidas por dos leones coronados, y una orla envuelta á las columnas con el lema siguiente: Non plus Ultra; esto es, no más allá, hasta aquí, etc.

Rodrigo Dosma, autor para nosotros de mayor fe, dice en sus Discursos Patrios, que Badajoz usó por armas antiguamente un león coronado, y en el reverso una ciudad encastillada sobre ondas. Comprobóle el cronista con el sello de una donación hecha á la catedral en 28 de Mayo de 1255, de la villa de Campo-Mayor, en Portugal, y otras que se conservan en el archivo de aquella iglesia, cuyo cabildo, según Gil González Dávila, en su Teatro eclesiástico de la iglesia y ciudad de Badajoz, tiene por armas el cordero de San Juan y una venera debajo, por devoción á Santiago, y á un lado un león rampante, y al otro lado un castillo, armas de la ciudad.

Y cuando uno y otro autor citan estas armas, como las antiguas, señal de que en sus tiempos las habían sustituído por las que mencionan Rodrigo Méndez, y Madoz, como después éstas se han cambiado por las que en la actualidad se conocen, faltando así al espíritu de la historia, no respetando la tradición heráldica que nos daba las armas de Badajoz desde su origen cristiano, esto es, las del escudo, campo azul, con dos columnas sostenidas por dos leones coronados, y una orla con el lema indicado de: NON PLUS ULTRA.

Y ahora nos es preciso hacer alguna consideración sobre lo

que en sí representa esta alegoría emblemática. Todos saben que en la imagen de la columna señalaban los antiguos mitólogos el fin ó término de las tierras que poseían. Así lo hizo Hércules con las que fijó en Cádiz, como significando no había más tierra en la Península por conquistar. Cuando más tarde hizo división Augusto César en España de los términos de su conquista, dió á Ciudad-Rodrigo las columnas (que aun hoy mismo conserva por blasón), porque allí señaló los límites de las provincias que reservaba á su dominio. Y la misma causa y razón hubo trece siglos después en D. Alfonso IX de León, para conceder á Badajoz las que le señaló en su privilegio, y que son á las que nos referimos más arriba. Y decimos que hubo en el rey D. Alfonso las mismas razones, para dar á Badajoz las que le señaló, que en Augusto para las que dió á Ciudad Rodrigo, porque siendo Badajoz el término y fin de los dominios de España, no se podía declarar con otra alegoría más propia la posición geográfica de Badajoz, tanto en ser la parte más extrema del dominio del rey de León, cuanto por ser su fin, puesto que lindaba con el reino de Portugal, y así que á Badajoz se le debió guardar las armas de D. Alfonso, que son las que le corresponden, por conservar el espíritu de la verdad histórica, y no las que tiene hoy, que expresan, históricamente hablando, un sentido enteramente contradictorio (1).

Ahora bien; estando este punto tan claro y preciso, estando tan á la letra de las crónicas, ¿cómo es que le encontramos adulterado con desconocimiento de la verdad? ¿Es por ventura el ayuntamiento árbitro para mudar las armas de una ciudad? Y en este caso, ¿puede hacerse esto sin razones fundadas que

(1) No es el primero á quien hemos oído exponer que tal vez Felipe II, al ensanchar sus dominios hasta Lisboa, impondría el cambio de las antiguas armas ó blasones, trocando el Non plus ultra dado por D. Alfonso IX, por el Ultra plus que hoy tiene. Pero el hecho no puede aceptarse, primero porque no está en lo posible, y segundo porque siendo esto de fecha tan moderna, se conservaría la disposición regia en los libros y crónicas de aquellos tiempos.

expliquen los inconvenientes de las unas y lo legal ó necesario de sustituirlas por otras? (1).

Á nuestro humilde entender no hay lugar para esto, pues que Badajoz está lo mismo que en tiempos de su reconquista por el rey D. Alfonso de León; y de aquí deducimos que su ayuntamiento ha autorizado un abuso con menosprecio de la historia, faltando á las tradiciones pasadas, y lo que es más dolo. roso, olvidando hasta los fueros que á esta ciudad le diera en su reconquista el noveno Alfonso de León.

Nada justifica esta falta histórica que debió ser admitida de muy antiguo, porque todavía existe en pie un edificio de la segunda mitad del siglo xvi, y perfectamente conservado, donde lucen las armas de Badajoz tal como las admite en la actualidad el Ayuntamiento: es el edificio de la antigua parroquia de San Lorenzo.

En este templo-hospital, hoy abandonado, y cuya puerta principal que da á la Galera, está perfectamente conservada como hemos dicho ya, el curioso puede ver sobre el frontis de la portada las armas actuales de Badajoz, sin que exista en toda la ciudad ningún otro escudo, ni edificio antiguo que nos mues. tre el primitivo escudo con las armas tal como las concedió el rey D. Alfonso IX de León, en su privilegio del año 1232.

Acaso existiese este escudo en el arco triunfal que había á la salida del puente de las Palmas, antes de las obras que para su reedificación hicieran en el mismo en tiempos de Felipe II, 6 en una puerta pequeña que está en los muros viejos á las bajadas del castillo junto al Guadiana; porque esta puerta es de la época del emperador Carlos V, y en la inscripción que sobre la misma se encuentra, se dice que el escudo de armas que había

(1) En El Averiguador, semanario de eruditos y anticuarios que se publicaba en 1868, al número 3, del 19 de Enero, pueden verse las preguntas que hicimos sobre este particular, preguntas á las que nos contestaron dos curiosos, sin resolver nuestras dudas. (Véase el número 6 de la indicada revista, correspondiente al 9 de Febrero y el 8 de 23 del mismo mes.)

más arriba era el de la ciudad. Á no haberse destruído este muro, se debe tal vez no conservar hoy un testimonio vivo de las armas dadas á la ciudad por el rey D. Alfonso IX de León.

Repetimos que no se explica el cambio de escudo ó armas que ha hecho este Ayuntamiento (1), siendo esto más sensible en la actualidad en que pertenecen á su cuerpo municipal personas muy autorizadas en las letras y en la historia patria (2).

(1) En 12 de Diciembre de 1867 clevamos una Memoria al excelentísimo Ayuntamiento de Badajoz, exponiendo la razón histórica que teniamos para que dicha Corporación abriera un informe à fin de esclarecer todos los antecedentes sobre el particular y deliberase después si procedía ó no restablecer las antiguas armas ó blasones, y esta es la fecha que, á pesar de los 20 años que han transcurrido desde entonces, no hemos podido averiguar qué acuerdo recayó sobre dicho escrito, ni aun si mereció éste los honores de ser leído en la sesión, como procedía y era justo.

(2) Acudimos después à la Real Academia de la Historia, dándole noticias de las dudas que abrigábamos sobre la autenticidad de las armas de Badajoz, y pidiéndole su valioso concurso para ante el Ayuntamiento de Badajoz; y aquella docta Corporación que, después de ser sabia sabe ser cortés y por consiguiente bien educada, nos hizo el honor de contestar en los términos siguientes:

«La Real Academia de la Historia recibió á su tiempo con sumo aprecio las noticias comunicadas por V. S. en sus oficios del 5 de Noviembre y 12 de Diciembre del año último acerca de las antigüedades descubiertas en el Valle de Santa Ana, cerca de Jerez de los Caballeros, y acerca del escudo de armas de esa ciudad (Badajoz), y acordó pasarlo á informe de la comisión de antigüedades. Conformándose ahora con lo informado por dicha comisión, ha acordado que se dén á V. S., según lo ejecuto, las más expresivas gracias por su celo y noticias, que tomará muy en cuenta la Academia para la ilustración de la Historia de Extremadura, y que se le diga al mismo tiempo que no corresponde al instituto de este cuerpo literario censurar los actos de las autoridades ó de los particulares relativos al uso del blasón.

>>Dios guarde á V. S. muchos años. Madrid 31 de Marzo de 1868.-Pedro Sabau, secretario.-Sr. D. Nicolás Diaz y Perez.»>

CAPÍTULO V

De los fueros de Badajoz.-Extensión y límites de su obispado.-Los bienes comunales (cañadas y rescalvados) de Badajoz

I

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os fueros que Badajoz haya gozado desde su conquista por las tropas cristianas de D. Alfonso IX de León, han sido objeto de controversias entre historiado

res y eruditos que han considerado apócrifos los que le atribuye el obispo Fr. Antonio de

CAT PENERIÆ Guevara, en tanto que otros los han dado por verdaderos. Depurar este punto histórico, con documentos que comprueben la verdad, es imposible, porque cada autor defiende su opinión bajo propios razonamientos, y en el archivo municipal de aquella ciudad apenas si se encuentra un papel de fecha anterior al siglo xv. ¡Qué más! el libro llamado de Los Fueros, que cuidadosamente allí se guarda, es una simple Carta de confirmación

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