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era vulgar, luna Rabié postrera, año 220 de la hégira árabe; pero su existencia se declara en la puerta de entrada del edificio, por el baluarte ó patio fortificado que había que atravesar desde el puente, para penetrar en la ciudad, y sobre la que se encontró una inscripción lapidaria que decía así:

En el nombre de Dios misericordioso

y piadoso, la bendición de Dios,

y su poderoso amparo al pueblo de la obediencia de Dios
se mandó edificar esta fortaleza, y su muro,
gobernando al pueblo de la obediencia de Dios,
el Amir Abderrahman, hijo de Abdala-ben-
Coleib-ben-Thaalba y de Gaifar-ben-Muhusin
su siervo, gefe de los arquitectos, en luna Rabie
postrera año veinte y doscientos (1).

Las ruinas de este alcázar asombran todavía al observador, demostrando su simple vista, que tan soberbia construcción puede reputarse como una de las fortalezas ó castillos más sólidos de las edades remotas. Sus lienzos de muralla del Poniente y Sur, cuajados de torres de altura y diámetro considerables, y la estructura de sus gigantescos sillares colocados bajo la ley general de la gravitación de los cuerpos de la naturaleza, son la prueba ostensible de la aserción precedente.

Es notable asimismo y digno de un examen detallado y minucioso, un aljibe que contiene con una doble escalinata para descender á su arca ó depósito de agua, que abastece el río Guadiana, á través de una boca grande, practicada en la muralla.

La fábrica de este aljibe, más bien que arábiga, parece gótica, y en él existen los fragmentos columnarios y piedra con inscripción prehistórica, procedentes acaso de algún templo griego, quizás dedicado á Baco, por los dibujos y adornos escultu rescos que en las piedras se hallan grabados.

En sus inmediaciones, parece que también hubo una capilla

(1) Esto es, 836 de la era cristiana.

ú oratorio, donde los duques de Mérida asistían al sacrificio divino con toda su familia y servidumbre, mansión religiosa que fué convertida después en mezquita, y vuelta á la religión católi ca, en la época de la reconquista.

Los romanos, los godos, los árabes y los cristianos han trabajado respectivamente, en esta grandiosa obra, construyendo la fortaleza cuya arquitectura es del tiempo de Trajano; el alji. be, que se atribuye al rey Walia, el alcázar á Abderramán, de Córdoba, y el Conventual, al Maestrazgo de Santiago, después de que D. Alfonso IX de Castilla reconquistó la ciudad expul sando de ella á los sarracenos.

IV

Fuera de estos restos árabes, pocos recuerdos dejó en Mérida la civilización musulmana, en cuyo período florecieron en la ciudad multitud de genios preclaros, que la ilustran y esclarecen. El botánico Alhaken Alazur-Ben-Muar, nacido en 540 de la Hégira, y más que ningún otro el famoso Aobaid Allah-benMohamed-ben-Ahmed-Escakiul-el-Marid, jefe de la gente Almohadesa en el reino de Badajoz, cuando le gobernaba Tramayeta. Goltan, sucesor de Agucajera, en 524 de la Hégira (1139 de Cristo).

Había nacido Aobaid en Mérida, llamada entonces Marid, el año de 495 de la Hégira, y 1101 de Cristo, y pertenecía á una de las familias más notables que existían por aquellos tiempos en la corte de Badajoz, como que uno de sus antecesores, Aben-Abed, había reinado en 433, del 1041 de Cristo, y puede decirse que fué el fundador de la monarquía badajoceña.

Educado Aobaid en la política de su tiempo, y cuando estaba en condiciones de influir en los destinos del pueblo Lusitano,

púsose al frente como caudillo de la gente Almohadesa (vencedora en otros tiempos de los árabes que en su primera invasión poblaron el Algarve y la Lusitania), y quiso resistir á los Almoravides 6 Lemtzunieses, que vinieron á disputar el dominio del territorio Lusitano, empujados por los auxilios que recibieron de los árabes del reino de Córdoba.

Tramayeta Goltan resistió algún tiempo á los invasores, con quienes capituló al fin, estableciendo después con ellos transacciones para asegurar su trono; pero Aobaid fué víctima de su valor y lealtad á la causa de los Almohades y sucumbió ante la crueldad de los almoravides, que no quiseron perdonarle ni olvidar, después de su victoria, la consecuencia y lealtad del intrépido emeritense, y apenas prisionero éste le dieron muerte en el día 29 del mes de Ramadán el Grande, del año de 539, que corresponde al de 1144 de nuestra era.

Se comprueban todas estas fechas por la feliz casualidad de haberse encontrado en 1877 la inscripción de su sepultura, en las excavaciones que se hacían abriendo cimientos para la am. pliación de un edificio militar de Badajoz, conocido por el nombre de Cuartel de la Bomba (1).

por

Dice así esta curiosa sepulcral, según la traducción hecha
D. R. A. de los Ríos (2):

(1) Y junto á esta inscripción se encontró la que hacía referencia á Xequé, otra celebridad en los sucesos que tuvieron lugar en Badajoz el año 1161.

Sobre la traducción de estas dos lápidas publicamos un trabajo recientemente (a), y no creemos pecar de inoportunos extractando aquí algunas noticias que más directamente se relacionan con estas dos lápidas, hoy depositadas en el Museo Arqueológico de Madrid. Estas dos lápidas miden la una 57 centímetros de largo, 28 ancho y 3 grueso, y la otra 52, 32 y 7 centímetros respectivamente. Están bastante bien conservadas y fueron encontradas á unos 3 metros de profundidad por bajo del suelo natural.

(2) Véase la MEMORIA acerca de algunas inscripciones arábigas de España y Portugal, publicada por el MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL, pág. 253 y siguientes. (Madrid, Imp. de Fortanet, 1883.)

(a) Dos sepulturas árabes. (Recuerdos de Extremadura, págs. 67 á 74.-Fregenal de la Sierra, 1885.)

En el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso.
Este es el sepulcro del mártir muerto

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violentamente (apiádese de él Allah) Obaid-ul-lah-
ben-Mohammad-ben-Ahmed-ben-Al-Mactul, el emeritense.
Asesinaronle las gentes del litsan en el día de la desolación
y de espanto, que lo fué el domingo

día veinte y nueve

de Ramadhan el engrandecido del año

nueve y treinta y quinientos (539 de la H.-1144 de J. C.) (1).

Basta lo leído para saberse que Ahmed-Escakiul-el-Marid, esto es, emeritense ó natural de Mérida, fué sacrificado por los Mulatzimunas, en sus guerras con los árabes que ocupaban Extremadura, por los años de 1144 de nuestra era, y sobre cuyo suceso guardan silencio los historiadores árabes.

(1) El P. Lerchundi la traduce de este otro modo:

«En el nombre de Dios clemente y misericordioso. Este es el sepulcro del mártir »>injustamente muerto (séale Dios misericordioso) Aobaid-Alláh-ben-Mohamed>>ben-Ahmed-Essakiul-el-Marid (a). Matáranle los Mulatzimunas (b), el día de su »salida, y esto sucedió el día 29 del mes de Ramadán el Grande, del año de 539 (c).»

(a) Mérida se llamó en tiempos de los árabes Marid.

(b) Estos eran los Almoravides, que se llamaron también Lemtzunies, porque esta dinastía tuvo su origen en la tribu de Lemtzuna, en Sahara.

(c) 1744 de J. C. (cuando era rey de Badajoz Tramayeta-Goltan).—En este año entraron los Almohades en España, según ben-Ferhun, citado por ben-Abd-el-Halim, autor de Ru-el-Kartas, historiador árabe granadino, en el reinado de Abd-el-Mumen. Dice la inscripción que fué mártir, porque los Almoravides eran herejes para los Almohades.

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Cuatro historiadores emeritenses.-El cardenal Molina y el obispo Nabas. Mérida moderna

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I

uvo Mérida por primer gobernador, en 1010, á Abdalá-Muslama, desde que se declaró Badajoz corte de los Aftasidas. Destruído poco después el reino del Algarbe y la Lusitania, primero por los almoravides, que vencieron al rey D. Alfonso VI en los campos de Zagala, distantes 30 kilómetros de Badajoz, en 1086; después por los al

mohades, gente feroz que nada respetaron, destruyendo todo lo poco que habían encontrado en Mérida, ora en sus monumentos, ora también en los progre sos logrados por su cultura y civilización, permaneció esta ciudad oscurecida hasta que en 1230 la conquistó D. Alfonso IX de León, después de la famosa batalla de Matanzas, cerca de sus campos, pasando á ser de la orden de Santiago. desde 1234.

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