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norario, y poco más tarde fué agraciado con el cargo de miembro de su Consejo.

En el año de 1793 fué propuesto para el obispado de Comayagua, en América central (Honduras), con cuyo motivo y el de haberse nombrado del Consejo de S. M. á don José Moreno, se celebraron en Mérida grandes funciones, como se refiere muy al pormenor en el siguiente manuscrito, del que hemos visto varias copias en poder de los bibliófilos y coleccionadores extremeños (1). Este documento no puede estar peor redactado; pero él más que nada da cabal idea de cómo y para qué vivían en el siglo pasado nuestros mayores, celebrando estas ridículas. fiestas y poniendo en alarma á un pueblo de la importancia de Mérida, para festejar los sucesos que, cuando más, tendrían importancia entre las familias de los Morenos y las de Nabas.

El obispo D. Vicente debió morir en los primeros años del siglo actual.

VI

Tales son los hombres que han ilustrado á la ciudad de Mé rida en estas tres últimas centurias.

En la actualidad, esta ciudad vive del producto de su agricultura, y olvidando su pasado, procura reformar hoy el aspecto de sus calles y plazas, restaurar algunos edificios para mayor

(1) Se titula así: Extracto de la funcion de Victores que en la noche del domingo 8 de Marzo de 1795 Zelebró el M. I. y B. Cavildo Ecco. de esta ciudad de Merida en obsequio del Illmo. Señor D. Josef Eustachio Moreno, Pro. Herm.° Capitular de él, por haverlo promovido la Piedad del Rey Nro. Señor Don Carlos Quarto, del Consejo de Hacienda al de Castilla y su Rl. Camara, con atencion á sus meritos y Literatura; Y de el Illmo. Señor Don Fray Vicente Nabas, Natural de esta Ciudad y del Orn. de predicadores, Obispo Electo de Comayagua y del Consejo de su Magesta.

comodidad del vecindario y dar impulso á su comercio y su industria amparada en las nuevas vías férreas que la ponen en rápida comunicación con Madrid, Sevilla y Lisboa.

Dotada la ciudad de aguas potables, con alumbrado bastante, calles espaciosas, paseos y arbolados en las carreteras que la circundan, Mérida es ya un pueblo moderno que espera levantarse por la actividad de sus hijos y el producto de sus

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La plaza Constitucional ocupa en el interior de la ciudad una situación excéntrica; no constituye un cuadrado geométrico, porque aunque sus ángulos son rectos, sus lados son desiguales como las dimensiones de los soportales que la adornan, cuyos edificios presentan sus fachadas al S.O., N.O. y N.E.

Los que miran al S.E., consisten en uno de tres pisos, un palacio y una iglesia parroquial. Esta plaza tiene 150 metros de largo, 87 de anchura, y sirve de mercado diario, y de paseo público.

El primero se verifica debajo, y á las inmediaciones de los

portales situados al extremo S.E., en los que abundan el pán llamado de concha, la cecina, los embutidos, las carnes de cerdo y de monte, la volatería, las gallinas y aves domésticas, los peces de agua dulce, los pescados del mar, las hortalizas, las legumbres, y toda clase de comestibles.

El paseo consiste en un espacio rectangular, cerrado por una bonita verja de hierro, y en cuyo interior existen calles de acacia's y diferentes árboles y plantas floridas, entre las que convidan al descanso cómodos asientos, é iluminado de noche todo el ámbito por hermosos faroles colocados en soportes de hierro, labrados con bastante elegancia y perfección.

En el centro de este paseo existe una fuente monumental de mármol, con un surtidor para la elevación del agua á bastante altura, y en los ángulos del interior hay cuatro parterres ó jardinillos, de vistoso aspecto y con abundantes flores.

Excepción hecha del Arrabal, Santa Olalla, Mirabeles y San Salvador, las calles de la población son poco espaciosas y rectas, empedradas con canto rodado, cuyo pavimento molesta al transeúnte, sin aceras la mayor parte hasta hace poco tiempo, aunque regularmente colocadas casi todas las que las tienen, alumbradas en noches de luna nueva y menguante por buenos reverberos de petróleo, ciertamente, pero cuya esfera luminosa difunde pequeños radios, y en cuya instalación se han calculado desmesuradamente las distancias que los separan entre sí.

Las reformas iniciadas en estos últimos años, para el mejoramiento de la ciudad, harán pronto de Mérida un pueblo mo. derno que será acaso el mejor que cuente Extremadura.

CAPÍTULO XVI

Alange fué el « Castrum - Colubri» de Caracalla. «Alhanghiz» en poder del Muladí Ben-Merwan.-«Metelium Cæciliæ». Medellín en la Edad-media.-Hernán Cortés

I

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S

ALIENDO de Mérida por el ferro-carril y después de recorrer 128 kilómetros está Cabeza del Buey (la antigua Turóbriga romana), último pueblo de Badajoz en su límite con la provincia de Ciudad-Real; pero antes de llegar á Cabeza del Buey el viajero pasa por Alange, Medellín y Macela, tres pueblos importantes, históricamente considerados.

El primero de ellos, Alange, era conocido en tiempos anteriores á los romanos, por el nombre de Castrum-Colubri; pero hay quien niega esta opinión, apoyado en que su fundación es romana, de la misma época de Mérida, dándcle el nombre de Contosolia, que otros creen corresponde á Mengabril.

El tercer camino que el Itinerario de Antonino Pío describe

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