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de Zúñiga, envió contra Monroy 600 caballos y 1,000 infantes. El clavero temió entonces por su suerte y vino á concierto con la duquesa, conviniendo en que el castillo quedase como depósito y se suspendiesen las guerras. Así, bajo este concierto, don Alonso quedó en Alcántara, y habiendo entrado con cuatro criados suyos en el castillo, se apoderó por traición de él, echando fuera á los que le guardaban. Juntó al instante á los caballeros y religiosos de su parcialidad en el convento que estaba en el mismo castillo, y en una especie de simulacro de tribunal, formado por sus parciales, dieron sentencia de privación del maes trazgo contra Solís, eligiendo en su lugar al clavero D. Alonso; pero como no fué canónica esta elección, se declaró nula y tuvo que esperar más tarde á que se le eligiera regularmente, para verse el XXXVII gran maestre de Alcántara.

En 1471 un escuadrón de sarracenos con muchos infantes recorrió los campos de esta villa con grandes perjuicios y muer tes de su gente principal.

Ocho años después llegó á la villa la reina D.a Isabel para avistarse con la duquesa D.a Beatriz, concertándose entre ambas la paz para Castilla y Portugal, bajo el pacto de que el monarca portugués no se titulase rey de Castilla, ni trajese en sus escudos las armas de este reino, y que el de Castilla hiciese lo propio con las de Portugal; que la princesa D.a Juana casase con el príncipe D. Juan, hijo de D. Fernando, luego que él tuviese edad para ello; que si el príncipe no se aviniese después en el casamiento, sus padres pagasen á D.a Juana 100,000 ducados; que ésta quedase en libertad de entrar en un monasterio; que D.a Isabel, hija de los reyes de Castilla, casase con D. Alfonso, nieto del rey de Portugal, y su heredero; que no se diese acogida en Portugal á los nobles de Castilla, por ser ocasión de revueltas y alteraciones; que la navegación, descubrimiento y conquista de las riberas de África, quedase para siempre por los reyes de Portugal; y por último, que para seguridad del cumplimiento de todas estas capitulaciones, las mismas D.a Jua.

na y D.a Isabel, hija del rey D. Fernando, y D. Alfonso, nieto del rey de Portugal, fuesen puestos como en rehenes en poder de la duquesa D.a Beatriz, en el castillo de Mora, dando además al rey de Portugal, en prenda, cuatro castillos á la raya de Castilla. No hay para qué decir que apenas si se vieron cumplidos la mitad de estos contratos, pactos de familia esencialmente, y extraños, por tanto, á la suerte del pueblo español. Unos 224 años más tarde, en 1703, en Alcántara recibió rey de Portugal una embajada de Luís XIV, rey de Francia, para manifestarle los deseos que le animaban de conservar con él la paz y buena armonía.

el

En 5 de Mayo del mismo año entró en la villa D. Felipe V, encontrando en ella al duque de Berwick, que mandaba las tropas francesas, y proclamó la guerra contra Portugal, empezándose las operaciones, por otra parte, con gran actividad.

El marqués de las Minas se apoderó del castillo de Alcántara en 1706, haciendo 5,000 prisioneros, sin que el duque de Berwick pudiese prestar algún socorro, á pesar de hallarse cerca del ejército español, pues era muy superior el número de sus enemigos.

En esta guerra Alcántara sufrió muchas visicitudes, ora cayendo en poder de las tropas portuguesas, ora siendo rescatada por las españolas (1).

No sufrió menos en la guerra de la Independencia. En 1809,

(1) Noticias de estos sucesos se dan en los libros siguientes:

1.°

Primeira relação da marcha é progressos donosso exercito até ó campo da praça de Alcántara, gobernado pelo marquez das Minas, dos conselhos de Estado e Guerra; e da diversão intentada pelo inemigo na praça d'Elvas (Lisboa, 1706.)

2.o Segunda relação verdadeira da marcha é operaçoes do exercito da provincia de Alentejo, gobernado pelo marquez das Minas, Don Antonio Luiz de Sousa, gobernador das armas da dita provincia; rendimento da praça de Alcántara, é diversão intentada pelo inemigo na praça d'Elvas (Lisboa, 1706).

3.o Terceira relação dos gloriosos sucessos das armas portuquezas, despois da expugnação é rendimento da praça de Alcántara, até por á obediencia d'el Rey Católico Don Carlos III á corte de Madrid (Lisboa, 1706.)

4.° Papeis é cançóez da guerra contra Hespahia, é á praça de Alcántara en 1706 é mas anos (Lisboa, ¿1706?).

en principios de Abril, el general Lapiche hizo una marcha rá pida contra la villa, y aunque los vecinos se opusieron á su en trada, apostándose en el puente, vencidos éstos, penetraron los franceses en la población, destruyéndolo todo, incendiando casas y saqueando al vecindario, sin respetar ni aun los sepulcros de los templos. Pero la evacuaron pronto por temor á D. Juan de

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España y al coronel Grant, que entraron en ella al día siguiente, hallando las calles obstruídas por cadáveres.

Aparte de estos recuerdos históricos, dentro de los muros de la villa de Alcántara no encontrará el investigador que admirar más que las dos parroquiales y el convento de los caballeros, porque los palacios de los marqueses de Torre-Horgaz, conde de Camilleros y vizconde de la Torre, no pasan de ser modestas casas solariegas, que, como la casa de las Ánimas, son edificios sin ningún valor.

No así el templo arciprestal de Santa María de Almoçobar, cuyo origen se pierde en los principios del siglo Ix. Fué mezquita árabe, llamada por los musulmanes de Al-Moçobar, que en su idioma quiere decir lugar alto, lo que nos hace creer que hubo más de esta mezquita en Alcántara.

En 1262, el VII gran maestre de la orden alcantarina, don Garci Fernández de Andia, deseoso de fundar un templo cristiano, sobre la antigua mezquita reedificó la iglesia que tomó el nombre de parroquia-mayor, bajo la advocación de Nuestra Señora de Almoçobar, para conservar así el origen de este templo.

Está muy bien conservado, á pesar de las vicisitudes por que ha pasado la población desde mediados del siglo XIII. Su estilo es gótico, de bastante solidez, todo de piedra cantería bien trabajada. Consta de una nave de 29 metros de longitud, por 17 de latitud y 24 de elevación hasta la bóveda. La torre está al O. del edificio: es un cuadro de 5 metros y 8 de altura sobre la bóveda de la iglesia. En ella está el reloj desde el siglo XVII.

En su interior no ofrece cosa de particular fuera de la sillería de su coro alto. Es toda ella de nogal, muy bien trabajada, y pertenece á los comienzos del siglo XVI.

Entre los sepulcros que esta iglesia conserva, se encuentran los de los grandes maestres siguientes:

Frey D. Garci-Fernández de Ambia.

Frey D. Fernán Pérez.

Frey D. Fernán Pérez Gallego.

Frey D. Gonzalo Pérez Gallego.

Frey D. Suer Pérez.

Frey D. Pedro Alonso Pantoja.

Frey D. Diego Gómez.

Frey D. Martiáñez de la Barbuda, y

Frey D. Alonso de Monroy.

Los ornamentos de esta arciprestal no pueden ser más pobres. No posee una sola alhaja de plata. Su cabildo está for

mado por los sacerdotes residentes, y es presidido por su párroco que se titula arcipreste, que en lo antiguo había de ser freire y su nombramiento del gran maestre, á propuesta del prior, canónigo de Coria.

La otra parroquia, llamada la antigua, por ser anterior á la de Almoçobar, está al O. de la villa, y contigua á sus murallas. Se ignora el tiempo de su fundación. Créese que fué en el año 1214, cuando ganó á los moros la villa D. Alfonso VIII. Pero de este edificio no ha quedado nada, y tal como ahora se encuentra puede decirse que es continuación del convento de monjas de Sancti Spiritus, las cuales tenían á la pared izquierda de su entrada la reja del coro.

Está dedicada esta parroquia á San Pedro de Alcántara y no tiene en su interior cosa de particular, pues es pobre en su ser vicio y en su ornamentación y decorado.

Pertenecen á esta parroquia todos los que hayan venido á la población por el puente, y son feligreses de la de Almoço. bar cuantos hubiesen entrado por otra parte cualquiera; extraña constitución parroquial que nadie ha podido explicar satisfactoriamente hasta hoy.

El párroco, aunque sujeto al prior, no era de la orden, aunque en lo antiguo había de ser propuesto por el tribunal, previo concurso, y ocupaba el segundo lugar en el cabildo.

La dedicación de este templo á San Pedro de Alcántara, fué después de su edificación, con mucho, pues hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XVII no fué canonizado este místico alcantarino y el edificio actual es de los principios del siglo XVI.

No sabemos cómo se llamó este templo antes del nombre que hoy lleva, ni por consiguiente bajo qué advocación tuvo su culto.

El histórico y monumental convento de San Benito de Alcántara, alojamiento de los caballeros y freires de la orden, es, en cierto modo, más notable con mucho que las parroquiales descritas.

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