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sas enramadas...»; Prudencio le llama salutífero y encantador>; Ovidio y otros le dan el dictado de aurifero, y Mela dice que llevan sus arenas oro y perlas, aludiendo al oro que en la antigüedad, y hasta mediados del siglo XVI, arrastraron sus aguas (1). Estrabón describió este río, atribuyendo á su boca veinte estadios y una profundidad capaz para sostener navíos cargados con 10,000 talentos; y nuestro Fr. Luís de León en su famosa Profecía del Tajo, le hace hablar diciendo:

Folgaba el rey Rodrigo

con la fermosa Cava en la ribera

del Tajo, sin testigo,

el río sacó fuera

el pecho, y le habló de esta manera: »

Tito Livio y Alpino Alejandrino le citan con elogio. E! pretor P. Junio Bruto, apellidado el Caico, penetró en España por sus aguas hasta Morón, el año 189 antes de Cristo, y desde 186 servían sus orillas de barrera contra las huestes mandadas

por los pretores Q. Crispino y C. Calpurnio, dándose entonces aquella famosa batalla donde murieron 30,000 celtiberos. También tuvo su campamento en sus márgenes el pretor F. Flavio, que libró una batalla junto á Elbura, matando á 25,000 es

(1) Notas sobre las minas y depósitos auriferos de las Extremaduras españolas y portuguesas, por Mr. H. W. Bristow. (Londres, tomo I del The Mining and Smelting Magazine).

Análisis de la mina de oro de la Encomienda de la Claviera en Extremadura, por D. Domingo García Fernández. (Véase la Historia general y particular de las minas de Extremadura, por D. Vicente Maestre).

Informe sobre la mina de la Claviera, al Excmo. Sr. Conde de Lerena, por el mismo. (Véase la Historia de García Fernández).

Informes á S. M. y Real Junta de Comercio, Moneda y Minas, sobre algunas producciones naturales descubiertas en estos últimos tiempos en los dominios de España y otros trabajos, de D. Domingo García Fernández, inspector general de Ensayos de Moneda, comisionado del Ministro de la Real Hacienda y de dicha Jun. ta para los asuntos de Química, etc.-De orden superior. (Madrid, 1798).

Terrenos auriferos de Extremadura, por D. Amalio Maestre. (Tomo II, de la Revista Minera).

pañoles, cogiéndoles 4,800 prisioneros, 500 caballos y 88 banderas.

Sería muy largo narrar aquí esta parte histórica del Tajo, cuyas bocas corresponden á los 13°40' longitud, 40°45' latitud. El Guadiana nace en los catorce manantiales de Villarrubia, conocidos por los Ojos del Guadiana. Los primeros nacimientos son tres: Canal, Cercano y Mari-López, que forman el río que recorre hasta entrar en el Océano Atlántico, por Ayamonte, 594 kilómetros, recogiendo las aguas de más de 100 ríos y arro yos. Los más principales de aquellos son: Azuer, Záncara, Rus, Osa, Córcoles ó Florida, Gigüela, Riansares, Amarguillo, Ba ñuelos, Jabalón, Bullaque, Milagros, Alcobilla, Valdehornos, Bo. donal, Estena, Guadarranque, Guadalupejo, Valhondo, Silvadillo, Zújar, San Pedro, Aguamatillas, Guadarramilla, Buey, Guadelmez, Horcajo, Navaluengua, Guadamora, Valdeazogues, Gargantiel, Alcudia, Esteras, Gualemar, Hermanas, Ajo, Guadalefra, Molar, Ruecas, Pizarroso, Gargaliga, Alcollarín, Hortigas, Guadamez, Burdalo, Matachel, Conejo, Retín, Valdemeden, Palomillas, Albarregas, Aljucén, Lácara, Cordobilla, Guadajira, Albuera de Zafra, Aguas Claras, Robledillo, Albuera de Feria, Antrín, Albuera, Los Prados, Los-Linos, Chicas-Piernas, Santa Coloma, Alcazaba, Lureanilla, Guerrero, Toya, Aguas Blanquillas, Gévora, Zapatón, Sausustre, Albarranega, Rivilla, Valverde, Táliga, Frega-Muñoz, Alcarrache, Algolí, Ardila, Bodión, Parrilla, Múrtiga, Calinte, Cortegana, Sillo, Gargallón, Chanza, Cubos, Alcalaboza, Malagón, Albaca, Guadiana Alto, Odiel, Oraque, Rivereta, Fresnera, Meca, Bujarda, Tinto, Madroño y Piedras.

La fábula ha inventado que este río tenía un puente de siete leguas, sobre el cual pacían multitud de rebaños. Fr. Juan Bautista Moles, con una candidez que encanta, dice: «Este es

el río de quien se relata que tiene en España una puente de > seis leguas en largo: en la cual pueden apacentar diez mil > cabezas de ganado: porque en Castilla á los principios de la

> corriente de su nacimiento se hunde y pierde, y viene á salir siete leguas adelante... Los que esto dicen lo confunden con otro río Guadiana, que nace en Ruidera y confluye en el Zánca. ra, siete leguas más arriba de Villarrubia de los Ojos, donde están los catorce manantiales que dan origen al Guadiana que corre hasta Ayamonte, sin necesitar la confluencia del río Záncara, que por lo regular suele secarse anualmente en primero de Agosto, en tanto que de los Ojos de Guadiana brota el agua á borbotones, sin que haya memoria de haberlos visto enjutos. Los romanos llamaron á este río Anna, del que hablan Plinio y Estrabón. El primero dice que tenía su origen en la Celtiberia; el segundo que corría por la parte áspera de esta región y desembocaba por dos bocas navegables en el mar, de donde se podía venir hasta la ciudad de Emérita-Augusta (1). Ptolomeo coloca las fuentes del Anna (2) en el grado 14 de longitud. Dividida España en Tarraconense, Bética y Lusitana, dicho río fué el término divisorio de estas tres provincias romanas.

Los árabes llamaron á este río Guadi, Guadal y Gua-al-ana. No falta quien afirma que también se llamó Gualman.

Las ciudades que baña este río, en su curso por Extremadura, como asimismo el Tajo, las citaremos oportunamente en el curso de esta obra, para no anticipar aquí lo que hemos de decir más ordenadamente.

(1) Estrabón dice que la Lusitania era muy opulenta en virtud de las ventajas que por gozar de ríos navegables le adquiría el comercio; con cuya expresión de ríos en plural da á entender que no era sólo el Tajo, sino también el Guadiana navegable; pues son los dos únicos ríos principales que bañan la Lusitania. Pero más claramente lo dijo á la pág. 140, donde afirma que el río Ana entraba en el mar por dos bocas, que ambas servían á la navegación: Anas fluvius duobus se evolvens ostiis quorum singulæ sunt navegationes. (Historia de las antigüedades de Mérida, por Fernández Pérez, pág. 21).

(2) ...el famoso río Guadiana llamado antiguamente el río Ana, que dividía la Provincia Bética de la Provincia Lusitana, y agora divide los Reynos de Castilla de los de Portugal, por algunas partes, desde Badajoz, hasta la mar donde entra por el puerto Ayamonte. Este vocablo, gua, significa en lengua arábiga, aguas; y como los Moros poseyeron á España tantos años, llamaron á este río, gua, de Ana, que era decir, aguas de Ana, ó río de Ana, en Guadiana. (BAPTISTA MOLES, Memorial de la Provincia de San Gabriel, C. LIII, pág. 153).

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de la Meancera, junto à Grasco, ofrece una bonita cascada de Pocas caídas de aguas se conocen en este país. El Chorro Linos 100 metros de altura; la Caida de la Cervigona, próxima al Acebo, no baja de 50 metros de desnivel; las que ofrecen 1 as aguas del río Cabril, desde su nacimiento hasta las huertas de la villa; las que nos da el río Jerte, entre Honduras y Cabezuela; la de Ambroz, próximo á Hervaz, y últimamente las que cia, muchos de las Hurdes y de Sierra de Gata, no pocos de Guadalupe y San Pedro y algunos de Jerez de los Caballeros y del término de Llerena. mayor parte de los riachuelos de la Vera de Plasen

Guadalupe, se reconoce en sus aguas ferruginosas bicarbonata-
La fuente mineral de Loro, situada á cinco kilómetros de
das, iguales condiciones médicas que las de Puerto-llano (Ciudad
Real) según la obra del Dr. Forner y Segarra (1); las dos de
aguas termales en Baños de Montemayor son notables, y á juz-
gar por los profesores Martínez Serrano, Rodríguez Solano, y
Lletget, superan á las de Ledesma y aun á las de las dos Alha
mas (2); y finalmente, la fuente de Alange, de aguas bicarbona-
tadas cálcidas, es tan celebrada como las anteriores, pues aparte

descubierta en las sierras de Guadalupe: la escribió el Dr. D. Francisco Forner y
(1) Disertación de las virtudes medicinales de la fuente de Loro, nuevamente
tra Señora de Santa Maria de Guadalupe. (Madrid, Imp. de Sancho, 1780).
Segarra, médico honorario de familia del Rey N. S. y del Real monasterio de Nues-

pueblo de Baños de Montemayor y Béjar, por D. Francisco Martínez Serrano. (Siete
(2) Investigaciones hidrológicas en particular sobre el manantial termal del
Memorias impresas: 5 en Plasencia, las primeras, y las dos últimas en Cáceres;

tres en 1842, una en 1843 y dos en 1845).

de Salamanca, último catedrático en la misma de la de Astronomia, socio de varias tor D. Cristóbal Rodríguez Solano, del antiguo gremio y claustro de la Universidad Virtudes medicinales y análisis del agua minero-medicinal de Baños, por el docCorporaciones científicas y económicas, director de baños y aguas minerales por logo por D. Francisco Cañamaque (segunda edición).-(Madrid, Imp. de J. A. GarBaños-de-Baños (viajes por mi patria), por D. Nicolás Díaz y Pérez, con un pró

Su Majestad desde 1829, y actual de los de Baños. (Cáceres, 1850).

cía, 1881).

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de que su manantial es muy conocido desde los tiempos romanos, aun creen algunos que fueron ambos establecimientos, el de Baños de Montemayor y el de Alange, balnearios de salubridad y descanso para las legiones de Italia. Después de los siglos transcurridos desde el conocimiento de estas aguas, hoy gozan de fama europea.

Ocho obras conocemos sobre estas aguas de Alange (1) y bastan los nombres de los autores para reconocer las virtudes médicas de las mismas.

Junto á Santibáñez el Alto existe la Fuente polvorosa, con abundante agua hidrógeno-suturado y á la temperatura 15°5, siendo 11°5 la del aire á la sombra. Otra fuente sulfuro-fría se ve á cuatro kilómetros de Zorita, de escasa importancia por su pobre caudal, como tampoco la tienen, por la misma causa, la de San Gregorio, junto á Brozas; la de Hedegosa, próxima á Ceclavín; la Fuente del Oro, en término del Castañar; la Trampal, junto á Carmonita; la del Carrasco, al E. de Almoharín; la del Padre Mateo, próxima á Valencia de Alcántara; la Herrumbrosa, de Cilleros y otras muy inferiores en La Hava, Garlitos, Casar de Cáceres, Membrío, Campo, Granadilla, La Aliseda y Botija.

(1) Disertación sobre las aguas minerales de Alange, por el Dr. Alsinet, médico militar de Mérida. (Ms., 1751).

Breve discurso sobre los baños termales que tuvieron los romanos cerca de Alange en Extremadura, por D. Mariano Madramany y Calatayud. (Ms. en la R. A. de la H., letra E, 166).

Breve memoria acerca de los baños de Alange, por D. Zacarías Gómez Bueno, director interino del Establecimiento. (Ms.)

Memoria sobre los baños de Alange, presentada al concurso de 1829 para la provisión de las direcciones vacantes de aguas minerales. (Ms.)

Baños minerales de Alange, por D. José Benito Lentijo, director de baños. (Badajoz, 1830).

Memoria sobre los baños de Alange, presentada por D. Luís Colodrón al concurso de 1838 para la provisión de vacantes de baños. (Ms.)

Monografia de las aguas y baños de Alange, por D. Julián de Villaescusa, doctor en medicina y en cirujía, actual visador del Establecimiento, etc. (Madrid, 1850). Baños de Alange. -«Su historia, descripción y efectos maravillosos de sus aguas », por D. Abdón Berbén, antiguo médico titular de la misma villa y actual propietario del Establecimiento. (Ms.)

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