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silios de pedernal. Estos eran restos, indudablemente, de los tiempos primitivos. Y que la comarca Lusitana tiene toda ella estos vestigios no puede dudarse.

Á orillas del arroyo Guadancil, en el término de Garrovillas, se encuentran habitaciones formadas con grandes pizarras clavadas en el suelo y sustentando otras horizontales, que forman el techo, en cuyo recinto abundan las hachas, cuchillos, flechas y dijes de piedra pulimentada.

Cerca de Valencia de Alcántara, en la dehesa Mayorga y á orillas del Salor, hay otras construcciones semejantes de piedra granito, en las que también se encuentran los mismos instrumen tos que en el punto antes citado.

Junto á Plasencia, en la dehesa Valcochero, al sitio de la Era de la Guijosa, se encuentran los mismos vestigios en un recinto bastante extenso que se conoce estuvo defendido por una muralla en los puntos que de él era accesible; pues lo demás del recinto lo tenía natural. Pero estas construcciones están excavadas debajo de grandes peñascos que las servían de cubierta, y hoy hay muchas rellenas de tierra. En el centro está la mayor, que llaman cueva de Boquique, apodo de un facineroso que se refugiaba en ella: caben diez ó doce caballos y cuarenta ó cin cuenta hombres. Uno de los peñascos que la sirve de cubierta tiene más de veinte metros de largo. Hoy tiene una boca gran. de, que debió en sus primitivos tiempos estar cerrada, y no tener otras entradas que aquellas más pequeñas en que se conoce han rozado la roca para abrirlas. En estas cuevas están mezclados los instrumentos de piedra con las hachas de bronce y con fragmentos de cerámica muy tosca, en que no intervino el torno alfarero. Cerca también de Plasencia se hallan los muros de una población de esta época, en los riscos que llaman de Villavieja, denominados también de Plasencia la antigua.

de

En el castillo de los Lucillos, asentado sobre la margen recha del turbulento Tajo, no lejos de Alcántara, aparecieron, tiempo hace, subterráneos donde existían objetos antiquísimos,

como fué un sepulcro con la pátera y cuchillo de los sacrificios, grabado en relieve sobre una tosca piedra; otro con un ala de buitre; otro con un toro, y muchas monedas que nadie, hasta hoy, han podido descifrar (1). Y junto á Contributa (FuenteCantos) aparecieron en 1842, en el cerro denominado Castillejos, multitud de cimientos perfectamente alineados, formando plazas, calles y grupos de edificios. De entre estos cimientos sacaron monedas celtiberas, medallas y barras de plomo, objetos de arte toscamente labrados, y otros restos curiosos (2), que se asimilan á los que aparecen en Grecia y en otros pueblos perte. necientes á la primera civilización, y que clasifican Mr. Le Play y sir John Lubbok con el nombre de neolithica, una de las cuatro en que se dividen los tiempos prehistóricos, posteriores á los preciosos descubrimientos geológicos de la California, en 1877, á los de la masía de Garrot (Tarragona), en 1884, y á los de la mina Bully-Grenay, del departamento de Calais (Francia), en 1883 (3).

Pero si examinamos el sub suelo, sobre el cual se encontraron los restos de la población primitiva en la hoy Extremadura, nos encontraremos que esta región tiene grandes riquezas

(1) Tampoco debemos omitir que siglo y medio há fueron encontrados unos troqueles con el busto grosero de un hombre, y con signos y caracteres desconocidos, lo cual nos hace sospechar que aquel pueblo (Lucillos) acuñaba antes de la invasión romana á la manera que otros de la España independiente. Entre las monedas de los Lucillos, que la casualidad nos ha proporcionado, tenemos una muy bien conservada, cuyos signos guardan analogía con los celtiberos, pero no son los mismos, y menos la tienen con los turdetanos y fenicios. (Antigüedades de Extremadura, por José Viu, tomo I, pág. 133.—Madrid, Imp. de P. Moreno, 1852).

(2) Esta obra prodigiosa existía indudablemente antes de los romanos, y guardaba analogía con algunas de las llamadas pelasgicas que aún se conservan en Grecia anteriores á la época helénica, propiamente dicha, por ejemplo, cn Micenas, en Tirinto, en Gardiki, etc. Tal vez de la que hablamos viniera á ser con el tiempo la verdadera Contributa-Julia, así titulada por haber contribuído á sostener la guerra pompeyana á favor de César. (Antigüedades de Extremadura, tomo I, pág. 216.)

(3) Los de la California consisten en un bosque petrificado; los de Garrot en un sér antidiluviano, de unos tres metros de largo por uno y medio de ancho, y los de Bully-Grenay en diez y seis cuerpos humanos petrificados y perfectamente

enteros.

geológicas y prehistóricas por estudiar, y en tal concepto desconocidas.

En 1864 se practicaron, bajo nuestra dirección, ciertas excavaciones en las huertas de Talavera, donde indudablemente ha vivido en la antigüedad una masa de población huertana (1), y á las primeras brazadas de tierra encontramos unos clavos de bronce de la época del Renacimiento; más abajo varios cacharros de carácter árabe, y en las últimas tierras excavadas, ya en el suelo primitivo que debió haber allí en la época de César Augusto, monedas (2) y vasijas de arcilla y dos restos de ataúdes, de arcilla también, formados por unos tejones ó ladrillos rojos, de formas y dimensiones inusitadas en época posterior á la de los emperadores del mundo romano; de manera que esta excavación ha ofrecido como una especie de comprobante geológicohistórico de la agitada vida por que atravesó en la antigüedad la villa de Talavera la Real.

Pero, si todos estos restos y monedas tienen gran valor para el historiador y el numismático, más le tienen para los geólogos los restros antropológicos y los fósiles que nosotros mismos descubrimos, sobre las excavaciones á que venimos refiriéndonos más arriba.

Los que se dedican á los estudios prehistóricos y á la ciencia antropológica, pueden conocer una buena colección de ejempla

(1) Hortelano es el que cuida y cultiva una huerta ó huerto, y huertano, palabra que por cierto no está en el Diccionario de la Academia, significa habitante de la huerta, en contraposición al habitante de la ciudad.

(2) Siete años después cedimos estas monedas al Museo Arqueológico de Badajoz. He aquí el oficio en que se nos acusa el recibo de estas monedas:

«Esta Comisión de Monumentos ha recibido con sumo aprecio los objetos expre»sados al margen, de los que se ha servido hacer donación al Museo Arqueológico >>provincial, y ha acordado se dén á V. S. las gracias por su generoso desprendi>>miento,

>>Cumpliendo con el referido acuerdo, tengo el honor de participarlo á V. S. >>para su conocimiento y satisfacción. Dios guarde á V. S. muchos años. Badajoz >>24 de Junio de 1871.-Fernando Bernáldez.- Sr. D. Nicolás Díaz y Pérez.» (En el >>margen.) «Un pequeño bronce de Emérita Augusta.»--«Otro idem imperial de De>>ciano.»>«Otro idem de Claudio II (el Gótico).»-«Un gran bronce de M. A. Filipo.»>

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