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duda porque desde que se alojó en Yuste hizo el propósito de vivir en paz hasta consigo mismo (1).

II

Subiendo por el camino que conduce desde Cuacos al Monasterio, nos aparece una enorme cruz de piedra, denominada del Humilladero, y una alta cerca de ennegrecidas piedras, donde comienza la jurisdicción comunal del Monasterio. Por aquel estrecho sendero subía Carlos V el día 3 de Febrero de 1557 para encerrarse en el pequeño palacio que había mandado levantar, pegado al propio convento.

Jamás monarca alguno desplegó más actividad en los cuarenta viajes que hizo de Alemania á España, á Flandes, á Italia, á Francia y África, que Carlos V.

Después de la campaña contra los protestantes y contra Enrique II de Francia, aunque no muy viejo, bastante enfermo, y abatido por el triunfo que aquellos consiguieron, tuvo la abnegación de escoger para retiro de sus últimos días este Monas. terio, donde vivió, no exclusivamente dedicado á ejercicios de

(1) El arriero que nos condujo á Cuacos nos hizo la siguiente definición del origen de este nombre, que antes se escribió así: Quaquos. «Cuéntase en esta tierra que, encontrándose un cuervo muy viejo y con pocas plumas para volar y buscarse la comida, se fué á un nido de urracas y se ocultó entre los polluelos y, sacando la cabeza por entre ellos abriendo la boca, recibía el alimento que los padres traían á sus hijos. Éstos fueron creciendo, y haciéndose volanderos, abandonaron el nido dejando en él al cuervo, que en vez de criar plumas en el transcurso del tiempo, se iba quedando más desnudo. La estación avanzaba y las urracas ya no encontraban higos para alimentar á su cuervo, y lamentándose ante él de la escasez de esta fruta, las dijo: «¿no habéis ido á Cuacos?» las cuales, cayendo de su engaño, dijeron: «pues si sabes á Cuacos, vé tú á buscarlos.>>

devoción, sino compartiendo éstos con tareas políticas, pues mantenía frecuente correspondencia con su hijo para darle consejo en todos los graves asuntos de gobierno. Renunció en su

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hijo Felipe II los Países Bajos, el Franco Condado, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Milán, el Rosellón y toda la Península, á ex cepción de Portugal. En Africa le dejó á Túnez, Orán, Islas Canarias, Fernando Póo y Santa Elena, y en América, Perú y

Chile, Méjico y las Antillas. Dos años después legó á D. Fernando, su hermano, la corona imperial con todos los estados de la casa de Austria en Alemania, para morir, en fin, el día 21 de Septiembre de 1558, á consecuencia de una insolación, y bajar por este camino, que subió dos años antes, en estrecha caja que había de ser depositada más tarde en el Monasterio del Esco. rial.

No vino á morir aquí este déspota coronado por ofuscación repentina á que pudo ensimismarle algunas contrariedades de sus últimas campañas. Estando en la villa de Monzón por los años de 1542, manifestó sus propósitos al entonces duque de Gandía, D. Francisco de Borja, y que desde mucho antes venía halagando con la emperatriz, su esposa, de retirarse á pasar sus últimos días en un lugar apartado y asilo de religiosos, ordenando al príncipe D. Felipe, su hijo, que antes que saliese de España á casarse en Inglaterra con María Tudor, fuese al monasterio de San Jerónimo de Yuste, á ver el sitio á donde se habían de labrar y hacer los aposentos y cuarto en que pensaba habitar los postrimeros años de su vida (1). Más de doce años hacía que, habiendo tomado esta determinación, había enviado á reconocer la casa, sitio y cielo, disposición de lugar del Monasterio, hom bres doctos y prudentes que en él había, y cuantas circunstancias deseaba reuniese para el fin (2); y siendo todo ajustado al gusto del emperador, escribió al prior y monjes, diciéndoles: «Deseo > retirarme entre vosotros á acabar la vida: y por esso querría que me labracedes unos aposentos en San Gerónimo de Yuste; ⚫y por lo que fuere menester acudireys al secretario Juan Vaz. quez de Molina, que él procurará dineros: para lo qual os em. bio el modelo de la obra... (3). En efecto, habiendo mandado

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(1) Ms. de un fraile, citado por Gachard, Retrait et mort de Charles Quint au mon. de Yusle, tom. II, pág. 3.

(2) Historia de la orden de San Jerónimo, part. III, lib. I, pág. 187.

(3) SIGÜENZA, Historia de la orden de San Jerónimo, part. III, lib. I, pág. 187.

á García de Castro, á cuyo cargo estaba la cobranza de los derechos de once y seis al millar, que facilitase tres mil ducados al prior y general de la orden jerónima (1), y apenas salió de

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Yuste el príncipe D. Felipe, después de practicar la visita que le había sido ordenada por su padre, el viernes 25 de Mayo

(1) Archivo de Simancas, Constad, 1. époc., leg. 275.

de 1554, comenzaron á traer y aparejarse los materiales para la obra del cuarto del emperador, según los planos que éste había remitido, y que parece eran semejantes al de la casa en que nació en Gante. Púsose al frente de las obras el P. Fr. Antonio de Villacastin, profeso de la Fuensisla de Toledo, y duraron dos años y nueve meses, habiendo acudido á todos los gastos el secretario Juan Vázquez de Molina (1).

Luego que, de vuelta de Flandes, después de haber hecho renuncia de aquellos Estados y de los de Brabante en el rey D. Felipe, su hijo, despidió á las reinas de Francia y Hungría y al resto de su acompañamiento y corte, tomó el camino para Yuste, y no permitió que le acompañasen más que los criados había señalado, que eran dos médicos y dos cirujanos, y el P. Fr. Juan de Regla, confesor, á quien viendo el César corto y poco fiado de su suficiencia, le dijo: Fr. Juan, no temáis la conciencia de un emperador que hace un año entero que tratan de descargar cinco juristas y teólogos (2).»

que

El día de San Blas año de 1557 salió el emperador de Jarandilla para su último retiro, á donde llegó á las cinco de la tarde, siendo allí recibido con procesión de todo el convento y con grande alegría, cantando el Te Deum laudamus en canto de órgano. Desde Jarandilla fué conducido á Yuste en una litera, de la que se apeó á las puertas de la iglesia, y puesto allí en una silla lo llevaron hasta las gradas del altar dos gentileshombres, yendo á un lado el conde de Oropesa, D. Fernando Álvarez de Toledo, y D. Luís de Quijada, su mayordomo (3).

(1) Ms. inserto por Gachard, pág. 475.

(2) Mss. citados por Gachard, págs. 17 y 18.

(3) Un poeta nacido en Jarandilla en 1604, D. Gabriel Azedo de la Berrueza, en su libro Amenidades, florestas y recreos, etc., de la Vera (Madrid, 1667), publica este precioso romance titulado: Relación de la retirada que Carlos V, Emperador, hizo á Yuste:

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