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de agua bendita, á la izquierda de la entrada principal, y tiene la siguiente inscripción:

AQUÍ YACE EL CUERPO

DEL LICENCIADO GREGORIO LOPEZ,

NATURAL DE ESTE PUEBLO :
RUEGUEN Á DIOS POR ÉL..

Fué el notable jurisconsulto extremeño alcalde mayor de la Puebla de Guadalupe. Por sus conocimientos en las letras, por su alto criterio en materia legal le nombró el rey de su Consejo de Estado, en cuya ocasión comentaba las Siete Partidas. Bien joven todavía casó con D.a María Pizarro, señora muy principal, hermana de los célebres Pizarros, conquistadores del Perú, y de este matrimonio nacieron tres hijos: D. Diego, D.a María y D.a Luísa.

López de Tovar, como Acebo, Herrera, Gutiérrez, Hinojosa y Cerrato y Calatrava, todos notabilísimos en la magistratura y salidos de Extremadura, son una honra para su patria, que siempre los recordará entre sus hijos más ilustres.

La mejor obra de López de Tovar es la ya citada con el título: Las Siete Partidas del sabio Rey D. Alfonso el X, nuevamente glosadas por el... Diferentes ediciones, hasta el número de 113, podíamos contar de esta obra, pues solamente de Salamanca conocemos las hechas en 1550, 1555, 1565, 1576, 1580 y otras, todas en tres tomos en folio.

Esta obra de López fué un suceso entre los hombres del foro español, y sobre la parte que él tomara en su redacción hubo no pocos litigios entre él y un hijo del doctor D. Lorenzo Galíndez de Carvajal, que disputaba la paternidad de la misma á favor de su difunto padre.

D. Rafael de Floranes, en la Vida y obras del doctor don Lorenzo Galindez de Carvajal (Colección de documentos inédi tos para la Historia de España, t. XX, páginas 329 á 345),

dedica á este asunto una larga y erudita investigación, que re comendamos al lector.

D. Gregorio dejó á su muerte entre otros un hijo, jurista como él, y escritor, llamado D. Diego López y Pizarro. Publicó cuatro obras sobre derecho y se trasladó á Roma, en 1574, abrazando el sacerdocio, muriendo en 1594 con fama de sabio.

CAPÍTULO X

Yuste á vista de pájaro.- La subida al monasterio.
Unas ruinas históricas.-El palacio del emperador Carlos V.
La muerte del emperador.-Conclusión

I

ARA visitar el Monasterio de Yuste, viniendo de Madrid, ha de tomarse el camino de Jarandilla, y desde la villa de Cuacos partir á Yuste, que dista unos dos kilómetros; y si la visita se ha de hacer viniendo por Cáceres, Trujillo ó Coria, se ha de venir forzosamente á Plasencia, para seguir en dirección á Jarandilla.

De Cuacos ó de Jarandilla se hace la última jornada para Yuste, ya sea caballero sobre fogoso caballo ó sobre sufrido burro, que no se puede dejar desde la estaciones férreas de Navalmoral de la Mata, ó de Plasencia.

Jarandilla se ve asentada en una ancha hondonada que la rodean las altas sierras de Béjar y de Gredos. Entre esta

villa y la de Cuacos está el Monasterio de Yuste. Cuacos aparece en las faldas de la sierra de Tormantos y cerro del Salvador.

Ambos pueblos son de origen relativamente moderno. Apenas se sale de Cuacos se ve Yuste á vista de pájaro, solitario y silencioso, rodeado de robles y de olmos, cual si fuese un oasis en medio de sierras escuetas y pedregosas, por donde sólo cru. zan los pastores y algunas aves que habitan en los verjeles de la granja de Valmorisco.

Cuacos es un pueblecito que de antiguo miró con malos ojos el engrandecimiento del Monasterio de Yuste. Desde el siglo xv sus monjes esquilmaban á pretexto de los derechos del diezmo, los pocos frutos que sus vecinos recogían del producto de los campos.

Más tarde, y con ocasión de escoger para su retiro aquel monasterio Carlos V, las tropas que de continuo acompañaban á los personajes que iban á visitar al ex-emperador, cometían mil atropellos pidiendo raciones y alojamientos y dando malos tratos al sufrido vecindario que, entre otros muchos derechos, tenía indudablemente el de poder vivir en paz sin que le moles. tasen malos huéspedes, como por lo común lo son frailes y soldados.

En 1557 reclamaron al ex emperador contra las demasías de los frailes y palaciegos; pero aquél no atendió estas quejas, y los aldeanos, que como todos los de Extremadura no han capitulado con despotismo de reyes ni emperadores, apenas asomaba por el pueblo una partida de gente armada, la recibían á pedradas, y ya en este camino se apoderaron de las 12 vacas suizas que tenía el ex emperador para sustentarse de su leche, por meterse á pastar en el término municipal, y hasta secuestraban las cargas de truchas y de caza menor que de regalo á Carlos V le enviaban los nobles y comunidades de los contornos, sin que el que había vencido á todos los ejércitos de Europa y África, pudiese declarar la guerra á los vecinos de Cuacos, sin

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