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CAPÍTULO IV

Alcántara en la reconquista.-La Orden de los caballeros de Alcántara. Alcántara después de la reconquista.

Los Aldanas, Barrantes, y Roco de Campo-frío.— Hijos célebres de Alcántara

I

UANDO los bárbaros destruyeron las principales ciudades de la Lusitania, á la caída del poder de Roma, Alcántara sufrió la misma suerte que Mérida, Medellín, Caparra y Badajoz.

En principios del siglo vii era celebrada por los godos, que la denominaban Oliva (que en su lengua significa puente), y con este nombre apa

rece en las guerras que sostuvieron los alanos y suevos contra los romanos. Hermigio, Rechila, Richiario, Theodomiro, Teodomero, Amalarico, Gundemaro y Wamba la poseyeron; pero pocos recuerdos dejaron en Oliva estos dominadores, cuando nada tiene hoy de su paso sobre ella.

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Se sabe que Oliva era entonces, á causa de la decadencia que vino en los últimos tiempos de los godos, una insignificante alquería; pero aun respetando esta conjetura, acaso fun

dada en autorizado testimonio, es necesario reconocer que no se perpetuó mucho el eclipse que la población padeciera entonces, pues aunque no nos detengamos en el aserto de los que colocan á sus vecinos en el número de los que rindieron homenaje á Abderrahmán I en Mérida, el año 756 de Jesucristo, consta por los testimonios árabes, á quienes sigue el Sr. Conde, que cuando Abul-Aswad, escapado de su prisión, se sublevó en Lusitania, los alcaides de Badalyox y Cantarat Alseif (Badajoz y Alcántara) se encargaron de derrotarle y dispersar sus huestes, lo cual tenía lugar por el año 784. Así, pues, Oliva, convertida por los árabes en Cantarat Alseif (la ciudad del puente) desde el siglo VIII era población importante.

Zeth, el rey de Coria, la redujo á su obediencia en 860, y Alhá el-Gamí, el rey de Cáceres y Valencia de Alcántara, entró en ella triunfante en 1161.

Sus alcaides figuraron mucho durante las guerras de los reyes de Badajoz, Niebla, Béjar, Mértola, Selves y Santamaría de Algarve, decidiendo en más de una ocasión la victoria las tropas de Alcántara.

Es muy extraño que habiendo estado poblada esta ciudad de árabes muy principales, por más de seis siglos, no guarden de aquella época más que una curiosa lápida sobre la pizarra negra que estuvo colocada en la antigua puerta llamada de Fartin, saliendo por el torreón que la defendía, lápida que ya estaba incompleta en el siglo XVI, pero de lo que en ella se po día leer entonces decía así:

EN EL NOMBRE DE ALLAH, EL-
CLEMENTE, EL-MISERICORDIOSO:
ESTA OBRA MANDÓ HACER HACEN-A-
MED, EMIR IGUAL Á MUZA

Por esta inscripción se sabe que la puerta de Jartín, como los murallones viejos que miran á la parte del río, fué obra del gran Hacen Amed, llamado por antonomasia Emir igual á Muza.

La mejor época de Alcantarat, fué la segunda mitad del siglo VIII. Su Caid, que logró reunir un poderoso ejército de 15,000 ɔonbatientes, fué uno de los que auxiliaron al emir Abdel. Rahamán, para el exterminio de la turbulenta facción de los Fchrés, en el año de 784.

ΕΙ rey de León D. Fernando II la conquistó en 1166, según leemos en un acta de los archivos de la catedral de Astorga, en la que se dice textualmente: Facta carta in Astúrica, mense novembris, era 1204 eo anno, quo is Famosissimus rex (Ferdinandus rex Legionis), cepit, Alcantaram. Está firmado este documento: Ego Ferdinandus, Deigratia, rex Hispa

niarum.

Este monarca la entregó para su custodia á su mayordomo mayor, quien la perdió seis años más tarde, en 1172, volviendo á poder de los moros, que la convirtieron en un punto de resistencia, elevándolo á la categoría de waliato, que en 1191 logró tener suma importancia, pues en la historia figura este waliato, como cabeza de multitud de pueblos, y denominado el Kart-elFethab (fortaleza de la entrada ó de la abertura).

D. Alfonso IX de León y Galicia, acompañado de D. Diego López de Haro, y su hijo, D. Lope Díaz, á quienes había enviado en su auxilio, con otros 600 caballeros, D. Alfonso VIII de Castilla, la conquistó en 17 de Enero de 1214, después de dos largos sitios, particularmente el último, que duró once meses, con repetidos asaltos.

Este rey la entregó á los caballeros de la orden de Calatra. va, para que la guardasen y defendiesen, y estos pusieron en ella una guarnición numerosa.

En 1217, hallándose el mismo rey D. Alfonso en Toro, con sus hijas las infantas D.a Sancha y D.a Ducia, confirmó esta do

nación; y dos años después intervino el mismo rey entre don Nuño, maestre de la Orden de San Julián de Pereiro de Portugal, y el de Calatrava, conviniéndose que esta orden diese la villa de Alcántara á la de San Julián de Pereiro, quedando el maestre de esta y sus sucesores sujetos á la de Calatrava. Entonces tomó el nombre de Alcántara la de Pereiro, trasladándose su convento á esta villa y uniendo así su nombre á ella eter

namente.

II

Desde el siglo x apuntaban en Extremadura las guerras de los caballeros que dos centurias atrás habían comenzado en Asturias y Galicia con gran suerte para el pueblo cristiano.

Los de Alcántara y Santiago tuvieron mayor renombre que las otras tres órdenes, por la influencia que prestaron en el pueblo extremeño durante la reconquista del país.

La primera tomó el nombre de Alcántara para llevarlo unido eternamente al de esta histórica villa. Bien merece, por tanto, el que la historiemos aquí, aunque de una manera somera.

y

Reinando en Castilla y Toledo, D. Sancho el Deseado y en León Galicia su hermano D. Fernando, varios guerreros al mando de D. Suero Fernández buscaban un lugar donde hacer guerra á los infieles: aconsejados por un ermitaño llamado Amando, eligieron la orilla del río Cea, donde construyeron su primitiva casa denominada San Julián de Pereiro, situado en el reino de Portugal á 10 leguas de Ciudad Rodrigo, donde se fortificaron.

Creciendo su número les aconsejó el obispo de Salamanca D. Ordoño, se uniesen conforme á la regla de San Benito, al modo que lo prescribía el Cister. Adoptaron el consejo y el

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