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Estos moriscos se ocupaban en la horticultura, viviendo por lo general apartados de los cristianos viejos. Algunos eran mercaderes; otros tenían tienda de comestibles en los mejores puestos de las ciudades y villas; los más se dedicaban á oficios mecánicos como caldereros, herreros, alpargateros, estereros, jaboneros y arrieros. Convenían todos en el retraimiento del trato con los cristianos, en vivir de sus manos, en pagar todas las belas é impuestos con exactitud, y en ser templados en el comer y en el vestir. Expulsados luego por Felipe III en cédula real, dada en San Lorenzo en 11 de Setiembre de 1609, refrendada por Andrés de Rada, la parroquia de San Juan de Plasencia quedó casi sin feligreses con la expulsión de los moriscos: las portadas de las antiguas casas son los únicos recuerdos que nos quedan de este despoblado barrio de honrados trabajadores que conservaron en España la afición al trabajo, y nos die ron siempre muestra de cuánto podía ser este país poblado todo él de buenos labradores. ¡Jamás la historia perdonará este acto impolítico del III Felipe, que nos trajo la miseria y la despoblación de España!

Las cañadas, abrevaderos, rescalvados y cotos que contaba la comarca placentina hasta muy entrado el siglo XVII, eran en número y calidad bastante á satisfacer las necesidades del pue blo pechero y aun de los hombres de la clase media que no siendo labradores ni ganaderos, necesitaban de las hierbas y pastos de montes para las cabezas de ganado que sostenían para su recreo ó alimentación. Detentadas en su mayoría estas propiedades comunales, no queda de ellas sino su recuerdo en

el libro Becerro del Concejo, aunque todos los vecinos saben al dedillo los linderos de los cinco cotos de la ciudad (1), como conocen las cañadas, abrevaderos y rescalvados que en tiempos antiguos tuvo el Concejo para uso común.

El palacio del Concejo, las plazas, fuentes públicas y paseos, mejoraron el aspecto de Plasencia en estas dos últimas centurias.

En el siglo XVII se levantó el palacio de los condes de Hornachuelos, título con que el rey D. Felipe IV distinguió á los Paniaguas, que después, en 1681, Carlos II les dió el marquesado de Santa Cruz de Paniagua.

Este palacio es notable por su fachada severa, y sobre todo el balcón de la esquina que da frente á la catedral.

(1) He aquí la noticia exacta de estos Cotos:

N.o 1.-COTO DE SAN ANTÓN: Este coto lindaba con todas las viñas de los Barriales hasta dar al molino de la pared bien hecha (que ya existia con este nombre) y de alli con el coto que dicen de Navalonguilla, todo el arroyo que va por el molinillo de Francisco Cordero (se ven hoy las ruinas de este molino) á dar derecho á Nuestra Señora Santa Maria del Puerto, y por la parte de arriba con toda la raya de la dehesa boyal de Valcorchero, á dar al Palomar de Maese Cristóbal, y de alli al osario de los judíos que es en el Berrocal, según está amojonado.

N.° II.-COTO DE FUENTE DE LA ZARZI: Este coto comenzaba desde San Lázaro todo el río abajo á dar á la raya de la dehesa del Berrocal, y de allí á dar al Carrascal de la Franca, y de allí á los mojones de la dehesa de la casa de campo, á dar á los mojones de entre la dehesa de la Pardala á los dichos cotos, y de allí vuelve por los aceitunos que eran de Ahumada, y todo el camino á raíz de las viñas, que es el camino que va á Palacios hasta volver á San Lázaro.

N.° III.-COTO DE CALZONCILLOS: Comienza desde los Tejares y va lindando con todas las viñas que dicen de Calzoncillos arriba, hasta deslindar con la dehesa del Hoyo y toda la cumbre derecha á dar al camino de Malpartida, y vuelve todo el camino de Malpartida abajo, deslindando con la dehesa de Hosada, à dar al Egido y á los Tejares de donde comenzó.

N.° IV. - COTO DE LA TINAQUERA: Deslindaba por la parte de arriba con la dehesa de Cuadrilleros, y con el baldío que decían de la Herruza, y con las viñas que decían de Valsoriano y de la Tinaquera, y con el camino de Jaraiz por una parte.

N.o V.-COTO DE MATASANOS: Lindaba por una parte con la dehesa de Hosada y con la dehesa de San Esteban y con el Haza del Pozo y por un lado con la dehesa del Tizuelo, hoy Terzuelo.

Estos dos cotos de Matasanos y la Tinaquera quedaron después Baldíos, para que en cualquier tiempo pudieran aprovecharse por los vecinos de la ciudad. Las Viñas, las Huertas y la Isla, merecieron también preferente atención por estas ordenanzas, que sentimos no poder dar á conocer en toda su extensión.

Se conoce este edificio con el nombre de la Casa del Deán, por haberla habitado muchos años un canónigo de la familia de los Paniaguas, que tenía dicha dignidad en la catedral placentina.

La Cárcel es del siglo XVIII,

como el Pósito y el palacio episcopal, que se reedificó á expensas del LVII prelado de la diócesis, D. Fray Francisco Laso de la Vega y Córdova, que regía la sede en 1737, por muerte del obispo Fr. Juan de Montalván.

El antiguo palacio era del siglo xv, desmantelado en su

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interior y de as

PLASENCIA.- LA CASA DEL DEÁN

pecto pobre en

su exterior. La portada, no obs

tante, era notable. El obispo Lasso lo reedificó, tal como hoy se ve, presentando una agradable obra en su balcón boleado que forma ángulo entre S. y O. Mide su fachada principal unos 120 metros; es todo él de piedra labrada, con excelente piso de cantería y vistas deliciosas.

Los cuatro hospitales que contaba Plasencia en el siglo XVI

eran notables. El de Santa María, situado en la calle de Trujillo, que lleva el título de Doña Engracia de Monroy, fué fun. dado por D. Nuño Pérez Monroy, abad de Santander, arcediano que fué de Trujillo y de Campos, bajo el patronato del obispo y cabildo de la ciudad. El edificio lo restauró el obispo Lasso en la primera mitad del siglo anterior. En sus cuatro espaciosas salas caben 200 camas.

El de la Merced, que le llaman de las Llagas, lo hicieron el licenciado Pedro Cepeda y su mujer Teresa Rodríguez y Yangas, con destino solamente á heridos y enfermos

dentes casuales.

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El de la Cruz, obra costeada por D.a Beatriz de Trejo y Almaraz, no existe, y en las afueras de la ciudad había una casa para recogimiento de transeuntes y forasteros.

El colegio de San Fabián, fundado en 1580 por el arcediano D. Fabián de Monroy, y el seminario de la Concepción, que se creó en 1670, son instituciones de enseñanza que no gozan del nombre que otras de su índole tienen en varias diócesis de España.

El obispado de Plasencia comprende 14 pueblos de la provincia de Badajoz, 112 de la de Cáceres, 11 de la de Ávila, y 23 de la de Salamanca: total 160, con 160 parroquias, 16 filia. les y anejas, 14 conventos y 126 ermitas, capillas y oratorios, regido todo ello por 154 párrocos, 30 tenientes, 32 beneficiados, 84 asignados y 346 dependientes.

Es cabeza de Audiencia de lo Criminal y uno de los 14 partidos judiciales de la provincia que comprende los pueblos siguientes: Aldehuela, Arroyomolinos de la Vera, Barrado, Cabezavellosa, Cabezuela, Cabrero, Carcaboso, Casas del Castañar, Galisteo, Gargüera, Malpartida de Plasencia, Mirabel, Montehermoso, Navaconcejo, Oliva, Piornal, Plasencia, Serradilla, Tejera, Torno, Valdastillas, Valdeobispo, y Villar de Plasencia, con una población de 30,890 habitantes.

Patria ha sido Plasencia de ilustres hombres. Aparte de los

ya citados en este capítulo, contó con el famoso cardenal don Bernardino de Carvajal, de la ilustre familia de los de este ape. llido y la de los Sandes, como hijo que fué del noble caballero el señor de la villa de Torrejón, D. Francisco López de Carvajal y de D.a Aldonza de Sande, su mujer. Este ilustre eclesiástico se educó en Salamanca, y fué embajador en Roma por los RR.CC. Era sobrino del no menos renombrado y también cardenal D. Juan de Carvajal, también placentino. Murió D. Bernardino de edad de 68 años, en 13 de Diciembre de 1523, habiendo presidido el Sacro Colegio de Cardenales, como decano en la elección de pontífice de Adriano VI y en la de Clemente VII. En la elección de este último tuvo muchos votos para el Pontificado. Falleció en Roma y está enterrado en la iglesia de Santa Cruz de Jerusalén, de donde tuvo el título de cardenal.

Placentinos también fueron el arquitecto Pedro Deleria, el cardenal Tejó, los obispos D. Pedro de Carvajal, D. Gutierre de Vargas y D. Cristóbal Lobera; los capitanes Luís de León, Pedro Hernández de Paniagua, Villalba, D. Luís de Ávila y Zúñiga, y los Almaraces y Monroyes; los juristas Alfonso de Acevedo y Juan Gutiérrez; los cronistas D. Lorenzo Galindez de Carvajal, y Fr. Alonso Fernández; y los teólogos, escritores y poetas Martín Redondo, Gabriel de Trejo, Fernando Calvo, Alfonso de Torres, Álvaro de Hinojosa, Bernardo López, Gregorio Bolívar, Gutierre de Trejo, Juan Gutiérrez, Pedro Fernández Ovalde, el Dr. Bedoya, los PP. Fr. Antonio de Santa María, y Fr. Martín de San José, y D. Alejandro Matías Gil, último historiador de Plasencia, todos son nacidos en esta ciudad memorable, de gloriosas tradiciones y gran renombre en los fastos de la pasada Extremadura.

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