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Nam postquam eximiis novavit manibus urbem
Hoc magis miraculum patrare non distitit.
Construxit arcos, penitus fundavit in nudis
Et mirum autoris, imitans civit opus.
Necnon et patrix tantum creare inmimen
Sumini Sacerdotis Zenonis suavit amor.
Urbs antiqua felix manset per sæcula longa

Novata studio ducis et Pontifices. - Era DCCI.

Esta fecha está indudablemente equivocada por yerro de los copistas, y debe ser la de 724, que corresponde al año de 686, ó alguno de los cinco anteriores, porque á reinar en 680 y murió en 687.

el

rey Ervigio comenzó

Diez siglos vivió la reparación hecha por Salamino ó el duque de Salla, hasta el 23 de Diciembre del año de 1603, en el que otra arriada derribó la obra gótica, la cual fué sustituída por cinco hermosos arcos y el atrio ó templete llamado Pico, que se fabricaron en el año de 1610, reinando D. Felipe III de Aus tria, según consta de las dos inscripciones grabadas en mármol á los costados laterales de la entrada del referido atrio, una latina, y otra traducida, que dice así: Por mandato J' comisión de la Majestad católica de D. Felipe tercero, Rey de España y de las Indias, N. S. D. Juan Thomas Fábaro, Comendador de Huélamo, de la orden de Santiago, Gobernador de Mérida, reparó con acrecentamiento de firmeza y hermosura esta puente, que estaba en la mayor parte arruinada y rota por su antigüedad y por las crecientes del rio año de M.DCX. Hizose esta obra á costa de la ciudad de Mérida y de las demás ciudades y luga. res que están dentro de 50 leguas.

Después de la restauración que sufrió este puente en tiempos de Trajano y de la otra cuando Ervigio, ésta de 1603 parece que es la más importante.

Durante la guerra de la independencia, y para obstruir el paso á los franceses, fueron cortados por las tropas aliadas dos arcos en el centro de la corriente del brazo mayor del río, cortadura que fué reparada con maderas, y que duró hasta 1833, en cuyo

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año se rehicieron de piedra labrada, con mejor vista y solidez que los anteriores derribados. En 1860 fueron arrastrados también otros dos arcos por una arriada, y cuyo hueco dispuso ce. rrar con un tramo de maderas la Dirección de Caminos, Canales Puertos.

y

Y en 1876, por último, la gran arriada que tuvo efecto el 7 de Diciembre, demolió los arcos comprendidos desde el Pico hasta el tramo de madera, habiéndose dado término á su reedificación en el año de 1883, y dotando con ella á este puente de condiciones de gran firmeza y seguridad. Por efectos de esta última arriada, ha desaparecido también una capillita levantada desde tiempo inmemorial sobre una de sus barandillas, frente al segundo descendedero, que contenía, á través de una verja de hierro, la imagen de San Antonio, muy venerada por los caminantes, que depositaban en ella su óbolo, y á quien dirigían sus preces para su feliz viaje á Andalucía por las peligrosas gargantas de Sierra Morena; así como por el religioso pueblo de Mérida que concurría en masa ante su engalanado altar la noche del 12 de Junio, á celebrar en una alegre verbena los días del Santo referido.

CAPÍTULO XII

Ojeada histórica sobre los tiempos pasados.

Descripción de los monumentos íntegros de Mérida.-Monumentos fragmentarios. Monumentos ruinosos.-Monedas y armas de Mérida

I

ÉRIDA fué cabeza de todos los pueblos lusitanos hasta que Çapur se coronó en Badajoz, perdiendo entonces las grandezas y poderío que tuvo desde los tiempos del imperio de Roma (1). Recordamos á este propósito los justos y merecidos elogios que había tributado á Mérida el célebre Juvencio en los siguientes versos:

(1) La capitalidad de Mérida era más importante en los tiempos de Augusto porque su dominio comprendía á las regiones más ricas de la península Ibérica, como eran las siguientes: Galaicos (Galicia), Lucenses (Lugo), Brácaros (Braga), Célticos (entre Tajo y Guadiana), Oretanos (manchegos de Calatrava y Montiel), Túrdulos viejos (Extremadura baja), Lusitanos (entre Tajo y Duero), Vellones (Extremadura alta hasta próximo á León), Celtas (entre Tajo y Guadiana) y Cinetos y Cunelos (portugueses del Algarve).

Nunc locos Emerita est túmulo,
Clara Colonia Vettonia,
Quam memorabilis amnis Ana
Præterit, et viridante rapax

Gurgite, Mania pulcra levant.

Estrabón, Higinio, el liberto de Augusto, Ptolomeo y otros autores, pregonan que era igual á Roma, y más hermosa y hasta más rica que ella en monumentos de la época.

La fábula no ha dejado de tomar gran parte en estas descripciones. Según la Crónica del rey D. Rodrigo, los muros de esta ciudad tenían 6 leguas, 15 estados de alto, 10 de ancho, 3,700 las torres de sus murallas, 84 puertas, 5 alcázares en los intermedios de las cuatro puertas angulares, con su puerta cada uno saliente fuera del muro y el otro en medio de la ciudad, en una gran plaza, el cual tenía 20 torres tan altas, que la menor medía 25 estados. Cada puerta tenía dos calles de á 30 codos de ancho, que todas venían á la plaza. De cada casa salía un caño de tierra, y todos entraban en uno grande que había en cada calle, por donde corrían las aguas pluviales en toda la ciudad. Para su guarnición en tiempo de paz, había 80,000 infantes y 10,000 caballos. Sus edificios competían con los de Roma (1).

(1) El cronólogo del rey D. Juan II Pedro del Corral, Pedro Medina, y el sarraceno Abulcacim-Tarif-Abentarique, describen de tal manera á Mérida, su vasta población y antiguas maravillas, que no parece sino que, al hacerlo, tuvieran presentes en su imaginación las riquezas y magnificencia de Nínive y Babilonia, grandiosas capitales asiria y persa, de 24 leguas de circuito, 120 pies de altura en sus murallas, 100 puertas de bronce, y palacios con jardines aéreos, fundadas, tomadas y hermoseadas, orillas del Tigris y del Eufrates, por Nino, Ciro y Semiramis.

Una muralla de 6 leguas de circunferencia, con 3,700 torres; 84 puertas; 5 grandes alcázares; molinos de viento en las torres de sus templos; 130 caballeros y 800 infantes en cada colación de sus puertas, ó sea, 78,120 soldados de guarnición: tales son, entre otras, las apreciaciones de los mencionados cronistas, referentes á Emérita, ó á la población preexistente á la colonia romana que la fundó, la Mirmidona antigua de los griegos supervivientes á la destrucción de Troya; la Memórida fundada por Hércules egipcio después del vencimiento de los hermanos Geriores, ó la Morat edificada por Tubal, primer poblador de España, según la inscripción caldea grabada en una piedra encontrada en un pórtico de Emérita, y que hizo leer el expresado autor árabe á tres intérpretes ó epigrafistas.

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