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Consejo del Estado. Ylustrados con máximas y reflexiones de politica cristiana, y con sentencias y autoridades de varia erudic.

cion.

Por cuanto leemos en este libro, la vida del inquisidor don Diego no carece de interés. Tuvo parte muy activa en el ruidoso proceso de las monjas de San Plácido de la calle del Pez, en Madrid (procesadas por iluminadas), habiendo sido recusado por el secretario de Estado, que se encontraba preso en la Inquisición de Toledo.

En 1656 se le formó una causa que se mandó á Roma, y fué absuelto por el Papa, intentándose á muy poco asesinarlo, como hicieron con su amigo el marqués de Villamediana, y publicaron contra él multitud de papeles, folletos y libros que eran verdaderos libelos infamantes.

D. Juan Tamayo de Salazar, historiador y teólogo, nacido en últimos del siglo xvi. Fué un escritor fecundo (1), y ocupó varios puestos eclesiásticos en el obispado de Plasencia. El último que obtuvo fué el de secretario de cámara del obispo de aquella diócesis, D. Diego de Arce y Reinoso, en 1646, por cuya época había terminado su libro sobre el Martirologio Español.

D. Lorenzo Mena Benavides, marqués de Roblebo de Chavela, caballero de Alcántara, administrador general de la renta del tabaco y ministro de la Junta de Hacienda. Fué el primero

(1) Conocemos de él las siguientes obras:

1. Triunfos de las armas católicas por intercesión de Maria Nuestra Señora. Centones histórico-politicos para ejemplo y antidoto de las guerras y calamidades de estos siglos (Madrid, 1648.)

2.

3.

Discursos de la antigüedad de Zalamea de la Serena (Ms., 22 foj. en 4.°) San Epitacio apóstol y pastor de Tui, ciudadano, obispo y mártir de Ambracia, hoy Plasencia; su vida y martirio.-Escribelo á la devocion y mandato del ilustrisimo y reverendisimo Sr. D. Diego de Arce y Reinoso, obispo de Plasencia, inquisidor general del Consejo de Su Majestad, el licenciado... su secretario, dedicado al glorioso santo mártir placentino (por Diego Díez de la Carrera, 1646.)

4. Antigüedades de llipa y milagros del Santo Cristo de Zalamea, por el licenciado... (Manuscritos?)

5. Martirologio Español.

de esta familia que naciera en Extremadura en la villa de Zalamea la Serena, á principios del siglo XVIII. Es fama que este caballero era reputado en su tiempo por uno de los más ricos de Zalamea la Serena, donde tenía su casa y la sostienen aún sus herederos con bastante esplendidez (1).

El Excmo. Sr. D. José Mena y Ximénez, hijo de D. Melchor, marqués de Casa-Mena, mariscal de campo, caballero de Alcántara, con la gran cruz de San Hermenegildo, y contador del infante D. Antonio.

En su juventud fué teniente del ejército y se distinguió á las órdenes del inmortal Ricardos, en la campaña del 94 al 97 con Francia. Hecha la paz se retiró, en cuya situación continuó hasta 1808 que, habiendo sabido lo ocurrido el 2 de Mayo, por el parte del alcalde de Móstoles, se personó en Badajoz y formó parte de la Junta suprema de Extremadura.

Esta Junta le dió el encargo de ir á Almaraz á cortar el puente y de reunir y organizar los dispersos que llegaban de Madrid. Allí se portó admirablemente, organizando un ejército con los dispersos y desertores que acudían de todos los puntos de España. Creó almacenes y los abasteció de todo lo necesario, y no dándole recursos la Junta, se gastó 500,000 reales de su capital. Después creó el batallón de Llerena y fué su jefe, asistiendo á varios hechos de armas. La Junta, para pagar estos servicios, le nombró brigadier.

Retirado en sus últimos años á Zalamea, escribió (como su pa. dre y abuelos) varias Memorias referentes á la política y Hacienda y sobre agricultura: las tres permanecen manuscritas. En el Semanario de Agricultura se publicaron algunos artículos suyos.

(1) Los que de este linaje proceden son oriundos del valle de Mena y se han hecho notables siempre, pues como dice un cronista, no ha habido siglo en que no haya figurado en primer término algún individuo de esta familia. Está entroncada con casi todas las familias más antiguas de España; entre sus ascendientes hay santos, reyes y algún heresiarca. En el siglo xv ya gozaban el título de grande entre los grandes.

El Excmo. Sr. D. Pedro Mena y Salazar, erudito y anticuario, nacido en 18 de Marzo de 1808, hijo del D. José.

Á los diez y seis años era teniente de la guardia real, distinguiéndose entre todos los hombres que después se han señalado en la política contemporánea, y con los cuales le unió siempre estrecha amistad. Fué ayudante de Villemur y después secretario del conde de Ezpeleta, cuando éste era presidente del Consejo de Ministros: con los dos le unían vínculos de familia.

Casó con D. María Concepción de Aristeguieta, hija de los marqueses de la Paz, natural de Azpeitia. Cuando cayó Ezpeleta, marchó con licencia á las Provincias Vascongadas. Estando en Vergara disfrutando la licencia en el seno de su familia, y cuando principió la guerra civil, se presentó al general Castañón, en Azcoitia, quien le nombró su ayudante, y se empleó activamente en perseguir á los carlistas, demostrando gran valor é inteligencia.

Se distinguió notablemente en Azpeitia, donde con 46 hombres derrotó á 700 facciosos, causándoles muchos muertos y heridos.

Á la caída de los Ezpeletas se retiró á Zalamea, y no quiso tomar parte en la política. Varios oficiales de la disuelta guardia real, entre ellos el después célebre general carlista Elío, estuvieron en Zalamea tratando de arrastrarlo á las filas carlistas, á lo cual se negó diciendo que había sido partidario de los Ezpeletas y que su lealtad le impedía reconocer otro jefe.

Residiendo en Zalamea se dedicó al estudio, aprovechando magnífica biblioteca que le habían dejado sus antepasados, y que él aumentó y enriqueció con una buena colección de objetos arqueológicos.

Por más que varias veces le brindaron con altos puestos, no quiso aceptar, y siguió en su pueblo dedicado al estudio y á la educación de sus hijos, á los que inculcó su afición á las letras.

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CAPÍTULO XVIII

Almendralejo en su pasado.-Sus hombres ilustres.- Espronceda y Delgado.-Carolina Coronado y Romero.-Los Fernández Golfines. - El Disco de Teodosio el Grande..

I

OMANDO en Mérida el ferro-carril, se encuentra á siete kilómetros la villa de Calamonte, II más adelante Torremejía, y 12 después Almendralejo, ciudad muy principal, de 10,000 habitantes, y cabeza del partido judicial de su nombre, formado por los pueblos de Acenchal, Almendralejo, Corte de Peleas, Hinojosa del Valle, Hornachos, Nogales, Palomas, Puebla de la Reina, Puebla del Prior, Rivera del Fresno, Santa Marta, Solana de los Barros, Villafranca de los Barros y Villalva de los Barros, con 41,000 habitantes.

En el centro de una fértil campiña, dominando una suave colina, escueta de arboleda, se ven las casas blancas y alegres

de la moderna ciudad que allá por los años de 1220 fundaran unos labradores de Mérida, que se establecieron en aquel sitio, donde por toda vegetación había un pequeño almendral. Desmontado el terreno, repartido entre los nuevos propietarios que descuajaron las tierras y prepararon para los beneficios de la agricultura, hicieron pronto de aquellos campos, hasta entonces baldíos de Mérida, la comarca más feraz de Extremadura baja, y sin ayuda de rey ni de señor, sin otro auxilio que su propio trabajo, pronto Almendralejo contó 1,500 almas, y en 1340 era declarado aldea de Mérida. Dos centurias más tarde Almendralejo reunía una población de 3,000 almas, y en 1536 compraba al Emperador D. Carlos I, en 32,000 ducados, el título de villa exenta de la jurisdicción de Mérida, según se lee por el privilegio de villazgo expedido para su Concejo por gestión de D. Diego Fernández Buenavida, su apoderado, quien cencertó el contrato con S. M.

Desde esta época Almendralejo no ha dejado de mejorar, año tras año, hasta ser hoy una población de las mejores de Extremadura. Sus 2,000 edificios están distribuídos en calles y plazas anchas y con arboleda; algunos palacios y edificios públicos se ven en las plazas, no contando más que una parroquial, N.a S.a de la Purificación, construída en 1539, bajo un per. fecto trazado, de buena arquitectura, elegante y del mejor gusto. La edificaron los maestros alarifes Salvador Muñoz, natural y vecino de Mérida, y Francisco Morate, que lo era de Zafra, quienes sin dirección de arquitecto alguno terminaron el edificio que reune todas las condiciones arquitectónicas que le eran precisas para ser una de las parroquiales más notables de Extremadura. Hubo en Almendralejo un convento franciscano y otro de monjas de la Concepción, cuya comunidad se aloja hoy en el de Santa Clara; se conserva en la población la ermita de San Cristóbal, y en las afueras cuatro más bajo la advocación de N.a S.a de la Piedad (patrona de la ciudad), Santiago, los Mártires y San Judas, no reuniendo ninguno de estos templos, ni

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