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atreviendo á sublevarse, comprimida por todas las tropas que había mandado concentrar Dávila, vió erigirse en medio de la plaza pública el cadalso del que había conquistado á su rey hombres y montones de dinero.

El pregonero de la villa marchaba delante de Vasco Núñez gritando:

-Este es el castigo que por orden del rey y su delegado D. Pedro Arias Dávila se da á este hombre por traidor y usurpador de territorio de la corona.

A lo que Balboa contestó:

-¡Es falso! ¡Jamás pasó por mi mente semejante crimen! Siempre he servido al rey con fidelidad y lealtad y he procurado acrecentar sus dominios.

Después, con paso firme, subió las gradas del patíbulo, y su cabeza rodó por el suelo, como las de sus oficiales Valderrábano, Bocello y Hernán Mimos.

Pedro Arias Dávila asistió á la ejecución oculto tras los muros de una casa, á doce pasos del cadalso.

En la plaza llegó el dolor á su colmo. Los hombres lloraban y las mujeres cayeron de rodillas elevando sus preces al cielo. El sol se ponía. El verdugo, fatigado por esta cuádruple ejecución, tenía aún que añadir otra víctima á tan sangrienta hecatombe.

Ya hemos dicho que la causa involuntaria de la pérdida de Vasco Núñez fué Hernando de Argüello, cuya carta había tenido tan deplorables consecuencias.

Aunque completamente inocente de intención y de hecho, el desgraciado fué condenado á la última pena, como su jefe.

Al verle llegar, la multitud no pudo reprimir un sentimiento de piedad por él. Un grupo bastante numeroso se interpuso entre el cadalso y el reo. Otros, en tanto, se dirigían á donde estaba oculto el cruel gobernador y le pedían el perdón para Argüello.

-¡No! ¡Antes moriré yo que perdonar á ninguno!

Tal fué la respuesta de Pedro Arias Dávila.

Y la cabeza de Argüello rodó como las de los demás.

En vano se han buscado los motivos de una animosidad tan feroz.

Por orden de aquel monstruo, la cabeza de Vasco Núñez de Balboa fué colocada sobre un palo, y permaneció por espacio de muchos días expuesta en el sitio de la ejecución.

Pedro Arias debió verla alguna vez en sueños.

Así pereció, á los 42 años, el digno émulo de Cristóbal Colón, de Hernán Cortés y de Juan Ponce de León. Dotado de todos los dones que forman á los grandes capitanes y los espíritus privilegiados, fué acusado de infamia. Adicto á su rey, sufrió la muerte de los traidores. Explorador hábil é intrépido, su nombre debería preceder al de Pizarro ó al lado de Vasco de Gama.

He aquí una gloria imperecedera siempre para España, pero que con orgullo recordamos y con nosotros el mundo

entero.

CÁCERES

CAPÍTULO PRIMERO

Cáceres fué la Castra-Cæcilia de Quinto Cæcilio Metello.

Invasión de los árabes, sitio de Cáceres por Zeth y coronamiento del rey

Alhá-el-Gamí.

Cáceres desde la Edad-Media hasta el siglo XVI.
Privilegios y fueros reales de Cáceres.-Cáceres contemporáneo.
Hijos ilustres de Cáceres.-Los Ulloas.

I

OBRE alta colina, eslabón de una cordillera de pequeños cerros, que corre del E. á O. y situada á la izquierda del Tajo, á 22 kilómetros de sus turbulentas aguas, se encuentra la histórica villa de Cáceres, residencia de las autoridades.y corporaciones civiles, judiciales, eclesiásticas, militares y administrativas que le son propias, como capital que es de la provincia de su nombre, audiencia territorial, arciprestazgo de la diócesis de Coria y gobierno militar de la Capitanía general de Extremadura.

Vista Cáceres desde sus inmediaciones, ofrece un panorama sorprendente, por el conjunto desigual de sus almenados palacios, sus altas torres, sus arruinadas murallas y sus antiguas

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