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bien redactado, y que ha estado vigente hasta últimos del siglo XVII.

Por estas sabias ordenanzas se regularizó la constitución del Concejo cacereño. El rey D. Alfonso al conquistar Cáceres confió su gobierno á 12 de sus vecinos, que por todo el Concejo otorgaron é hicieron el juramento de fidelidad antes del reinado de D. Juan I, y habían ascendido aquel número á 24 caballeros y después se había restablecido el primitivo de los 12 regidores y eran nombrados por elección anual, como todos los demás oficios públicos, lo que traía desavenidas á las familias principales de la villa hasta el punto de venirse unas y otras á las manos frecuentemente y desde las torres de sus casas arrojarse armas mortíferas y dividirse la población en bandos y partidos. La reina, para cortar estos males mandó que se quitasen las almenas de las torres y palacios de la villa, y puso en vigor las nuevas ordenanzas por las cuales se hicieron perpetuos y de nombramiento real los oficios de los 12 regidores, un procurador y un escribano de Concejo, con otras disposiciones que estimó oportunas, haciendo también el repartimiento de cierta gente para que la villa contribuyese con 200 hombres á la conquista de Granada.

En el reinado de los RR. CC. se construyeron los conventos más notables de la villa. El de monjas de San Pablo y el de frailes de San Francisco. El primero, que recogió las comunidades de Jesús, la Concepción y Santa Clara, es de la orden de San Francisco; fué un beaterio fundado en 1469 por Juan González de San Pablo, hasta que en 1492 lo erigió en convento Sor Juana de Dios, por bula del papa Paulo II.

En 1470 se levantó el convento de monjas de Santa María de Jesús, hoy suprimido. Estaba unido á la parroquia de Santa María y palacio de los Golfines. Su construcción primitiva fué muy modesta y después se amplió con solares de varias casas que fueron adosándole. D. Alonso Golfín, padre del camarero D. Sancho Paredes y Golfín, construyó la capilla mayor.

En 1471 se levantaron otros dos conventos: el de San Pablo y Jesús, de monjas, y de San Francisco, á extramuros de la villa, situado al S. y entre las huertas de la ribera que corre á las faldas de la villa. Su fundación se debió á Pablo Ferrer, que vino á Cáceres con este objeto en 1471; pero la villa le denegó la petición reproducida por D. Diego García de Ulloa. El Ayuntamiento prestó su aprobación señalando el terreno en que habría de levantarse. Expidióse entonces bula por el papa Sixto IV, al obispo de Coria D. Íñigo de Manrique y á los veci. nos de la villa, fecha en Roma á 3 de Diciembre de 1472 y entonces se levantó un edificio de grandes pretensiones, con los escudos de los RR. CC. y de los nobles que contribuyeron á la obra, que es gótica y del mejor gusto. Sus capillas eran lujosas y cada una correspondía á un rico-home de la villa.

En 1524 se edificó el convento de Santo Domingo á instancias de D.a Catalina de Saavedra, edificio de una nave sola, con elegantes capillas. Su estilo es greco-romano, y después de la exclaustración se destinó para hospital civil.

El convento de monjas de la Concepción se edificó en 1524, también como beaterio; pero en 1616 D. Juan Durán y Figueroa lo elevó á monasterio.

La parroquial de Santiago situada al N. E. de la villa es de un trazado y arquitectura suntuosa. Hubo en ella una mezquita árabe que se reedificó y amplió como hoy se encuentra á expen sas de D. Francisco Carvajal, arcediano de Plasencia, por Rodri go Gil Cantero, vecino de Salamanca, Pedro Marquina, Juan de Mena, Lorenzo Martín y otros maestros, según las obligaciones que hicieron, por los años de 1554 al 1556; pero no fueron incluídas en esta reedificación dos capillas, porque sus poseedores se opusieron á esta innovación tenazmente, deseosos de conservar el antiguo templo árabe en su primitiva fábrica. Su capilla mayor está dividida por una excelente verja de hierro pintada con adornos dorados, en la cual se halla un crucifijo y varios medallones de bastante mérito, por ser de la misma ma

teria. Fué construída por el artista Francisco Núñez, maestro cerrajero, en el año de 1563, y traída desde Peñaranda por Pedro González Noble. Los retablos y pinturas de varios altares son excelentes, y, aunque obras anónimas, tienen sumo mérito algunas esculturas de la escuela de Berruguete. Al lado de la epístola se edificó en 1786 una capilla y precioso camarín, donde se colocó la efigie de Jesús Nazareno, de escultura sorprendente por la unción mística de su rostro y sus formas bien proporcionadas. Está representada de pie derecho, en una altura de 1'90 metros. Sus vestiduras, de terciopelo carmesí bordado de rico oro á gran realce, y su cruz, chapeada de concha, con los remates de oro, hacen resaltar más esta bella escultura.

En esta iglesia, cuando era capilla, bajo la misma advocación, se fundó el primer convento de la orden y caballería de Santiago, en 1171, en que fué conquistada segunda vez la villa por D. Fernando II de León, cuando la donó á la citada orden, siendo su Maestre D. Pedro Fernández de Fuente-Encalada, y sus caballeros se titularon Freyres de Cáceres 6 de la Espada, en cuyo convento se refundieron todos los bienes de la orden de Santiago de Portugal, por donación de los monarcas de aquel reino, que después pasaron al convento de León, Uclés y Sevilla. Por estos antecedentes históricos la parroquia de Santiago es la más interesante de todas las que existen en Cáceres y el templo que más recuerdos históricos guarda en el obispado.

En 1593 se edificó el convento de monjas de Santa Clara, de la orden de San Francisco. Fué su fundadora D.a Aldonza de Torres, hija de D. Hernando Álvarez Golfín y D.a Gregoria de Torres, y en un principio estuvo en una casa particular; pero después, en 1614, se levantó el edificio actual, poniéndose la primera piedra el 5 de Noviembre. Las religiosas fundadoras vinieron de Santa Clara de Toro, y el edificio es muy sólido y completo.

En 1622 se construyó el santuario de Nuestra Señora de la

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